Páradais

Qué bien escribe Fernanda Melchor. Es lo primero que diré sobre esta obra que trae dejos de Carpentier en algunos pasajes. Qué pena que una autora de tal talla haya caído en lugares comunes, es lo segundo.

Y en el medio, transcurre una novela interesante con unas diez páginas finales sublimes. Con voz propia, Melchor nos trae a Polo, un joven sin deseos ni futuro posible que es casi una parodia de sí mismo, su encuentro con otro, de otra clase ( confieso que el tema clases sociales ya me resulta recurrente en las novelas contemporáneas) y que se ve envuelto en la obsesión de Franco, su amigo de mamúas y de puchos, dando origen a la tragedia, que redime a la autora de las excesivos «aquellos» con los que nombra al narcotráfico, en un intento infructuoso por dejarlo en segundo plano.

Melchor dice: «Quería mostrar lo absurdo de la violencia, lo innecesario de estas violencias que ocurren todos los días» Y lo hace, Páradais se mete en el terreno de la violencia pero también en las diferencias sociales, usando la relación entre un adolescente que vive en un barrio privado y otro que es el jardinero del lugar, ellos están en Páradais para mostrarnos como la obsesión y la alienación llaman a la crueldad, sin posibilidad de vuelta atrás. Hay personajes que podrían no existir, no tienen una gran justificación en la trama, y en las primeras cien páginas utiliza demasiados de recursos descriptivos y vulgarismos, en especial porque escribe en tercera persona. Aunque cada crítica que hago siento que la realizo sobre algo que está bien hecho. Es que Fernanda Melchor tiene más que dar, una lucidez literaria y un manejo de las palabras específico admirable.

La novela sobre el final nos maravilla, la técnica, los tiempos narrativos, la fuerza de la voz, y una estructuración sin aliento, para mostrarnos lo que sin duda viene diciendo Melchor con el resto de su obra: no hay paraísos, no los hubo ni los habrá.

Amuleto

“Esta será una historia de terror. Será una historia policía, un relato de serie negra y de terror. Pero no lo parecerá. No lo parecerá porque soy yo la que lo cuenta. Soy yo la que habla y por eso no lo parecerá. Pero en el fondo es la historia de un crimen atroz”

Así da inicio Bolaño a su novela, que transcurre en lo cotidiano hasta que, haciendo honor a su propia pluma, se eleva a lo irreal, a lo imposible, hasta vestirse de verdes que son visiones y pasados y futuros ciertos.

Muy Bolaño. Muy bueno.

Los diferentes episodios deshabitan las leyes de la causalidad narrativa para cumplir con el entramado simbólico que el autor propone, y que parece montado a una relajada temporalidad. Esta obra es una oda a la generación de jóvenes latinoamericanos sacrificados por dictaduras, no solo en el país que transcurre la historia, México, sino en el continente, y para ello sus protagonistas tiene diferentes nacionalidades..

Auxilio Lacouture es una musa alegórica y verdadera, amiga de la poesía y de los poetas, tal vez es ella la poesía misma y es quien nos cuenta. El texto tiene concretos significantes (las relaciones de la protagonista con los poetas españoles León Felipe y Pedro Garfias, con la poeta Lilian Serpas, amante del Che, con espacios de una oscura muestra de la homosexualidad de la época); pero son solo hitos donde apoyar otra historia, la que subyace, la que vuela, como cuando hace referenica a Orestes y Erígone, iluminando así fábulas de amor , venganza y muerte.

Los vínculos con su escritura anterior aparecen con Arturo Belano, uno de los dos detectives salvajes de su celebrada novela , y obsesiones que repite en sus obras. La clave de orientación que da en el párrafo inicial Bolaño se explica al final de obra con un crimen que nos queda demasiado tiempo sin llegar, pero todo el libro carga una poética histórica, existencial, tal vez la propia mochila del autor, que necesita exorcizar en este Amuleto.

“Desde el lavabo de mujeres de la cuarta planta de la Facultad de Filosofía y Letras, mi nave del tiempo desde la que puedo observar todos los tiempos” anuncia Auxilio para contarnos que la cronología se rompe en la novela y une el episodio y las muertes que desde el baño de la facultad de Filosofía y Letras vive la protagonista en 1968 en México, hasta la onírica amistad con la muerta Remedios Varo.

La protagonista principal de esta obra es la noche de Tlateltoco. Bolaño reivindica así a las personas muertas en esa noche convirtiendo el canto de esos muertos en su amuleto. “Y aunque el canto que escuché hablaba de la guerra, de las hazañas heroicas de una generación entera de jóvenes latinoamericanos sacrificados, yo supe que por encima de todo hablaba del valor y de los espejos, del deseo y del placer. Y ese canto es nuestro amuleto”.

