Diario de Cuarentena: ¿Aborto seguro para quién?

Tengo muchas cosas para decir sobre este tema, pero también sentimientos. El principal es de tristeza. Una tristeza profunda que no se basa en creencias, sino en el dolor tremendo de haber perdido un hijo. De saber lo desgarrante que fue, pero no sólo para mí, que fui su madre, sino para Marcelo, su papá. Entonces cuando se trata de aborto se juegan más que principios progresistas. Se juega nuestra identidad.

Vivimos diciendo que somos latinos, que somos la patria grande, que pin que pan. Qué mujer latinoamericana se siente identificada realmente con abortar. Hablo de los originarios, aquellos que decimos queremos defender y hasta identificarnos. Por otro lado, se dice que es por las muertes de mujeres que por supuesto ninguna debe morir por un aborto ilegal. Pero partamos de que no deberían hacerse abortos ilegales. Que hay métodos anticonceptivos y que las acciones en la vida deben tener consecuencias.

Así estamos por el está todo bien de las últimas décadas. Se dice que es un tema de salud pública, pero en la Argentina el aborto está despenalizado desde 1921 por causales: es decir, en los casos en que el embarazo fuera producto de una violación o pusiera en riesgo la salud integral de la persona gestante. Lo que el nuevo proyecto legaliza y enfoca desde la salud pública es la posibilidad de interrumpir voluntariamente el embarazo. Además, realiza modificaciones en el Código Penal. 

Es decir una mujer decide sobre el derecho de otra vida. No debe explicitar motivo, no tiene que haberlo, entonces me planteo: ¿aborto seguro para quién? Para la vida del bebé no hay protección ni derechos ni seguridad. Se garantiza el derecho a acceder a la interrupción voluntaria del embarazo con el solo requerimiento de la mujer o persona gestante hasta la semana catorce (14), inclusive, del proceso gestacional.

Todas las madres sabemos que a esa altura tenemos un bebé en nuestro cuerpo, uno que sentimos, uno que late, una vida. Y esa vida, se concibió de a dos. Hay una voz que tampoco parece tener derechos. La paterna. Coincido con  Cynthia Hotton cuando dice: «Argentina es un país federal y esta es una agenda de las clases más altas y de las grandes ciudades”. Y la verdad es que no quiero que mis impuestos paguen abortos a chicas que no previenen sus actos. Tampoco quiero que vayan presas, por eso, aún en la clandestinidad, prefiero despenalizarlo y que la conciencia personal las asista.

Prefiero salvar las dos vidas.

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito dice textual: Queremos que los derechos sexuales y los derechos reproductivos sean reconocidos como derechos básicos de todas las personas. Para eso, es necesario garantizar el acceso universal a los servicios públicos de salud y educación que los sostienen. Pero no consideran persona al hijo por nacer, ni al padre. Es gregario.

No conozco a ninguna mujer de trabajadora, humilde, que piense en abortar, mucho menos que se niegue a seguir con un embarazo que implique un hijo diferente. Como en muchos temas en Argentina, una minoría, ahora apoyada por el gobierno que quiere sumar puntos a su fracasado proyecto político, una minoría que piensa que la vida no vale la pena, y la subordina a deseos egoístas, es probable que imponga una ley mala, sin reflexión y sin consenso federal.

Es cierto que no obliga a abortar a quien no lo desee, pero obliga a pagarlo. Es cierto que mueren mujeres por abortar fuera de la ley, pero hay métodos anticonceptivos y en último caso adopción. Es cierto que es nuestro cuerpo femenino, pero también hay espermas masculinos que dieron junto a nuestro óvulos origen a la vida. No hubiéramos nacido ninguno de los que agitamos pañuelos verdes o celeste si nuestras madres pensaran como quieren obligarnos a pensar.

Nunca estaré a favor de ninguna muerte. Deseo salvar las dos vida. Apruebo la despenalización. No acuerdo con la gratuidad. No tenemos porqué pagar todos las decisiones personales.

Por último, en un año lleno de muertes, tratar este proyecto en un momento en el que hay una crisis sanitaria y económica terrible, claramente demuestra o una irresponsabilidad o una necesidad de entretenernos con un debate que no nos lleva a ningún lado. Perdón, en realidad, un debate que nos divide aún más.

