Diario de cuarentena: Divididos

Hoy me topé , porque me avisó alguien que no conozco que me denuncia un periodista local por plagio en una nota publicada en La Verdad, una de las tantas en las que aludo a los males del populismo. Quiero informarle a el señor que no soy presidente de SADE, si dice ser periodista debería saberlo, y por otra parte que desde Smith y otros tantos muchos pensamos igual sobre el populismo, sobre ese uso de los de arriba y los de abajo y sobre muchas cuestiones. Le agradezco sí, haber conocido una página y autor que no conocía, habla de la Unión Europea y denosta al populismo. Me impresiona el resentimiento y no es casual que justamente ahora, aparezca esto. Agradezco también la foto tostada, me encanta el sol, y vieja y le diría que sería ético consultar a la persona que uno va a agraviar, pero es mucho pedir. Cuando uno habla sabe que habrá de éstos, y me los banco. No me voy a callar.

Me sirve de puntapié para el tema que quiero plantear en el diario de cuarentena de hoy, que es el de estar tan divididos, tan odiados que no queremos al otro, ese otro es alguien con quien compartimos vida y amores, camisetas, ciudad, y tal vez deseos. Es triste, que la pelea sea entre humanos y no entre ideas, que los claro oscuros se vuelvan grises donde quieren ensuciar a todos por igual. No es lo mismo un aborto por una causa que por otra, una elección o un fraude, un hombre de bien que trabaja y un mantenido, no es lo mismo. No somos todos lo mismo. Pero podemos estar más unidos, si queremos que nuestros hijos se sientan con futuro, el ejemplo debemos darlo nosotros. y lo que hasta ahora hemos dado es miedo.

La canción de Amedo y Mollo dice:

La prensa del Dios lleva poster central
El bien y el mal definen por penal
Fia «la chapita» porrón en Palomar
Cruzando la vía pa’ poderla pasar¿

Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad
¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad

Tal vez el que me mira con tanto odio está viendo su mentira. Tal vez sea verdad.

Diario de Cuarentena: Hegemonías del Siglo XXI en Argentina

La hegemonía cultural es un concepto que corre en paralelo a lo que el sociólogo Pierre Bourdieu llamaba violencia simbólica, que designa la dominación de la sociedad, culturalmente diversa, por la clase dominante, cuya posición frente al mundo—creencias, moral, explicaciones, percepciones, instituciones, valores o costumbres— se transforma en la norma cultural aceptada y en la ideología dominante, válida y universal.

La hegemonía cultural justifica el statu quo social, político y económico como natural e inevitable, perpetuo y beneficioso para todo el mundo, en lugar de presentarlo como una construcción social que beneficia únicamente a la clase dominante. En filosofía y sociología, el término hegemonía cultural tiene connotaciones derivadas de la palabra griega ἡγεμονία, que indica liderazgo y gobierno.

En política, hegemonía es el método geopolítico de dominación indirecta, en el que el estado hegemónico gobierna a los subordinados, bajo la amenaza de intervención como un medio implícito de poder, más que por la fuerza directa es decir invasión.

En el mundo de hoy, parece ser que si no sos abortista, populista, progresista, si no decís muchas veces los y las aunque arruines el lenguaje e incluso si no utilizas los supuestamente inclusivos e y x o @, nuevas hegemonías culturales derivadas del gobierno o gobiernos de pseudo izquierda, sos un reaccionario. Sin embargo yo creo que mantener principios, no caer en las estúpidas convenciones propuestas que no resuelven inequidades sino que las titulan distinto, es la verdadera revolución.

