Nota Revista Veintitrés

https://www.veintitres.com.ar/cultura/Queria-hablar-de-la-hipocresia-social-de-los-miedos-de-la-muerte-de-la-impunidad-y-tambien-de-la-posibilidad-de-habitar-lo-sobrenatural-20240620-0034.html

CULTURA 23-06-2024 21:08 Hs.

«Quería hablar de la hipocresía social, de los miedos, de la muerte, de la impunidad, y también de la posibilidad de habitar lo sobrenatural»

 Soledad Vignolo acaba de publicar su novela No me cuentes que sos feliz.

Por Maria Helena Ripetta

«La novela tuvo una primera etapa donde solo fue deseo, nacido por ver a un niño con un cuis muerto que llevaba de la mano con tranquilidad, y comenzó a ser una intriga sobre cómo sería una niña con esa capacidad de aceptación de la muerte, así, de a poco, entre caminatas, fue construyéndose Lili, primero su cuerpo, luego sus características emocionales, tan particulares, tan impúdicas. Pero tenía que tener un contrapeso, y así decidí que la historia la contara María José, su prima, una niña/adolescente/mujer que en apariencia, sigue todas las reglas sociales de comportamiento, sin mucho esfuerzo y que responde al estereotipo de la época», dice la escritora Soledad Vignolo.

—¿Por qué el titulo?

—El título, que en la novela es una frase de Lili, representa la contradicción constante de una novela que elige ser políticamente incorrecta, que busca reflejar una realidad donde la sobrenatural está incluído y que además cuenta el fin de la dictadura y el inicio de la democracia, que telonean la historia de las primas. 

—¿En quien están inspiradas esta primas?

— Lili está inspirada en ese pibe callejero que me crucé, y María José es el modelo de chica de pueblo bien, pero bien rota también, con sus restos y sus bordes. No están inspirados en personas reales, aunque de algunas tome gestos, modos, o escenas

—¿Cómo definis a cada una de ellas?

—Lili forma parte de lo sagrado, es asquerosa, impune, cruel, terriblemente sincera, y capaz de trasmutarse. Lili es necesaria, es la que se atreve porque puede, la que no tiene miedo y pone a actuar los monstruos que ese mismo miedo construyó en nuestra niñez.  María José no sabe quién es. Para ser necesita a Lili, se pasó la vida buscándose y cuando llega a la juventud adulta sigue perdida. Sin embargo par. la sociedad, es una chica recibida y correcta que hace todo más o menos bien. Son lo mismo, en un sentido simbólico son la luz y la oscuridad.

—¿Qué es lo que las une?

—El hilo que construyeron cuando niñas, los miedos que las paralizaban, los juegos iniciáticos y el espanto ante una sociedad, padres incluidos, asquerosamente hipócrita.

—¿Por qué elegiste el humor negro para esta novela?

—Para que pueda soportarse. Si no tuviera esa cuota cínica, de humor negro, como bien decís, la historia que cuento sería inaguantable para el lector. Es necesario dejar que el cuerpo afloje ante tanto espanto, tanto dolor y tanta tragedia, y no hay mejor recurso que el humor oscuro, ese que nos sigue recordando que la historia horrible está ahí, pero que mientras tanto, nos relaja con una sonrisa, alejando la crueldad.



—Cuales eran los temas que querías tocar?

Quería hablar de la hipocresía social, de los miedos, de la muerte, de la impunidad, y también de la posibilidad de habitar lo sobrenatural, que nos acecha siempre en la vida cotidiana.

—¿Te costó dejarlas?

—Lili sigue ahí. Pero no me cuesta, porque soy muy prolifera, y estoy con varios proyectos ya que fueron corriendo a estas primas, sin embargo, estoy segura que Lili algún día volverá, pero dentro de mucho tiempo. Fue un personaje entrañable. 

—¿Qué te gustaría que el lector encuentre?

—Me gustaría que pensaran en mi novela como irreverente, que los interpele sobre algunas cuestiones que aceptamos dentro de la norma y que tal vez no nos pertenecen. Pero dejo libre al lector, como quiero ser libre escribiendo. Cada lector es un universo que lee nuestra historia con sus propias capas, y seguramente tendrán miradas plurales, muchas de ellas nuevas para mí, como ya me ocurre. Y está muy bien. 


—¿Cuándo supiste que querías ser escritora?

—Siempre escribí, desde los 12 años. Pero me asumí escritora a los 40, porque la vida se volvía pesada ejerciendo otras profesiones, así que me sumé a varios talleres de grandes escritores y empecé a tomarlo como una profesión. Ahora también dicto talleres en UNNOBA y en forma particular y me hace feliz nadar dentro de lo literario en el día a día. 