Diario de Cuarentena: El embalaje

En el día de los fieles difuntos, o día de los muertos, que es una celebración basada en la doctrina de que las almas de los fieles que al tiempo de morir no han sido limpiadas de pecados veniales, o que no han hecho expiación por transgresiones del pasado, no pueden alcanzar la Visión Beatífica, y que se les puede ayudar a alcanzarla por rezos y por el sacrificio de la misa, y jugando con la idea pagana de que los muertos vienen la noche anterior a compartir nuestras comidas, propongo pensar en este día cristiano, desde el lugar que quieras, a los muertos de estos últimos meses, del último año, como el contenido de un embalaje siniestro que nos han querido vender.

Nos trataron de empaquetar en relato, que lo importante es la vida, pero solo hablamos de muertes, que vinieron a cuidarnos, pero solo nos matan de hambre, de ignorancia y de tristeza, que vinieron mejores, pero solo han perfeccionado la impunidad, que les importa el pueblo, pero el ministro es made in y prueba sus teorías bobas con nuestra economía. Que la riqueza es mala, salvo que sea de ellos, que la patria grande esto o lo otro, pero la patria grande es así si es populista. Traen versos setentistas como si fueran rezos, algo que nos dió como país muerte y división. Versos obsoletos y para no hacerse cargo apelan a clásica retórica de los que no tienen qué decir vida/muerte, buenos/malos, y otras mediocridades similares.

El gesto que las mentalidades más críticas de este periodo se atreven a realizar no fue, en principio, más que eso, un gesto, pero repercute significativamente a la hora de plantear las viejas y nuevas preguntas sobre la vida. Los modelos habituales se ponen en cuestión, como el derecho a la propiedad, cuando menos porque se empaña la aureola de credibilidad de los derechos adquiridos. A partir de allí, la ideología dominante o emergente ha ido jugando con la articulación y definición del pensamiento único. Pero veamos que hay detrás del embalaje, y honremos nuestros muertos. Porque por ahora hay solo eso: muertos de hambre, muertos de covid, muertos de miedo, muertos en vida.

Al fin de cuentas lo importante es vivir. La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.Epicuro de Samos

Diario de Cuarentena: La Valla

Ayer, domingo lleno de malas noticias, comencé a ver una serie española premonitoria hecha en 2019. La Valla, que me produjo una profunda angustia porque mezcla todos mis miedos, que no son precisamente a la enfermedad o la muerte-ambas nos acompañan como humanos- sino al medio ambiente, a la deshumanización y al autoritarismo, que siempre lleva al descontrol de los humanos y a la locura del poder. La serie habla de que un virus afecta a la población de forma desmesurada. De hecho, cambia el mundo tal y como lo conocemos y el comportamiento de los miembros de la sociedad. Se deben hacer pruebas a los ciudadanos para comprobar si dan positivo en el virus y, si resulta que sí, son confinados junto con sus seres queridos, tal cual lo que hoy vivimos. La única forma de pasar de una zona a otra es cruzar la valla que separa, para lo que será requisito disponer del salvoconducto reglamentario. No dista en nada a una Argentina llena de vallas entre ciudades y provincias y de prohibiciones y permisos para transitar. La miseria humana en su máximo esplendor, porque hay unos pocos, los supuestos «cuidadores» que viven como siempre, o mejor que nunca, explotando al resto que dicen proteger.

La serie va más allá, con manipulación de niños para una vacuna, y con «informantes» entre los ciudadanos. Lo primero espero que nunca ocurra, lo segundo ya lo padecemos. Vivimos cyber vigilados, con un aparato de secuaces denunciando a sus vecinos, como si fueran inmunes y con la idiotez de siempre cuando el miedo cunde.

Recomiendo verla, aunque angustie, para lograr evitar aquellos males que aún no padecemos, a ver si los que hoy se sienten con una moral social de otra alcurnia y no pelean por la libertad, se dan cuenta que los virus son virus, siempre existieron y van a existir y no somos inmunes, LLevamos un millón de muertos en el mundo por COVID, de Cáncer se mueren 9 millones y del corazón 18 millones, y no contamos a diario la muerte como con este virus. Es probable que por un par de años convivamos con el flagelo de esta enfermedad. Pero lo que sí podemos evitar es que abusen del poder, nos confinen a un anonimato social y político, unos pocos decidan por todos y se inmortalicen en sus culos millonarios sobre el sillón de Rivadavia. Seamos Libres, no construyamos Vallas, o Muros, llamalos como quieras. Seamos empáticos no nos denunciemos, seamos humanos. Las enfermedades más crueles no son las físicas. Ojalá esta tremenda serie de ficción no haya anunciado un mundo donde el nuevo orden emule lo peor del nazismo y lo supere.