La hegemonía cultural es un término desarrollado por Antonio Gramsci para analizar las clases sociales y la superestructura. Proponía que las normas culturales vigentes de una sociedad son impuestas por la clase dominante (hegemonía cultural burguesa), de manera que no deberían percibirse como naturales o inevitables, sino reconocidas como una construcción social artificial y como instrumentos de dominación de clase. Esta práctica sería indispensable para una liberación política e intelectual del proletariado, reivindicando y creando su propia cultura de clase. Y por primera vez en mi vida coincido con Gramsci, claro que no creo que sea el liberalismo ni el capitalismo la hegemonía cultural que nos quieren imponer, sino todo lo contrario. De hecho, hablar de capitalismo o liberalismo puede producir exclusiones tremendas en la sociedad y en el mundo cultural. Entonces, padecemos un poder hegemónico que promueve un solo discurso posible uno que hable con e como si eso resolviera cuestiones de fondo, que es abortista no importa como, que habla en nombre del pobre aunque se haya enriquecido a costa de ellos y que promueve la vagancia y la ignorancia como forma de vida.

Cuando Habermas cuestiona la idea de opinión pública, la idea que está detrás es la misma: la cultura es un poderoso inmovilizador de la capacidad reinventiva de los pueblos y sus valores son la manera en que todo orden burgués se perpetúa más allá de los lamentos de elementos más ortodoxos de distintas tendencias económicas capitalistas. Sin embargo, él mismo declara no trabajar en ese sentido y declina abandonar la cultura burguesa en pos de un proyecto invisible, pese a ser un pensador de la Escuela crítica. Entonces ¿no suena remanido pensar que sólo el capitalismo es la miseria del mundo? ¿Cuál sería la burguesía?, la de los políticos millonarios y el pueblo pobre? la de los pequeños empresarios? Porque en estos regímenes populistas los privilegiados no son los trabajadores privados, por el contrario.

En la latinoamericación, el problema se radicaliza. El Mercado adopta un sitial maldito -incluso discursivamente – y el dominio populista profundiza la manera en que el populismo se transforma en la única manera de entender el desarrollo de la especie humana. Para autores contemporáneos que trabajan el tema de hegemonía y cultura (Noam Chomsky, Ignacio Ramonet, Samir Amin), la globalización extiende el control de la minoría privilegiada contra la mayoría subordinada en un marco en el cual se anexa progresivamente el pensamiento desregulado de Mercado con un proyecto cultural hegemónico en el planeta. Pero también es una radicalización. Ni el mercado por si solo, ni el estado sobreprotector y alienante son factores de desarrollo. Siempre la humanidad y los pensadores terminan siendo corrompidos por sus propios egos. La salida siempre es el equilibrio, la hegemonía es una palabra que ha dañado la trama social, que se ha utilizado para demonizar o entronizar ideales mezquinos. Y no hay cultura posible, ni identidad, ni construcción cultural si no están todas las miradas incluidas.

¿O cuando de populismos se trata no hay hegemonías? Lenguaje inclusivo, pañuelo verde, odio al macho y amor a lo queer parecen ser hoy conditio sine qua non para pertenecer a una élite cultural que tiene la verdad en un puño. Habemos otros y también somos y hacemos cultura. Alcemos la voz.

El populismo avanza: no cedamos

Pensar el populismo como una corriente política o ideología más, es perder el tiempo. Lo característico del populismo es mutar y adaptarse a las ideologías tradicionales sin ideario propio. Eso explica que haya tanto populismo de extrema izquierda, y populismo de extrema derecha parecido a un viejo nacionalismo.

La falta de utilidad de las viejas divisiones conduce a los populistas a recurrir a la oposición “los de arriba”/“los de abajo”, robada a la vieja izquierda revolucionaria, donde naturalmente “abajo” es el espacio del populismo (la gente de bien, según algunos funcionarios actuales) frente a las élites de “arriba” (los gorilas). Pero me gustaría dejar claro que es una identificación que apela a lo emocional, no clasista: no importa cuánto dinero tienes, sino cómo lo usás, o mejor aún, como decís que lo usás. Los populistas no tienen ideas, tiene relatos o consignas que conectan con las preocupaciones de la mayoría social, o eso tratan.

Tenemos que definir al populismo por sus acciones y por como avanza: el populismo es una oratoria (hechos enunciados) y una estrategia de invasión del poder. Absolutamente todos los populistas quieren ocupar el poder del modo más rápido, al menor costo y con el menor respeto posible a las reglas democráticas y sus valores básicos: No respetan a las minorías o la prevalencia de la libertad personal sobre las creencias colectivas, en base a un conjunto de falsedades baratas, que apoyan con rapidez y suenan bien. Por supuesto que la retórica populista es anti-política, la odia, la considera una pérdida de tiempo. Por eso deben apelar a metáforas grandilocuentes que eleven la emoción de los ignorantes: como “somos el pueblo”, “cuidamos a la gente”.