—Tenes rutina para escribir?

—Si. Me gusta escribir por la mañana. Varias horas, no siempre productivas, pero el mate y mi computadora, la ventana viendo verde y si es posible una brisa en la cara, forman parte de mi rito a la hora de escribir.

—¿Por que elegiste escribir?

—Porque sino moriría. No concibo mi vida sin letras, no solo escribir, leo mucho, más de cuatro libros mensuales, la literatura es mi oxígeno. Y el mar, cuando puedo escaparme. 



—¿Tenes otra novela en mente ?


—Tengo dos novelas terminadas, una leyéndose en editoriales y otra en corrección. Y estoy escribiendo dos más. Además tengo un proyecto de cuentos sobre la niñez vulnerada, desde los niños momias hasta hoy. Espero seguir con esta ansia productiva que me permite proyectar y poblar mi mundo de personajes y de preguntas. Para eso leo, para eso escribo

Amora

“Lo que sucede es que Bruna y yo somos una familia, pero tardé en entenderlo. Fue un día que me enfermé y pensé en la posibilidad de pasar la noche en casa de mis padres, y Bruna se enojó conmigo, y con razón. Era nuestra casa y yo podía sentirme bien y protegida ahí, fue así que empecé a entender”

Natalia Borges Polesso nació en Brasil en 1981. Es escritora y doctora en Teoría de la literatura en la PUCRS, y autora de Recortes para un álbum de fotografías sin gente, obra ganadora del premio Açorianos 2013 en la categoría cuento, del libro de poemas Corazón a Cuerda, de 2015, y de la tira La escritora incomprendida, que publica en Internet. En 2016 recibió el premio Jabuti por los cuentos de Amora y en 2017 fue elegida en la lista “Bogotá 39”, que selecciona cada año los mejores 39 escritores latinoamericanos menores de 40 años.

A lo largo de Amora (Odelia Editora, 2017), Polesso logra un collage de personajes que son íconos de una sociedad y aquí me aparto de pensar que sus personajes son solamente lésbicos, por el contrario son mujeres interesantes, fuertes, sufrientes, que protagonizan historias donde los hombres quedan atrás, debajo, en un segundo plano interesante desde lo literario. Estas mujeres, no se unifican en un colectivo homogéneo, por el contrario viven, sienten, acontecen de diferentes modos, pero sin dejar de plantarse con claridad en el mundo.

Y la simpleza de la narración pasa por la verdad, entonces encontramos a una niña pregunta qué significa “marimacho”, cuando escucha ehablar a una vecina. Una niña que se identifica con la persona criticada, que siente que algo está mal en la cabeza de los otros. En “Abuelita, ¿usted es lesbiana?, otra vez un niño dispara la cuestión y hace que la abuela cuente su verdad: la amiga con la que vive es su pareja. Así la inefable sinceridad de la infancia devela las relaciones entre mujeres, nos obliga a repensar cuan violentos hemos sido o somos como sociedad, y cuántos secretos familiares nos pasamos por alto. Los cuentos y las prosas poéticas de Amora son fuertes, inquisidores y conforman una obra potente que no hace perder individualidad a sus partes.

Las verdades se revelan atávicas, y lo no dicho se vuelve protagónico, para hacernos pensar, reformular las estructuras, y seguir cuestionando las tradiciones impuestas. Muy interesante.

Kryptonita

Kryptonita (2011), de Leonardo Oyola, es una obra con variaciones de género que va y viene entre el realismo y un no realismo al estilo superhéroes americano. No falta nada de lo que un cómic tendría, familia, amigos y enemigos, injusticia, amor, todos los condimentos. La novela tiene una idea interesante, y por momento logra con maestría viajar de un género a otro, de la realidad a la no realidad, incluso en sus diálogos. Hay un hallazgo del autor en la forma de esos pasajes, que no incomodan ni parecen forzados.

Kryptonita entra dentro de la llamada “narración de los márgenes” que algunos autores ubican en el inicio del milenio, siendo un estilo que pretende acercar la realidad al lector saliendo del realismo, en este caso Oyola utiliza una especie de ciencia ficción, ya que produce un choque en el lector, lo estremece, tomando a este mundo ficcional que crea para lograr el extrañamiento y romper con paradigmas que automaticamente aparecen en el lector. La referencia con lo real, el narrador y distintos integrantes de la banda, que nos narran historias secundarias sobre su vida o la de Nafta Súper, la construyen con apelaciones sociológicas, antropológicas e históricas –respecto a lugares o personajes del entorno marginal del conurbano en la década precedente al 2000; lo vemos cuando se refleja la crisis de 2001 y aparencen elementos culturales para ser asociados, como los recitales o la televisión,o el apodo que le ponen al médico del hospital,,“Socolinsky”.