No es el único autor en literatura hispanoamericana que ha tratado este tema. Elena Poniawtoska tiene titulada La noche de Tlateloco. Pero claro, Bolaño es Bolaño. Y es el autor que da nombre a mi sitio web, ese autor que une como nadie ficción y realidad, para encantarnos con su obra.

No les pienso adelantar más, porque quiero que lean Amuleto, que pasen por sus páginas anecdóticas y que se animen a continuar conociendo una historia, tal vez autobiográfica de este latinoamericano chileno, que en sus obras, se volvió sueño universal.

Soledad Vignolo participará del encuentro «12 poetas x jueves»

Por Redacción Grupo La Verdad

Los escritores juninenses Soledad Vignolo y Darío Lobato participarán hoy del encuentro «12 poetas x jueves», que se transmitirá en vivo por el Facebook de la Embajada de la República Argentina en México, con la presencia de poetas argentinos, mexicanos y españoles.

Vignolo contó a La Verdad que “este encuentro virtual de poesía se viene realizando todos los días jueves y sale en vivo para España, México y Argentina. Los países van variando porque hay poetas de distintas nacionalidades que van participando. Este circuito poético fue una iniciativa de Darío Lobato y yo me sumé junto a Claudia Tejeda, una poeta cordobesa. Junto a otros escritores de distintas latitudes, durante una hora en vivo, hacemos rondas poéticas”.

“En la edición de hoy, por Argentina estarán Guillermo Pilía, Martín Echeverría, Lidia Vinciguerra, Pedro Enríquez, Carolina Zamudio, Esteban Charpentier, Ana María Mayol, Lucía Carmona y Florencia Locelso.

Además, también participarán Vanesa Romero y Francisco Navarro, ambos mexicanos, por España estarán Pedro Enríquez y Ricardo Cuellar”, destacó.

La unión
La poeta juninense expresó que “la fuerza de este evento tiene que ver con la unión de continentes y es una idea que se está sosteniendo, porque la de hoy es la cuarta edición y se siguen sumando poetas de diversas partes del mundo. La idea de esta circulación de la palabra en cuarentena no es menor, porque estamos en un momento estático y queremos que las voces se escuchen a lo largo del mundo. Estos jueves poéticos son un aliciente para este momento donde ganan la angustia y la melancolía y las cuestiones del intelecto necesitan ser movidas”.

La cita es esta noche, a las 20, en el Facebook de la Embajada de la República Argentina en México, el de Darío Lobato y lo replican cada uno de los participantes.

Diario de cuarentena: Integración cultural

Ayer participé del primer Zoom de muchos en proyecto de integración cultural privada entre artistas argentinos y mejicanos. Contamos con valiosas presencias, entre ellas la poeta Claudia Tejeda y Darío Lobato, así como artistas visuales del país del norte y fotógrafos locales. Este mundo que ya no puede gestionar si no es en red, nos permitió crear lazos en un tiempo de aislamiento.

La calidez fue el eje, y los egos quedaron fuera de escena, porque la cultura era la muestra. La posibilidad de reflexionar sobre lo que nos ocurre, sus pro y sus contras, la posibilidad como dice La Padula de entrar en el cono de silencio necesario para producir un cambio artístico, una nueva esencia, un nuevo sentir mundial.

Capaz que a vos, que estás leyendo no te importa la literatura o el arte, pero tenés usos y costumbre, comés o tomás tal o cual comida típica, te bañás oyendo a Abel Pintos, o te emociona el Aconcagua cada invierno, te deslizas por los médanos de las playas oceánicas, o la paz te viene en un abrazo de los valles calchaquíes.

Eso también es cultura, es identidad. no hay posibilidad de que puedas evadirte. La cultura somos todos, no es propiedad de una élite, te regalo una pequeña muestra del Testamento de Pablo Neruda como cierre:

Dejo pues a los que me ladraron
mis pestañas de caminante,
mi predilección por la sal,
la dirección de mi sonrisa
para que todos lo lleven
con discreción si son capaces:
ya que no pudieron matarme
no puedo impedirles después
que no se vistan con mi ropa
que no aparezcan los domingos
con trocitos de mi cadáver,
certeramente disfrazados.
Si no dejé tranquilo a nadie
no me van a dejar tranquilo,
y se verá y eso no importa:
publicarán mis calcetines.