Estas frases se acompañan de cuantiosa “comunicación no verbal” como el reparto de abrazos efusivos, besos y caricias figuradamente francas entre miembros de la comunidad populista, reforzadas ante las cámaras de los medios de comunicación. El drama siempre les suma, lo utilizan sin miedo, pero el juego populista radica en suplantar el discurso político, si disentís te identifico con la grieta, el enfrentamiento, lo antipatria, pero en realidad los populistas son grandes hipócritas que fingen calidez, sinceridad y sentimientos elevados apuntando a las emociones típicas de las personas en pánico, tal como ocurrió este año: la gente con necesidad de protección, afecto y seguridad en un tiempo lleno de peligros. La corporación populista es una colectividad emocional, y la emoción básica que comparten o agitan los populistas es el miedo.

Miedo a las consecuencias más negativas de la globalización, como la deslocalización de empresas y la pérdida de empleos de poca cualificación, logrando que, el capitalismo parezca propio de tecnócratas ajenos a los problemas reales de gente buena, asustada y desprotegida. Apelan a un supuesto patriotismo. Un modo más elegante de describir la labia populista es precisarla como un “significante vacío” es decir, como el uso persistente de palabras vaciadas de sentido cuyo significado queda a gusto del consumidor: pueblo, democracia, patria, política, libertad, derechos, igualdad o cualquier otro vocablo significan lo que usted quiera que signifiquen para usted. Y entonces “democracia” deja de hablar de un sistema político para simbolizar el cumplimiento de un deseo, la negación de una realidad desagradable y el rezongo contra un régimen que frustra.

El maleable populismo halla su razón más profunda en que la clientela política comparte el miedo a la apertura de fronteras y la competencia económica, o dicho de otro modo más genérico, el odio a la globalización.
El discurso populista se basa en el miedo al futuro. Por eso viven del pasado y lo desfiguran como les conviene. El miedo es uno de los mecanismos emocionales más poderosos que existen, es como en una avalancha humana provocada por un incidente particular, en una masa asustada y, menos predecible. La percepción de que algo amenaza nuestra vida es una emoción sustancial para la supervivencia individual y colectiva, pero como estado emocional colectivo permanente pasa a ser una amenaza social.

La historia demuestra que las emociones juegan un papel fundamental en cualquier proceso político, y no digamos en una revolución. La creencia en que la política, la economía, lo social, es básicamente racional es errónea. El miedo a la libertad, el odio al diferente y el gozo de sentirse parte de una masa irresponsable, llámese el pueblo o la clase, constituyeron el apogeo del nacionalismo, del fascismo y del comunismo. La irrupción del populismo ha puesto de nuevo sobre la mesa está verdad que nos incomoda. Pero lo cierto es que hay una conducta extrema y reaccionaria a cualquier cambio o disenso de un orden establecido por el poder que transforma en enemigo al que piensa distinto. Y la caza de brujas no tarda en aparecer.

Podríamos hacer listado de miedos, odios y malestares de las sociedades que alimentan el populismo. Tienen, tenemos, un liderazgo político eficaz, las emociones crean estados emocionales compartidos, es decir, una sociedad emocional donde todos sienten y perciben lo mismo. Los demás son parias indeseables. Por eso utilizan el miedo, la angustia o el rechazo, mucho más que la satisfacción y la liberalidad.

Así estamos llenos de miedos: los trabajadores industriales temen perder sus empleos por la competencia de las economías capitalistas y las nuevas tecnologías; los menos calificados temen ser despedidos del mercado laboral; los jóvenes y universitarios temen que sus carreras no sirvan para obtener un empleo futuro. Y son temores justificados. Porque los políticos siguen ocupándose de una agenda propia, que deja afuera la realidad y aunque crean que metiendo miedo tienen sus bancas y sus espacios asegurados, la verdad es que esta nueva era populista no tranquiliza, alienta el miedo y la sociedad sabe que algo esconden. Hablan de que cuidan nuestra salud, nuestros ingresos, pero baja el consumo y nivel educativo, la ofensiva del miedo pierde poder y la calidad de vida baja.