 Kryptonita dialoga con el realismo, se apoya en hechos empíricos, pero postula un mundo propio, con inequidades también, que posee una especie de cofradía justiciera que enfrenta las injusticias del sistema opresor en el que viven los personajes. Éstos sigue tras una justicia equitativa que los iguale a los demás. En Kryptonita, Nafta Súper y sus cófrades tratan de volverse y enfrentar ese sistema social que los expulsa desde la marginalidad en la que se criaron. La novela cuestiona el orden del realismo literario y lo hace desde voces verosímiles. El médico nochero, Nafta súper, el diablo amarillo y cada uno de los personajes aportan a la construcción de una historia marginal, que cada vez queda más cerca de casa.

Para leer de un tirón entre superpoder y superpoder.

Los niños 6

“Un niño no es más que lo que le ponen dentro”

Jesse Ball

Jesse Ball pone en voz de los niños toda la frustración del mundo adulto. Entonces ellos lo saben, no hay futuro. Y ese posible desconcierto que padecen los vuelve profetas. Son seres epifánicos, necrománticos, increibles enanos sabiondos que pueden esperar la muerte con la resignación que nunca tendremos. Ellos mismos son los primeros en saberlo: no queda futuro para nadie, el futuro ya pasó o nunca fue una posibilidad. Los humanos, niños incluidos, no somos el centro del universo, apenas somos parte y nos estamos extinguiendo.  Los niños 6, le da a los niños la última voz de la humanidad, y eso cuenta como un plus.

Aúin cuando la consabida protagonizacion de infantes en la obra de Ball es brillante, en este caso tal vez es extrema la sabiduría del hermano mayor, ya que se torna inverosímil en algunas reflexiones sobre lo que acontece, en este suicidio colectivo de adultos y adolescentes que nos muestra desde la primera página. Los sobrevivientes son todos menores de edad: la especie es vencida por una onda de sonido. Los adultos se arrancan las orejas, cabecean paredes y se tiran por las ventanas. Las calles por las que caminan los hermanos Devlin y Mina están llenas de cadáveres y de niños que reconocen este nuevo mundo apocalíptico, un mundo acosado por el fuego. Las llamas asegurarán la purificación total, y los pequeños desolados tratan de encontrar un líder que los represente. Al final de cuentas, “¿Quién dijo que un niño es algo?”.

Todo va a la par, y se acoplan la trama y la prosa de la novela, asi también vemos como la estructura se descompone y deja atrás las normas que la propia humanidad había puesto. Los niños 6 nos deja parados, helados, sin certezas, y en esa búsqueda del arca salvadora, ya no hay fe, sólo una plaza, un escenario y una pila de niños muertos, que vieron morir la civilización, la nuestra, que ya es pasado. . Traducido por Virginia Rech, inédito todavía en su inglés nativo, este libro del autor de Toque de queda construye un escenario sin respuestas pero con la callada finitud como destino.

La presa

La presa, una de las mejores novelas de Kenzaburo Oé, logra amalgamar el realismo crudo y olorosos de los ambientes del autor, con lo simbólico y las capas poéticas de la historia, la humanidad expuesta que propone sin eufemismos, está tan bien plasmada que lo perverso, la edad de transición, donde perdemos la mirada inocente y la ridícula conducta adulta descuidando la infancia hacen daño. Porque Oé tiene una magnífica prosa que nos hace estrellarnos como ese avión en la guerra del Pacífico. Nos volvemos primates, niños, negros de su mano y nos suelta de golpe para que caigamos en cuenta. La adoración de los niños por el soldado negro, no exenta de crueldad, lo vuelve totem, ídolo, animal dios.

Esta obra de pocas páginas, habla de la Segunda Guerra Mundial, cuando un avión americano se estrella en un pueblo rural en Japón. Es una zona sin tiempo, aislada por las lluvias, y al soldado lo encierran en un sótano que pasa a ser sitio de juego, de miedos, y a la vez de aprendizaje. Kenzaburo Oé (Oshe, 1935) es una de las voces imperdibles de Japón y Premio Nobel de Literatura 1994, que se le otorgó con la siguiernte argumentación: «la fuerza poética con que ha creado un mundo imaginario, donde la vida y el mito se condensan en una imagen estremecedora de la situación del hombre en el mundo contemporáneo». Deberíamos leer toda su obra, para aprender de la belleza de sus textos, de la disciplina especial de sus construcciones y de la solvencia con la que escribe.

