Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otro… Vive tu propia vida. Todo lo demás es secundario Steve Jobs
Este diario es al menos mi brújula en una existencia que nos sorprende sin norte. llenos de incertidumbres y en la cuarentena más larga e improductiva del mundo. Es difícil el tiempo, siempre creemos que nos falta para esto o para lo otro; ahora nos sobra y no podemos con él. Porque el tiempo tiene sentido si es productivo, para uno, en el sentido que uno quiera darle. Pero cuando nos obligan a darle un solo sentido, que es el de contar la muerte y paralizar el resto, nos quedamos varados en el miedo y eso es muerte segura.
Muchos experimentaron la pérdida de noción del tiempo desde que comenzó la cuarentena obligatoria por coronavirus. Son muy pocos los que afirman que durante el confinamiento el tiempo se pasó volando y por lo general son frases hechas que responden a ideales políticos y no a la realidad.
Ahora bien¿qué hacemos con lo que recordamos en este tiempo obligado? Hay dos percepciones en danza ante esta situación, una que podríamos llamar prospectiva y sobre cuán rápido pasa ahora mismo y otra retrospectiva, que sería cuán rápido pasó la semana , el año o la década pasada. Y la vida real queda entre ellas.
Vamos pasando el tiempo en una confusión de días idénticos nos lleva a crear pocos recuerdos nuevos, que es fundamental para nuestro sentido de percepción del tiempo. Los recuerdos son una de las formas en la que medimos cuánto tiempo pasó. Nos estamos quedando sin recuerdos, y con la pérdida de los adultos mayores, sin memoria.
Se pierde la noción del tiempo durante el aislamiento. Y en Argentina es interminable. Nos llenaron de “horas vacías” ante la falta de reuniones con amigos, familia o salidas. Para cubrir esos vacíos y no aburrirse muchos buscaron actividades para realizar, sin embargo los días pasan y cada vez los días se parecen más. Vivimos una y otra vez un mismo y fatídico día que solo nos deja sinsabores y muertos. Crece la dualidad dada porque, mientras el día a día se hace largo porque tenemos horas vacías, los recuerdos de los días pasados son menores a los que teníamos cuando no estábamos confinados, entonces nos parece que se hubiera pasado rapidísimo. Nos quedamos sin tiempo, cuando aparentemente nos sobra.
El paso de las horas, cuando vivimos mucho más en el presente y no planificamos tanto el futuro porque es incierto y lejano, es lento, porque ese proyectar es algo que nos lleva bastante tiempo en condiciones normales del día a día sin cuarentena. Y es entonces que nos preguntamos atontados ¿Qué día es hoy?
Y aquí me encuentro, en un diario de sábado en cuarentena, con noticias poco alentadoras recordando los dichos de San Agustín: «¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Pero si tuviese que explicárselo a alguien no sabría como hacerlo.» Sin palabras.