No dicen la verdad porque los políticos saben que es imposible ganar elecciones diciendo cosas como que habría que recortar el gasto público, atrasar la jubilación para mantener el sistema de pensiones, o advertir del riesgo de burbujas especulativas a causa del consumo ilógico de algunos bienes. Entonces mienten, dan falsas expectativas que los hechos desmienten con fiereza y se pierde el valor de la política.

Pero la política democrática es la resolución negociada de conflictos de intereses, Estado de Derecho y buena gestión de lo público. La felicidad, y la prosperidad es cuestión del individuo si tiene asegurado la igualdad de oportunidades. Los ciudadanos debemos comenzar a madurar y elegir verdad sobre relato.

Es increíble que cualquier opinión tiene para la gente, más crédito que un hecho o un conocimiento. Es simple, populismo y negacionismo de la realidad, de los hechos, van de la mano.

Entonces quienes disentimos, padecemos el rechazo porque se rechaza y desestima todo lo que no encaje en la propia opinión y visión del mundo. Pensadores, culturas y creencias diferentes, países ricos y nuevas ideas o avances científicos caen en el mar de la sospecha, el descrédito y el rechazo activo. Hay un revoltijo de paleo izquierdistas, nostálgicos de una República fantástica, creyentes en terapias alternativas, animalistas, eco fundamentalistas, feministas radicales, tecno raros, proteccionistas económicos y un largo tendal heterogéneo amalgamado por su frustración con el sistema y su rechazo a todo lo que cuestione sus propias creencias o frene la universalización de sus aspiraciones. No quieren mediar, lo que los une emocionalmente es el dogmatismo en su propio territorio de creencias y el relativismo, no menos rígido, para juzgar las ajenas como ideas desechables.

Así, la política democrática y medios de comunicación como instituciones de mediación o representación no son consideradas auténticas. La democracia representativa es rechazada, se prefiere una asamblea popular.
Para protegerse de los efectos mortíferos de la competencia, una de las obsesiones populistas, se nivela para abajo. Del mismo modo que no hay hechos ni conocimientos, sino sólo opiniones, nadie es más que nadie porque nadie sabe más que nadie, ni hace las cosas mejor. La igualación debe hacerse bien abajo: los políticos deberían cobrar el salario mínimo, o mejor, no cobrar nada en absoluto; todos los empleos deben estar garantizados por ley o todos deben ser funcionarios, la iniciativa privada debe limitarse al máximo porque siempre implica explotación, el mercado debe regularse hasta desaparecer.

El populismo se fundamenta también en una actitud intelectual concreta: el rechazo de las explicaciones e ideas complejas y la simpatía por las simplezas. Tomando simpleza como una caricatura mala del problema real. Claro que la simpleza tiene muchas ventajas políticas; unir a personas con preferencias y creencias incoherentes no es la menor. Así, los antisistema, preocupados, jóvenes atemorizados por el empleo precario, desempleados, tradicionalistas y animalistas extremos pueden ponerse de acuerdo en torno a una simpleza bien planteada. Culpar a un grupo -el campo, los funcionarios, los empresarios, la riqueza- es una estrategia de éxito asegurado si se dispone de bocinas mediáticas adecuadas.