La presa es un claroscuro entre lo rural y lo urbano, en el que la naturaleza sobresale poéticamente y a la vida cotidiana de un pueblo que a pesar de su aislamiento cumple con honrar cada jornada. La distancia que crea entre los dos mundos, el adulto y el infantil, vuelve brusco el paso de uno de los niños de un mundo a otro, producto de la experiencia que vive con el soldado negro, simiente del cambio y de otros probables y no descriptos. La guerra envejece, sin dudas, y Oé lo describe en forma impecable.

El autor plantea un juego de emociones, la excitación, el miedo, el recelo y la confianza que mata la niñez. Todo contado en forma virtuosa, con imágenes sutiles, con la prosa justa, sin tomar posición ni reflexionar, narrando.

La presa  es una novela corta, que cuenta una anécdota para hablar de la vida, de la muerte, de la discriminación y de los sueños, una gran obra, que espero lean muchos escritores, porque es modelo a seguir. Recomiendo la novela, y descarto el interminable y explicativo prólogo.

Panza de Burro

 Panza de burro tiene la frescura de su título, promete y cumple con una voz joven, nueva, llena de frescura que construye un texto a partir de la prosa sin miedo de la autora. Un aplauso a Andrea Abreu por permitirse creer en su texto y a la editorial por la apuesta. Es una novela breve, alegre, oral y sin encasillamientos. No puede definirse entre los cánones tradicionales y eso la transforma en asombrosa.

La mirada concreta de la autora sobre lo local, vuelve a esta novela un proyecto interesante, ese modo de decir como en el barrio, el aroma a resto que crea, los modos, el ambiente, nos lleva a sentirnos partes de esas pre adolescencias complicadas y sin respiro. Panza de burro es la primera novela de Abreu, y vuelve a esta autora una promesa, el riesgo es claro, veremos si la novela es tan única por ser primera o si nos trae aparejadas más novelas como ésta.

Estas chicas canarias nos hablan directo, y ese es el mayor logro de la obra, la oralidad local con la que construye a los personaje, una apuesta al lenguaje como viene, sin puntuaciones ni ortografía, sin temor. Las jovencitas viven soñando la playa, dentro de una isla, eso ya ambienta un mundo de inequidades, que las envuelve a diario con injusticias y malos olores. El mar, con toda su simbología es la zanahoria de estas vidas, que transcurren entre pares y perros sarnosos.

Andrea Abreu pega dos veces, con la brevedad y la claridad de su novela. Con el lenguaje infantil de Isora y la protagonista, con las abuelas abusivas y los juegos sexuales de niñas que se vuelven sueños entre dedos y pepes.

Les queda la vida por aprender, pero nos enseñan en cada página, una el deseo de la otra, los fisquitos, los besos y los desprecios en la búsqueda de conocimiento, nos van atando a estas chicas, hasta no querer dejarlas ir.

Los padres están pero no, hablan pero no, porque no las crían, ni las reprenden, no se hacen cargo, existen en su invisibilidad.

Panza de burro, es una historia sencilla y profunda que además tiene una forma 2.0, que rompe las reglas de la gramática para brillar. Es una novela hermosa, que nos lleva de la nariz y nos hace pensar que se puede escribir diferente, sin prejuicios para contar lo cotidiano.

Les dejo un párrafo para que se mareen y no puedan dejar de comprarla.

suspiró de nuevo y se sacó las bragas (…) Y se dio media vuelta y se fue caminando por la calle pabajo. Y yo la observé descender en sisá, con esa especie de cojera que le daba rascarse el culo cada tres pasos. Ya a la altura del cruce se dio la vuelta, despacio, se dio la vuelta despacio como un hombre viejo con bastón y gorra de la ferrería Los Dos Caminos. Shit, acompáñame hasta cas Melva, por fa, que yo siempre te acompaño”, hasta el fondo de sus formas de ser, “alimentarse de una misma hasta darse la vuelta como un calcetín hasta desaparecerse hasta que los dientes de una misma se comiesen a una misma empezando desde dentro después botar los intestinos pa fuera pol culo como una cabra con la matriz desprendida y hacerse un collar de burgados con los intestinos y pensar en regalarle el collar a isora pensar en regalarle el juguito de las jieles a isora que es lo último que le queda a una cuando ya no le queda nada”.

Diario de Cuarentena: Extrañeza

Los escritores habitamos la extrañeza, esa vaga sensación de que el desvío de la norma está más cerca de lo que pensamos o creemos. Y que lo cotidiano no es tan cotidiano como parece. Podemos habitarla en los textos con la naturalidad de un pez en el agua, como si las palabras nos llevaran correntosas. Pero cuando la vida se vuelve un fenómeno de extrañeza la cosa cambia.