Nadie quiere enfermarse, nadie quiere contagiar, nadie quiere morir. Pero no somos dioses, venimos a este mundo en un envase frágil. Nos podemos distinguir por ser cálidos, amorosos, creativos, solidarios, y por compartir, abrazar, besar, amar, procrear, crear. No perdamos lo importante de vista. No cesemos en la defensa de la libertad. La vacuna para un virus llegará, pero podemos perder menos en el camino. No nos perdamos como sociedad. Ese es el inefable temor que me aqueja, saltemos la valla. Por favor.

Diario de Cuarentena: Remembranza

Buen día, se acerca la primavera y seguimos igual, peor en realidad. Extraño mucho mi ex vida. Aquella en la que mis amigos mostraban la cara, en la que no éramos enemigos por pensar diferente. La época de las posibilidades y los encuentros, los abrazos sinceros que calmaban males. Un beso era bienvenido y las carcajadas o el karaoke significaban alegría y no muerte. Es tal la soberbia política en nuestro país, que nos hemos olvidado de lo que significa como ciencia.

La ciencia política constituye una rama de las ciencias sociales que se ocupa de la actividad en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por seres humanos libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común.Es la ciencia social que estudia el poder público o del Estado. Promoviendo la participación ciudadana al poseer la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para garantizar el bien común en la sociedad.

¿Cuánto de eso se cumple hoy? la acción autoritaria de un presidente elegido constitucionalmente es posible gracias al miedo creado en la población. Y el concepto falaz que instalaron sobre el encierro como método para gestionar una pandemia que nos llegó como a todos, incluso peor que a muchos, porque nos toma agotados, con las defensas bajas y los bolsillos vacíos. Quiero pensar que creen que es mejor y no que usan el modelo cuarentena a piacere, pero mis buenas intenciones se caen a pedazos cuando escucho las bárbaras expresiones del presidente demagógico criticando a la ciudad que elige para vivir. O al gobernador bardeando como si estuviera en la tribuna mientras su gestión hace agua, o a Grabois incitando a ir contra la propiedad privada y aplaudiendo expropiaciones brutales. Ayer oía a una mujer que decía en una toma de tierras: es que no tenemos nada, queremos un terrenito para tener algo. El medio que la entrevistaba nunca la expuso,. en esta nueva argentina donde ser ladrón o delincuente es premiado y haber trabajado para tener algo se castiga. Nadie le preguntó por qué cree que está bien tomar lo ajeno, sacarle a otro lo que logró con esfuerzo. El concepto de que lo de el otro es de ellos, es cultural y es apoyado por millones de oportunistas políticos que resguardan sus bienes y sus billeteras abultadas pero prodigan odios hacia el prójimo. Increíble.En el sur toman e incendian viviendas con gente adentro, pero no es nada para el gobierno.

A más de 160 días de la cuarentena, seguimos aislados dentro de nuestro propio país. Seguimos enfermos, más que nunca, llegando a alcanzar a o pasar en casos y muertes a aquellos que criticaban en filminas, pero no hay autocrítica, no se entregan y denuncian de una vez por todas que se equivocaron. Ojalá los gobiernos municipales, leales al gobierno u opositores no sigan el mal ejemplo y se enfoquen en testar y anillar para evitar la masividad de los contagios, aunque por lo que veo, siguen la política de pensar que es mejor ahorrar test que cuidar vidas. Un caos sanitario, político y económico del que nadie va a salir ileso. Me da mucha pena la intelectualidad obsecuente y la falta de pensamiento crítico de nuestros filósofos. En un momento donde la ciencia médica no tiene respuestas o son engañosas, debemos creer en la humanidad, tal como cierra Camus en La Peste: «….y para decir simplemente algo que se aprende en medio de las pla­gas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.»