El populismo es contrario a la noción liberal de ciudadanía que descansa en el individuo. Es comunitario y anti individualista y, por consiguiente, antiliberal y gregario. Su concepto de “pueblo” es un agregado convertido en sujeto colectivo que sustituye a los individuos que lo forman. Pero para el populismo es consolador sentirse parte de “el pueblo” ,diría Nietzsche que el calor del establo da refugio y protección aparente frente al abandono del individuo en un mundo discrepante. El nacionalismo es populista, y los nuevos populismos conectan de forma tan fácil y natural con la mentalidad nacionalista: basta con ver el éxito de Chávez, llevándose votantes y discurso del viejo nacionalismo, pariente del relato-emocional. Entonces propician el odio, el odio desmedido, a todo lo que consideren élites para poder defender la mediocridad, o favorecer el deseo de someterse a la autoridad e hiperliderazgo sentimental de un líder carismático (Putin, por ejemplo). Pero cuidado, que se desprecian los hechos, y el desprecio de los hechos deriva en desprecio de la ciencia y de las clases educadas. Y el miedo a la competencia y a un mundo enigmático auspicia a líderes protectores (y siempre corruptos).

Es cierto que faltan y perdemos igualdad de oportunidades, pero el populismo no nos protege, por el contrario, nos obliga a pagar el precio de claudicar buena parte de la libertad personal que tanto costo lograr y además vuelve al mundo un lugar más inseguro y lleno de inequidades. Al fin de cuentas, el populismo necesita pobreza, ignorancia y fanatismo. No cedamos.

Soledad Vignolo
Escritora /Gestora Cultural
Miembro de AAGeCu
Posgrado FLACSO en Comunicación.

Diario de Cuarentena:Estela del hambre

año 18 de Horus Netirejet, de las dos señoras Netirejet, del Horus de oro Zoser.

El dolor me tenía sujeto en mi trono y la gente a mi alrededor estaba triste.

Mi corazón me oprimía porque durante mi reinado hacía siete años que el Nilo no crecía a su debido tiempo.

El cultivo de cereales era escaso, las semillas se secaban en la tierra y no había suficiente comida.

Los niños lloraban, los jóvenes desfallecían y los viejos se acurrucaban en el suelo con las piernas cruzadas.

Entonces, para apartar la preocupación hice llamar al sumo sacerdote Imhotep.

¿Dónde nace el Nilo? – le pregunté.

¿Qué divinidad vive allí, para que yo la estreche a mí?

Imhotep respondió: Hay una ciudad en medio del agua, rodeada por el Nilo, que se llama Elefantina y cuyo dios es Khunum.

Con satisfacción, el rey tuvo noticia de las riquezas de las que era dueño Khunum.

Ordenó un gran sacrificio para Khunum y las diosas que formaban tríada con él, Satis y Anukis.

A continuación se le apareció Khunum en sueños y le habló: Soy Khunum, tu creador.

Mis brazos te rodean para proteger tu cuerpo. Soy el señor de la creación que se ha creado a sí mismo, el gran océano, que estaba aquí desde el principio de los tiempos, el Nilo que fluye según mi propia voluntad.

Yo haré crecer el Nilo para ti, el hambre acabará, los corazones de los egipcios rebosarán más que antes de alegría.

El rey continúa:

Luego me desperté.Tan pronto como hubiera reunido mis pensamientos y me recuperé del estupor, promulgué un decreto a favor de mi padre Khunum correspondiendo así a todo lo que él había hecho por mí…Estela del hambre; trad. española de la francesa de Paul Barguet (1915 – 2012): La Stèle de la famine à Séhel, 1943

La Estela del Hambre es un texto de treinta y dos columnas grabado en la cara este de una de las rocas superiores de un afloramiento rocoso en el extremo sur de la isla de Sehel (muy próxima a Asuán en el Alto Egipto). Entre las columnas situadas entre la sexta y la vigésimo segunda se habla de métodos constructivos, de la columna undécima a la décimo octava Imhotep enumera diversas rocas y minerales de la región de Elefantina, y de la columna décimo octava a la vigésima se describe el sueño del rey. Y el sueño del rey de Egipto era la riqueza para su pueblo, nuestra realidad la describe el texto en las rocas, nuestro Presidente tiene los sueños equivocados, en la farsa del senado nos grava la riqueza, pero no la que surge de lo espurio o lo ilegal, sino la de quienes con trabajo y en blanco, pagando sus impuestos, tienen maquinarias para sus empresas, cosechadoras para sus campos y muchas ganas como este Rey de que el pueblo, su pueblo, sea rico.