Este año nos invadió. Nos golpeó y golpea con la fiera convicción de que su repetitivo número veinte veinte no va a olvidarse. ¿Será en la historia un año recordado por la peste, o el año en que la peste fue excusa para un nuevo orden mundial que nos impide la libertad?

Mucho dependerá de los pueblos, como siempre ha sido, porque la humanidad prevalece siempre, aunque no siempre para bien. No creo que salgamos mejores, creo que nos volvió, a la gran mayoría, depredadores de vecinos, hienas capaces de pelar a un otro que insistimos en señalar como diferente, a pesar de que siempre son espejo. Y en este trajín de un virus coronado que parece responder a la monarquía del poder, los libres quedamos aislados en una trinchera que tiene como única arma la voz. Vuelvo a pedir, antes de terminar el año, y espero que se oiga como grito. ¡No nos callemos!

Diario de Cuarentena: Textual

«Creo que los dos desafíos más grandes que vamos a tener en este año que empieza, además de un formidable plan de vacunación, es repensar todo el sistema de salud en la República Argentina.»

Dijo la vice en el discurso de ayer, me pregunto que habrán hecho los anteriores 12 años (doce) de gobierno y este último año en el que según ellos mismos dejaron el sistema de salud pipí cucú.

«Después de la pandemia macrista vino el coronavirus. Y tuvimos que salir corriendo literalmente a armar hospitales, a inaugurar los que habían sido suspendidos aún faltando un 5% o un 7% cuando finalizamos nuestro gobierno.»

Cuando el caradurismo es tan alto, es necesario recurrir a los hechos, invito a los lectores a buscar las sucesivas reinauguraciones de hospitales nunca equipados que esta señora hizo en sus 12 (doce) años de gobierno.

«Nuestro país debe ser en toda Latinoamérica el que más recursos humanos, tecnológicos e inversiones tenga en materia de salud. Lo que pasa es que lo tenemos dividido en tres sistemas, el público, el privado y el de las obras sociales. Vamos a tener que repensar un sistema de salud integrado.»

¿Lo va a administrar ella? Mamita, no mentían con el van por todo. Es increíble la capacidad de mentir que tienen, parece que quieren todo del estado, Cuba, allá vamos.

«Tenemos que repensar no solamente el sistema sanitario, sino un diseño de país que olvide esa concentración tan injusta e ineficiente económicamente.«

Si habla de los millones de dólares de sus hijos sin laburar coincido.

«El otro desafío que vamos a tener, obviamente, va a ser la economía. Sergio decía que la economía va a crecer en el 2021. Pero ojo: yo no quiero que ese crecimiento se lo queden 3 o 4 vivos nada más.«

¿Quién es Sergio? ah ya se! el que está ahí. Nooo, ella quiere que el crecimiento sea todo de ella, como siempre. O llama vivos a los que producen? No me queda clara esta parte.

«Y para esto me parece que hay que alinear salarios y jubilaciones, precios -sobre todo los de los alimentos- y tarifas.»

Bueno, alinear ya implica con claridad su línea señora. Fascismo puro.

«Argentina es el lugar donde mueren todas las teorías económicas. Acá la actividad económica la mueve la demanda. Y a la demanda no hay otra manera de hacerla que a través de salarios, jubilaciones, y con precios de alimentos accesibles. «

Ni se le cruza la generación de riqueza, empleo genuino no estatal, o algo que tenga que ver con trabajar no?

«No estoy diciendo nada que no se pueda hacer. Con 12 años y medio en la República Argentina lo hicimos. Y por eso, además de por la unidad, volvimos.»

Ah, no volvieron para que usted no vaya presa? Si hubieran hecho algo en esos 12 años y medio no estaríamos así benemérita.

«Axel debe ser el primer ministro de Economía de la Argentina que gana una elección tan importante como la provincia de Buenos Aires. Todos los que lo intentaron fracasaron. ¿Saben por qué? Porque hay una memoria de la sociedad.«

Si tuviéramos memoria, alguien que no debería tener cargos públicos no hubiera dado este discurso y Axel estaría en su casita hablando pavadas sin parar.

«Hubo una unidad que fue fundamental, pero si hubiésemos estado todos juntos, y la gente hubiera vivido mal los 12 años y medio que estuvimos, tampoco nos hubieran votado. «

Te encargaste de que nadie crezca, nadie piense, nadie pueda vivir sino de la teta del estado para que te voten.