Diario de Cuarentena: Los unos y los otros

«Solo hay dos o tres historias en la historia de los seres humanos y se repiten tan cruelmente como si nunca hubieran sucedido.»
Willa Cather

Un diario es un diario, es decir cuenta una vida. Hoy me desperté riendo por un sueño alocado que no recuerdo y llamando a Marcelo como todas las mañanas. Saber que está cerca me hace sentir que despierto en casa. Porque mi casa es él, aunque me enoje, lo enoje y a veces nos digamos cosas que ambos sabemos que son falsas; somos nuestro hogar. Mi mano en su mano adquiere sentido, su mirada en la mía se embellece. El amor adulto tiene esas magias. Claro que después viene la realidad, y golpea. Nos enroscamos en las miserias del gobierno, en la tristeza de la pandemia, en la ineficacia de la cuarentena. Pero igual cocino algo para la familia, y me preocupa el exámen de Nico, que estudia solo en la quinta porque se ahoga en casa, y extraño a mi hija que trabaja e intenta crear su propia vida, gracias a dios pude darle las herramientas en educación y crianza para que no me extrañe y sea libre. Y Papá me llama con disimulo para ver que cociné, así se cruza. Mi mundo es pequeño, pero no difiere del de otros. Porque los unos y los otros vivimos una y otra vez las mismas vidas. Aburridas y Maravillosas.

Tengo parcial del posgrado y me estreso como si mamá viviera y me exigiera nota, me río cuando la pienso, porque ya comprendí que el amor no se va, y extraño mucho a mis amigas que son las que deseo tener a esta altura de la vida.

Les uns et les Autres (en español Los unos y los otros) es una película francesa del año 1981, dirigida por Claude Lelouch. Se trata de un musical épico, generalmente considerada como la obra maestra de Lelouch, junto con Un hombre y una mujer. Ha ganado el Gran Premio a la Técnica en el Festival de Cannes de 1981. Cuatro familias, cada una de ellas procedentes de un país distinto -Rusia, Alemania, Estados Unidos y Francia-, viven una relación intensa con la música que se ve perturbada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. El conflicto bélico interrumpe sus carreras de músicos y bailarines y cambia sus vidas. A lo largo de los años y las generaciones, estas familias intentan superar los contratiempos mientras mantienen sus vínculos con la música. Las historias de los personajes, de distinta procedencia, se entrelazan hasta llegar varios de ellos a asistir a un mismo concierto benéfico, en el que coinciden un pianista con pasado nazi y un judío francés superviviente del Holocausto. Los unos y los otros, trata de un crisol de gentes, como nosotros.

Hoy atravesamos una pandemia, que es otro tipo de agresión, y por suerte sobrevivimos casi todos a esta nueva epidemia humana. El casi duele, pero el todos debe pesarnos más. Para comprender que en la unión podemos reconstruirnos, viviendo la vida, creyendo en el amor, la resistencia, el esfuerzo, el trabajo, los valores, porque en última instancia, los unos y los otros, somos iguales.

Diario de Cuarentena: Vida Sencilla

Estamos en una semana gris, de muchos grises, algunos negros y algunas profundidades ajenas al color. Siete inquietos días donde los que deben hablar callan, y los que hablan quiebran en tonos desagradables. Un par de meses atrás todavía creíamos. Ya no. No hay en quién creer ni en qué. Cuando los de siempre siguen construyendo inequidades y la sociedad toda se debate entre la razón y la locura, yo propongo retomar lo simple. La vida sencilla. La que tiene reglas claras. Un semejante soy yo con otra piel. No nos matemos, no nos robemos, no destruyamos la poca trama social que nos queda. La vida puede ser mejor, más limpia, sin tantos dobleces que nos hieran. No podemos llegar al poder hasta las próximas elecciones, pero podemos ser buenos ciudadanos, buenos vecinos. Comprender al otro en vez de juzgarlo. Escuchar al que disiente y no denostar, buscar el punto de coincidencia para construir desde allí. Comprender que la diversidad es la riqueza, y que si nos mantenemos en la ignorancia del otro, nos volvemos ignorante. Estos últimos meses, les cuento, he padecido muchas agresiones, solamente por disentir. Por no apoyar un proyecto que para mí, y a los hechos me remito, nos lleva al derrumbe. Pero no agrego a quienes lo profesan, solo digo lo que pienso. Eso hace que sea mucho más indeseable en mis ámbitos que hace seis meses o siete atrás. Pero no importa. No siempre las personas comprenden las diferencias, o las respetan. SIn embargo, sigo en pos de un mundo donde el otro, distinto, variopinto, estimado, sea tan importante como yo. Una vida en la que no irriten los hechos ciertos, y en la que no construyamos post verdades para pertenecer. Octavio Paz escribió como nadie de que se trata «La Vida Sencilla»