Pero no, gracias a la política barata, la del populismo nefasto y el falso progresismo, nuestra Estela del hambre no tendrá fin.

Diario de Cuarentena: Mala Comida

No haré un profundo análisis sobre aquello en lo que el populismo consiste. Entre otras cosas, porque no llegaré a nada mejor que lo que otros han hecho. El populismo es uno de aquellos conceptos que todos tienen claro y que nadie podría definir. Tiene mil cabezas, es una Hidra mitológica que reproduce dos por cada una que le corten. Puede moverse entre sentimientos de nacionalismo,en cuestiones raciales, o religiosos, como entre pasiones socializantes. Y por eso hay populismos a la derecha o a la izquierda de dondequiera que basemos nuestro eje sobre la realidad social.
En Latinoamérica hubo populismos variados, el de Juan Domingo Perón, o el de Salvador Allende, o esa extraña amalgama del PRI mexicano, o buena parte del caudillismo venezolano, o el del inefable
Velasco Ibarra en el Ecuador. Y que después de algún esfuerzo respetable y sincero por superar esta perversión de la democracia, volvimos a caer en lo mismo. Muchas veces, por no querer resolver cuestiones de fondo, como si no quisiéramos ver la verdad.

A nombre del populismo democrático se instaló Fidel Castro en el poder, antes de que se descubrieran sus intenciones y se sufrieran sus ejecutorias. Latinoamérica ha sido tierra fecunda para el populismo. Porque nos faltó y falta democracia seria, con una política social y económica consistente. Hemos ido por el reino de los populismos, y en política el populismo es el caos. Sin que importe mucho saber la causa, aventurando que hubiera sido una la poca importancia que en los Estados Unidos se le hubiera concedido a las amistades afincadas en el anticomunismo del gobierno, del panorama latinoamericano desaparecieron un buen día las dictaduras militares, de izquierda o de derecha. Apenas ha sobrevivido la de Castro, para recordar que estos regímenes fueron posibles, y que si despierta el de Cuba tan vivas simpatías en amplios sectores retardatarios del Continente, es porque pueden regresar. Pero lo peor es que ahora se trata de sofocar cualquiera tentativa de pensamiento libre. Ya sabemos no siempre censuran las democracias a los tiranos, y que no vivimos un momento donde la vida política desborde ideología.

No me puse a escribir resúmenes históricos casualmente, sino para recordarnos que todo puede ser peor, si no defendemos nuestros derechos, el populismo arrecia, mucho más fuerte de lo que notamos, sumidos en el miedo y la enfermedad, en Latinoamérica, en Argentina y en el mundo. Y el populismo siempre es mala comida.

Diario de Cuarentena: Murmullo

Aunque en CABA y AMBA todo parece normalizarse la mayoría de los bonaerenses seguimos en cuarentena, una extraña, aggiornada, poco rigurosa, pero complicada cuarentena. Es un drama atenderse de afecciones simples, no hay posibilidades de hacernos test salvo pagando más de 7000 pesos, y estamos todos contagiados de miedo o de COVID. Pero todo esto es nada comparado con lo que sucede a nivel económico y social.

El dólar bajó pero a costa de las reservas de ANSES y del ajuste a los jubilados, medidas momentáneas que sin achicar el déficit, algo improbable si siguen agrandando el estado, y sin bajar la emisión. Por más relato que tengan si vas al mercado sabés que la inflación es altísima y que ya venden frutos de a uno. Los medicamentos tienen precios siderales y los creadores seriales de pobrismo y asistencialismo solo murmuran bajito para no ser oídos , que lo están logrando. Quieren esclavos, no ciudadanos.

Me da mucha pena la poca conciencia de los intelectuales de nuestra sociedad, y siento que son imperdonables sus silencios. La gente común, el que lucha por un plato para los hijos, no debe avergonzarse, pero aquellos que pueden y tienen las herramientas para gritar, tienen que dejar de ser murmullo y elevar la voz ante la incansable violencia que genera el encierro, el hambre y el despotismo económico. Nos gobiernan mentes siniestras, impunes y desgraciadas, que no buscan el bien social, por el contrario, apelan a destruir nuestra trama, para su beneficio.