«Es necesario que pongamos mucho esfuerzo el año que viene para que los precios de los alimentos, los salarios, las tarifas vuelvan a alinearse en un círculo virtuoso que permita aumentar la demanda y la actividad económica. «

La verdad, para hablar al pepe son genios, crean frases sarasas como ésta por doquier, encárguense de no robar con eso ya mejoramos. O expliquen tema Pfizer al menos.

«Cuando no nos pueden parar ni en el Senado ni en la Cámara de Diputados, se van a los juzgados. Porque ojo, que nadie se engañe: el famoso lawfare no es solamente para estigmatizar a los dirigentes populares, es para disciplinar a los políticos, para que nadie se anime a hacer lo que tiene que hacer

O sea, cuando quieren hacer lo que se les canta como si no hubiera democracia ni división de poderes, según la señora, hay que dejarlos. Usted señora, no tiene idea de lo que significa la palabra, el trabajo, la norma, la república. Y la poca idea que tiene la usa para destruirla y salvarse.

«Les digo a todos y a todas: todos aquellos que tengan miedo, o que no se animan, por favor, hay otras ocupaciones además de ser ministros, ministras, legisladores, legisladoras. Vayan a buscar otro laburo. Necesitamos gente que los sillones que ocupe como ministro, ministra, legislador o legisladora, sea para representar los intereses del pueblo.»

Listo, le tomo la palabra, ¿Cuándo se va?

Las citas son textuales del discurso de ayer, las acotaciones producto de mi libertad.

Diario de cuarentena: Divididos

Hoy me topé , porque me avisó alguien que no conozco que me denuncia un periodista local por plagio en una nota publicada en La Verdad, una de las tantas en las que aludo a los males del populismo. Quiero informarle a el señor que no soy presidente de SADE, si dice ser periodista debería saberlo, y por otra parte que desde Smith y otros tantos muchos pensamos igual sobre el populismo, sobre ese uso de los de arriba y los de abajo y sobre muchas cuestiones. Le agradezco sí, haber conocido una página y autor que no conocía, habla de la Unión Europea y denosta al populismo. Me impresiona el resentimiento y no es casual que justamente ahora, aparezca esto. Agradezco también la foto tostada, me encanta el sol, y vieja y le diría que sería ético consultar a la persona que uno va a agraviar, pero es mucho pedir. Cuando uno habla sabe que habrá de éstos, y me los banco. No me voy a callar.

Me sirve de puntapié para el tema que quiero plantear en el diario de cuarentena de hoy, que es el de estar tan divididos, tan odiados que no queremos al otro, ese otro es alguien con quien compartimos vida y amores, camisetas, ciudad, y tal vez deseos. Es triste, que la pelea sea entre humanos y no entre ideas, que los claro oscuros se vuelvan grises donde quieren ensuciar a todos por igual. No es lo mismo un aborto por una causa que por otra, una elección o un fraude, un hombre de bien que trabaja y un mantenido, no es lo mismo. No somos todos lo mismo. Pero podemos estar más unidos, si queremos que nuestros hijos se sientan con futuro, el ejemplo debemos darlo nosotros. y lo que hasta ahora hemos dado es miedo.

La canción de Amedo y Mollo dice:

La prensa del Dios lleva poster central
El bien y el mal definen por penal
Fia «la chapita» porrón en Palomar
Cruzando la vía pa’ poderla pasar¿

Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad
¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad

Tal vez el que me mira con tanto odio está viendo su mentira. Tal vez sea verdad.

El populismo avanza: no cedamos

Pensar el populismo como una corriente política o ideología más, es perder el tiempo. Lo característico del populismo es mutar y adaptarse a las ideologías tradicionales sin ideario propio. Eso explica que haya tanto populismo de extrema izquierda, y populismo de extrema derecha parecido a un viejo nacionalismo.

La falta de utilidad de las viejas divisiones conduce a los populistas a recurrir a la oposición “los de arriba”/“los de abajo”, robada a la vieja izquierda revolucionaria, donde naturalmente “abajo” es el espacio del populismo (la gente de bien, según algunos funcionarios actuales) frente a las élites de “arriba” (los gorilas). Pero me gustaría dejar claro que es una identificación que apela a lo emocional, no clasista: no importa cuánto dinero tienes, sino cómo lo usás, o mejor aún, como decís que lo usás. Los populistas no tienen ideas, tiene relatos o consignas que conectan con las preocupaciones de la mayoría social, o eso tratan.

Tenemos que definir al populismo por sus acciones y por como avanza: el populismo es una oratoria (hechos enunciados) y una estrategia de invasión del poder. Absolutamente todos los populistas quieren ocupar el poder del modo más rápido, al menor costo y con el menor respeto posible a las reglas democráticas y sus valores básicos: No respetan a las minorías o la prevalencia de la libertad personal sobre las creencias colectivas, en base a un conjunto de falsedades baratas, que apoyan con rapidez y suenan bien. Por supuesto que la retórica populista es anti-política, la odia, la considera una pérdida de tiempo. Por eso deben apelar a metáforas grandilocuentes que eleven la emoción de los ignorantes: como “somos el pueblo”, “cuidamos a la gente”.