Llamar al pan y que aparezca
sobre el mantel el pan de cada día;
darle al sudor lo suyo y darle al sueño
y al breve paraíso y al infierno
y al cuerpo y al minuto lo que piden;
reír como el mar ríe, el viento ríe,
sin que la risa suene a vidrios rotos;
beber y en la embriaguez asir la vida,
bailar el baile sin perder el paso,
tocar la mano de un desconocido
en un día de piedra y agonía
y que esa mano tenga la firmeza
que no tuvo la mano del amigo;
probar la soledad sin que el vinagre
haga torcer mi boca, ni repita
mis muecas el espejo, ni el silencio
se erice con los dientes que rechinan:
estas cuatro paredes, papel, yeso,
alfombra rala y foco amarillento?
no son aún el prometido infierno;
que no me duela más aquel deseo,
helado por el miedo, llaga fría,
quemadura de labios no besados:
el agua clara nunca se detiene
y hay frutas que se caen de maduras;
saber partir el pan y repartirlo,
el pan de una verdad común a todos,
verdad de pan que a todos nos sustenta,
por cuya levadura soy un hombre,
un semejante entre mis semejantes;
pelear por la vida de los vivos,
dar la vida a los vivos, a la vida,
y enterrar a los muertos y olvidarlos
como la tierra los olvida: en frutos…
Y que a la hora de mi muerte logre
morir como los hombres y me alcance
el perdón y la vida perdurable
del polvo, de los frutos y del polvo.

Diario de Cuarentena: Caja.

La libertad suena donde las opiniones chocan. Adlai E. Stevenson

Buen domingo para todos, Tres meses y medio atrás, no teníamos conciencia del valor de la libertad en la que vivíamos. Y hoy no tenemos conciencia del sentido de esclavitud que adquirimos. Cada vez más el otro es un enemigo mortal. Los gobiernos sostienen que es delito federal ver a tus amigos, o reunirse. ¿Saben desde cuando no ocurre esto? Sí, lo saben. Pero hacer cola con desconocidos no es peligroso, tener trato cotidiano con el panadero o verdulero tampoco, ir al banco o al cajero para pagar impuestos no nos hace nada. Ahora, si se te ocurre festejar algo podés ir preso. Si te pegás un abrazo con tu viejo, lo querés matar.

Muchos dicen que esto es cavernícola, y es verdad. Pero veo algo peor, esto es debilitante, Nos quiebra, nos deja sin cable a tierra. Y para comprender que está todo mal, digamos que abrimos la sociedad cuando más casos tenemos, o sea estuvimos encerrados tres meses por las dudas y cuando el virus finalmente llegó comenzamos la apertura. Una payasada. Lamento no creer en la bondad de las autoridades, prefiero confiar en gente que conozco y a la que no puedo ver. Los ancianos cada vez más tristes y flojos porque a diario les recuerdan que la muerte esta cerca, pero esta vez además los aisla. Tenemos a los niños y a los adolescentes hace tres meses y medio encerrados por las dudas. ¿Por las dudas qué? que un virus contagioso pero de muy baja letalidad les agarre? Entonces vivamos para siempre en una caja de cristal hasta que nos muramos asfixiados por el propio monóxido de carbono. Porque hay mucho riesgos aparte del corona, podés contraer muchas enfermedades en la vida, y sí, también te podés morir.

Yo quiero hacerlo lo más tarde posible, pero libre. Eligiendo. Sintiendo que hay futuro y que no depende de paladines mediocre que solo quieren cuidar su trasero. Mientras nuestros jóvenes son «asesinos irresponsables» si se quieren juntar. Basta de privilegios para pocos y encierro para todo el resto. Exijamos transparencia e idoneidad. Porque si no lo hacemos, no hay libertad y sin libertad no hay mañana.

Diario de Cuarentena: Pérdidas

Te fuiste de madrugada,con los tres rodeándote. Tengo en mi palma la sensación de tu mano dejando la vida. Nueve años atrás. Tan joven. SIn embargo, con el tiempo comprendí lo eterno. Cuando la angustia primera cedió y el llanto dejó paso a la resignificación. Tanto vivido, tanto aprendido tras la muerte.Hoy puedo sentarme a sonreir mirando tus verdes, viajar por Córdoba recordando tu risa, amar a tu familia, la del Líbano, esa que nos inculcaste, de la que nos apropiamos desde niños, y recibirlos en casa y festejar la vida en común.