¿Dónde están los sindicatos, los colectivos de género, los progresistas asumidos, ante semejante desastre sanitario, económico y social? Son el murmullo de lo indecible. Por favor, ciudadanos, continuemos en pié.

Diario de Cuarentena: #observatorio

La idea de observar y controlar todo con minuciosidad siempre me sorprende cuando viene de diputados que dicen ser progresistas, o muy Lelouch y ahora nos quieren observar el periodo menstrual. Digo : no será que les pagamos sueldos importantes a estas señoras para que piensen en cuestiones inherentes a la situación caótica que vive el país en vez de estar paveando con la copa o no copa o como sea que manejamos nuestros períodos menstruales.

Cuando creo que todo lo que podía ver ya lo había visto aparece esto. En la misma semana de la vacuna rusa. Una que quieren usar con nosotros que somos baratos y truchos ya que ni sus propias tropas quieren usar. Y estamos preocupadisimos por la elección de EEUU como si algo nos modificara, en vez de ver el desastre en el que nadamos. Uno lleno de ASPO, DISPO, Cuarentena, muertos, falta de test, economía destruida, negocios cerrados, y la joda permanente del negocio de los políticos tradicionales sobre los intereses ciudadanos.

Mientras nos quejamos y nos morimos de hambre, viajan a apoyar a Evo, a comprar basura en forma de vacuna salvadora o a escapar del cotidiano que nos crearon sin cesar. Dicen cuidar la vida, pero apoyan el aborto indiscriminado, y además eligen que debemos usar en nuestro ciclo menstrual, un nuevo observatorio, un nuevo curro. Mientras la clase que dicen defender se ve sometida al pobrismo practicante del populismo, de algunos sectores de la iglesia (me duele decirlo) y de los que miran para otro lado.

Mañana hay un manifestación, la acompaño, pero además debemos pensar antes de votar, antes de actuar y antes de irnos. Este es nuestro país, y nosotros elegimos a la gente que asume el poder. No seamos hipócritas, dejemos de ser progres con prepaga para ser ciudadanos, aunque lo que votemos o lo que digamos, como es el caso del diario de hoy, no sea cool.

Diario de Cuarentena: conejillos de indias

Cuando el populismo avanza, el pueblo es usado de conejillo de indias, la última prueba parece ser la vacuna rusa que pretenden que probemos. Y sí, somos baratos e ignorantes. Así nos ven. Y así nos muestra este gobierno malintencionado. Primero la vice se reunió con el embajador, viajecito de una supuesta master en salud con la esposa del ministro provincial y negocio hecho. No importa que no tenga las pruebas, si total como mucho, morirán más argentinos de los que ya murieron.

Vivimos como podemos, a los tumbos todos machucados, y nuestro gobierno esta preocupado solamente en tomar la justicia. Si uno tiene tos o dolor de garganta y llama a su médico lo atiende online, le dice que si no tiene dos o tres síntomas el estado no lo testea, si quiere testar su estado tiene que pagar un mínimo de 7000 pesos en un país con jubilación de 17000 y si logra hacerlo, puede dar un falso negativo. Eso sí, por las dudas quedate en casa 15 días, no seas asesino. De a 15 días por vez,pasó un año, con millones de contagios y mucho más de 30000 muertos, uno de los mayores números de mortalidad por millón y sin educación, llenos de incendios, fundidos y desesperados, ahora nos usarán para probar las vacunas de Putin.