Estas frases se acompañan de cuantiosa “comunicación no verbal” como el reparto de abrazos efusivos, besos y caricias figuradamente francas entre miembros de la comunidad populista, reforzadas ante las cámaras de los medios de comunicación. El drama siempre les suma, lo utilizan sin miedo, pero el juego populista radica en suplantar el discurso político, si disentís te identifico con la grieta, el enfrentamiento, lo antipatria, pero en realidad los populistas son grandes hipócritas que fingen calidez, sinceridad y sentimientos elevados apuntando a las emociones típicas de las personas en pánico, tal como ocurrió este año: la gente con necesidad de protección, afecto y seguridad en un tiempo lleno de peligros. La corporación populista es una colectividad emocional, y la emoción básica que comparten o agitan los populistas es el miedo.

Miedo a las consecuencias más negativas de la globalización, como la deslocalización de empresas y la pérdida de empleos de poca cualificación, logrando que, el capitalismo parezca propio de tecnócratas ajenos a los problemas reales de gente buena, asustada y desprotegida. Apelan a un supuesto patriotismo. Un modo más elegante de describir la labia populista es precisarla como un “significante vacío” es decir, como el uso persistente de palabras vaciadas de sentido cuyo significado queda a gusto del consumidor: pueblo, democracia, patria, política, libertad, derechos, igualdad o cualquier otro vocablo significan lo que usted quiera que signifiquen para usted. Y entonces “democracia” deja de hablar de un sistema político para simbolizar el cumplimiento de un deseo, la negación de una realidad desagradable y el rezongo contra un régimen que frustra.

El maleable populismo halla su razón más profunda en que la clientela política comparte el miedo a la apertura de fronteras y la competencia económica, o dicho de otro modo más genérico, el odio a la globalización.
El discurso populista se basa en el miedo al futuro. Por eso viven del pasado y lo desfiguran como les conviene. El miedo es uno de los mecanismos emocionales más poderosos que existen, es como en una avalancha humana provocada por un incidente particular, en una masa asustada y, menos predecible. La percepción de que algo amenaza nuestra vida es una emoción sustancial para la supervivencia individual y colectiva, pero como estado emocional colectivo permanente pasa a ser una amenaza social.

La historia demuestra que las emociones juegan un papel fundamental en cualquier proceso político, y no digamos en una revolución. La creencia en que la política, la economía, lo social, es básicamente racional es errónea. El miedo a la libertad, el odio al diferente y el gozo de sentirse parte de una masa irresponsable, llámese el pueblo o la clase, constituyeron el apogeo del nacionalismo, del fascismo y del comunismo. La irrupción del populismo ha puesto de nuevo sobre la mesa está verdad que nos incomoda. Pero lo cierto es que hay una conducta extrema y reaccionaria a cualquier cambio o disenso de un orden establecido por el poder que transforma en enemigo al que piensa distinto. Y la caza de brujas no tarda en aparecer.

Podríamos hacer listado de miedos, odios y malestares de las sociedades que alimentan el populismo. Tienen, tenemos, un liderazgo político eficaz, las emociones crean estados emocionales compartidos, es decir, una sociedad emocional donde todos sienten y perciben lo mismo. Los demás son parias indeseables. Por eso utilizan el miedo, la angustia o el rechazo, mucho más que la satisfacción y la liberalidad.

Así estamos llenos de miedos: los trabajadores industriales temen perder sus empleos por la competencia de las economías capitalistas y las nuevas tecnologías; los menos calificados temen ser despedidos del mercado laboral; los jóvenes y universitarios temen que sus carreras no sirvan para obtener un empleo futuro. Y son temores justificados. Porque los políticos siguen ocupándose de una agenda propia, que deja afuera la realidad y aunque crean que metiendo miedo tienen sus bancas y sus espacios asegurados, la verdad es que esta nueva era populista no tranquiliza, alienta el miedo y la sociedad sabe que algo esconden. Hablan de que cuidan nuestra salud, nuestros ingresos, pero baja el consumo y nivel educativo, la ofensiva del miedo pierde poder y la calidad de vida baja.

No dicen la verdad porque los políticos saben que es imposible ganar elecciones diciendo cosas como que habría que recortar el gasto público, atrasar la jubilación para mantener el sistema de pensiones, o advertir del riesgo de burbujas especulativas a causa del consumo ilógico de algunos bienes. Entonces mienten, dan falsas expectativas que los hechos desmienten con fiereza y se pierde el valor de la política.