SIn embargo, el mundo no es lo mismo sin vos. Perdió patria, no en vano naciste un 9 de Julio, perdió frases grandilocuentes, perdió pedidos para el que lo necesitara, ropa comprada para otros, perdió kebbe, niños envueltos y dulces árabes, perdió ñoquis de papa amasados entre juegos y tanta pero tanta fuerza, que hoy, te prometo que solo hoy, me voy a permitir aflojar un rato, para que la madre que soy hoy, tome fuerza, respire, te recuerde y se acerque un poco a la madre que fuiste. Te mando al cielo que hayas elegido mi sencillo poema.

Llevo tu cedro clavado en mi sien

Acaricio con manos que se te parecen

Y sostengo desdichas que enjuago siempre

En un coral que plantaste en mi patio una vez.

Desde antes, antes de los olores envueltos en parra

Fuiste niña de trenzas y silencios,

te anunciaste con piruetas de milhojas

para abrirte como un lirio ante esos ojos

Supe de tu voz entre otros ruidos,

En un eco amniótico que era síntesis

Y  me aferré a tu falda tantas tardes

De soles concéntricos y miedos.

Me comí tu tiempo, con la voracidad infante

Te enojé, te mentí, te enaltecí, te sucedí,

Te necesité, te cuidé, te maté, te amo.

Te amo asiendo lo inefable y eternizando

El sentimiento en mí. Por eso te llevo.

Diario de cuarentena: Eterno

«Una obra de arte es un gozo eterno». *John Keats.

El concepto de eternidad, relacionado con el de inmortalidad, se refiere, popularmente, unas veces a una duración infinita y sin límites, y otras designan una existencia sin tiempo o fuera del tiempo. Como sociedad estamos en un oxímoron porque la eternidad en este caso se juega con el concepto de finitud. Nos encierran no sabemos hasta cuando, una eternidad, porque somos mortales.

Mientras pienso esto en el día 101 de cuarentena, temo, otro temor más, que mi diario se vuelva eterno y deje de tener sentido. Porque lo eterno aburre. La vida es interesante y es un reto deseable porque tiene un fin. La conciencia de venir con una muerte al hombro es lo que hace tan gozable la vida. Pero si a diario, nos contamos como sociedad las muertes, nos mostramos las muertes, hablamos solo de muerte, ya estamos muriendo, porque matamos el deseo. Y si le agregamos el encierro, las prohibiciones, el autoritarismo, las selecciones arbitrarias sobre lo que es esencial, sobre quien puede o no ser libre de circular, trabajar, vivir; eso abruma de una forma inexplicable, nos aísla, nos encierra aún más. Estamos sometidos a un experimento pavloviano, de condicionamiento clásico, con la típica propaganda necesaria para tal fin. Salgamos de la cama que nos tiende el poder.

Por eso sigo escribiendo, a pesar del sinsentido de la repetición constante, para no quedarme en la inacción, en la búsqueda de un aroma a libertad que se pierde, que se va alejando, mientras la clase política cuida su miserable espacio de poder, a costa de la vida. De nuestra vida. Que no es eterna.

Diario de Cuarentena: acuarela

Volvió el calorcito, ¿será que hasta la naturaleza está en contra de la locura del 15/9 como fin de cuarentena? Y entonces nos regala esta especie de primavera húmeda, que nos hace resfriar, y toser, y engriparnos. Pero acordemósno que no podemos. Solo se puede tener COVID. Pareciera que estuvieran esperando que nos enfermemos todos de otra cosa, para no atendernos y dejarnos ir. La clase media, digo, los inmigrantes, digo, los que que levantaron el país. Porque ahora les tememos a los extranjeros, a los mocos, a las toses, y a la mar en coche.

Con sol y pesadez incluída, hoy debo ir al contador, porque los impuestos, la AFIP, ARBA y otros yuyos no trabaja pero cobra. La justicia ni se hace ni trabaja pero cobra. Los congresos no trabajan pero cobran, y los servicios están supuestamente congelados pero aumentan. Y así sucesivamente en una serie exponencial que parece seguir el criterio catastrófico de Malthus. Así que trataré de no fundirme en un mundo irónico donde los especuladores ganan plata y los chacareros y trabajadores la pierden.

La calle me saluda, como si me extrañase y siento el sol en mi cara, veo que hay mucha gente de hecho que es más libre que yo y sale igual. Pienso que tal vez logremos inmunidad de rebaño, con ésta nueva psiquis infectológica que hemos adquirido, pero la vida con barbijo es sólo una acuarela asfixiante de la que tuve. Así que me lo saco un momento, cortado por el grito de un vecino que antes me daba un beso y ahora me grita asesina. Aquelarres de una ciudad de provincia.