Pero la política democrática es la resolución negociada de conflictos de intereses, Estado de Derecho y buena gestión de lo público. La felicidad, y la prosperidad es cuestión del individuo si tiene asegurado la igualdad de oportunidades. Los ciudadanos debemos comenzar a madurar y elegir verdad sobre relato.

Es increíble que cualquier opinión tiene para la gente, más crédito que un hecho o un conocimiento. Es simple, populismo y negacionismo de la realidad, de los hechos, van de la mano.

Entonces quienes disentimos, padecemos el rechazo porque se rechaza y desestima todo lo que no encaje en la propia opinión y visión del mundo. Pensadores, culturas y creencias diferentes, países ricos y nuevas ideas o avances científicos caen en el mar de la sospecha, el descrédito y el rechazo activo. Hay un revoltijo de paleo izquierdistas, nostálgicos de una República fantástica, creyentes en terapias alternativas, animalistas, eco fundamentalistas, feministas radicales, tecno raros, proteccionistas económicos y un largo tendal heterogéneo amalgamado por su frustración con el sistema y su rechazo a todo lo que cuestione sus propias creencias o frene la universalización de sus aspiraciones. No quieren mediar, lo que los une emocionalmente es el dogmatismo en su propio territorio de creencias y el relativismo, no menos rígido, para juzgar las ajenas como ideas desechables.

Así, la política democrática y medios de comunicación como instituciones de mediación o representación no son consideradas auténticas. La democracia representativa es rechazada, se prefiere una asamblea popular.
Para protegerse de los efectos mortíferos de la competencia, una de las obsesiones populistas, se nivela para abajo. Del mismo modo que no hay hechos ni conocimientos, sino sólo opiniones, nadie es más que nadie porque nadie sabe más que nadie, ni hace las cosas mejor. La igualación debe hacerse bien abajo: los políticos deberían cobrar el salario mínimo, o mejor, no cobrar nada en absoluto; todos los empleos deben estar garantizados por ley o todos deben ser funcionarios, la iniciativa privada debe limitarse al máximo porque siempre implica explotación, el mercado debe regularse hasta desaparecer.

El populismo se fundamenta también en una actitud intelectual concreta: el rechazo de las explicaciones e ideas complejas y la simpatía por las simplezas. Tomando simpleza como una caricatura mala del problema real. Claro que la simpleza tiene muchas ventajas políticas; unir a personas con preferencias y creencias incoherentes no es la menor. Así, los antisistema, preocupados, jóvenes atemorizados por el empleo precario, desempleados, tradicionalistas y animalistas extremos pueden ponerse de acuerdo en torno a una simpleza bien planteada. Culpar a un grupo -el campo, los funcionarios, los empresarios, la riqueza- es una estrategia de éxito asegurado si se dispone de bocinas mediáticas adecuadas.

El populismo es contrario a la noción liberal de ciudadanía que descansa en el individuo. Es comunitario y anti individualista y, por consiguiente, antiliberal y gregario. Su concepto de “pueblo” es un agregado convertido en sujeto colectivo que sustituye a los individuos que lo forman. Pero para el populismo es consolador sentirse parte de “el pueblo” ,diría Nietzsche que el calor del establo da refugio y protección aparente frente al abandono del individuo en un mundo discrepante. El nacionalismo es populista, y los nuevos populismos conectan de forma tan fácil y natural con la mentalidad nacionalista: basta con ver el éxito de Chávez, llevándose votantes y discurso del viejo nacionalismo, pariente del relato-emocional. Entonces propician el odio, el odio desmedido, a todo lo que consideren élites para poder defender la mediocridad, o favorecer el deseo de someterse a la autoridad e hiperliderazgo sentimental de un líder carismático (Putin, por ejemplo). Pero cuidado, que se desprecian los hechos, y el desprecio de los hechos deriva en desprecio de la ciencia y de las clases educadas. Y el miedo a la competencia y a un mundo enigmático auspicia a líderes protectores (y siempre corruptos).

Es cierto que faltan y perdemos igualdad de oportunidades, pero el populismo no nos protege, por el contrario, nos obliga a pagar el precio de claudicar buena parte de la libertad personal que tanto costo lograr y además vuelve al mundo un lugar más inseguro y lleno de inequidades. Al fin de cuentas, el populismo necesita pobreza, ignorancia y fanatismo. No cedamos.

Soledad Vignolo
Escritora /Gestora Cultural
Miembro de AAGeCu
Posgrado FLACSO en Comunicación.