Yo creo en las vacunas, pero en las que pasan las fases. No quiero ser más conejillo de indias de un gobierno patético y corrupto, e ineficiente que solo habla cuando la gente pierde sus derechos. De la economía, el plan o como lo llamen, no digo nada porque no existe. pero en esta maraña de palabras en que envuelven hechos tenebrosos nos podemos caer a un precipicio final. Ya lo decía Discépolo del siglo pasado, y seguimos sin aprender:

Que el mundo fue y será una porquería
Ya lo sé…
(¡En el quinientos diez
Y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros
Maquiavelos y estafaos
Contentos y amargaos
Valores y doblé…
Pero que el siglo veinte
Es un despliegue
De maldá insolente
Ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
En un merengue
Y en el mismo lodo
Todos manoseaos…¡Hoy resulta que es lo mismo
Ser derecho que traidor!…
¡Ignorante, sabio o chorro
Pretencioso estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
Que un gran profesor!
No hay aplazaos (¿Qué va a haber?)
Ni escalafón
Los inmorales
Nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
Y otro afana en su ambición
¡da lo mismo que sea cura
Colchonero, rey de bastos Caradura o polizón!…

¡Qué falta de respeto, qué atropello
A la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Toscanini va Escarfaso y Napoleón
Don Bosco y «La Mignón»
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera irrespetuosa
De los cambalaches
Se ha mezclao la vida
Y herida por un sable sin remaches
Ves llorar la BibliaJunto a un calefón…
¡Siglo veinte, cambalache

Problemático y febril!…
El que no llora no mama
Y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
Nos vamo a encontrar!
¡No pienses más
Sentate a un lao
Que a nadie importa
Si naciste honrao!
Si es lo mismo el que labura
Noche y día como un buey
Que el que vive de las minas
Que el que mata, que el que cura
O está fuera de la ley…

Diario de Cuarentena: Populismo, picada y democracia

En el Populismo sin mediar más que su sola institución se produce la banalización del debate público, sus políticos inhiben,contra todo obstáculo, la deliberación seria , sensata e intelectual de cualquier tema que sea real y constructivo y que ataña a lo público, complicando el discurso y confundiendo la discusión porque sus argumentos falsos no soportarían la prueba de la lógica y la razón.

Si se me ocurre cuestionar a un populista, se me califica desde traidora, oligarca, gorila, anti pueblo aliada de supuestos intereses internacionales, que van desde Trump al FMI o al enemigo de turno.

Cuando no les alcanza con lo general viene lo ad hominem, entonces me descalifican y atacan como persona. Pueden llamarme por otro nombre, como cierta señora que se dice feminista y dirigente social. Pero la única pretensión es empobrecer y volver vulgar el debate de lo público. Bien populista, vulnerando siempre el Estado de derecho, porque como lo dijo el presidente Dios es peronista,aunque debió dejar afuera a Perón y decir Dios es populista, es decir, todos ellos lo son y están más allá del bien y del mal, se sienten iluminados y autorizados para cumplir sus propósitos, entonces están “legitimados” para desconocer y adecuar el marco jurídico e institucional, como usurpar, liberar delincuentes, impedir el libre tránsito, el derecho al trabajo, porque es por el bien del «pueblo». Pero el populismo no se olvida de las finanzas públicas. Emite y emite, son insuficientes los recursos públicos para atender las necesidades populares. Y como su discurso se basa en las personas pobres, entonces si estoy en contra soy inhumana, ingrata y “neoliberal de derecha”, que el Dios populista sabrá lo que significa.
Todo lo que se observe sobre la falta de transparencia del gobierno es atentar contra el “proyecto social”, y a cualquier librepensador, empresario o sector de la prensa que los critique se los descalifica por antiprogresista.

El Populismo, tal como ocurre hoy en nuestro país nos da como resultado una linda picada de déficit fiscal, violación recurrente del Estado de Derecho, limitación de derechos, corporativización y concentración del poder político y económico en ciertos grupos privilegiados, como lo que ocurre con la pseudo competencia a Mercado Libre, y entonces, aquellos que cayeron en su garras, se sienten con desazón, desconfianza, frustración, desencanto y la consiguiente deslegitimación democrática. Cuando “el pueblo” se da cuenta que los beneficios prometidos por el Populismo no llegan , o llegan para los amigos del poder y los pobres son más pobres, el descontento presiona a la Política Populista. Y se radicaliza aún más. Promete más, por supuesto en vano. Crea teorías de conspiración para defender la “soberanía nacional”, exige más recursos públicos por medio de nuevos impuestos porque antes “se los robaron” ya que nunca alcanzan , y atenta cada vez más contra el Estado de Derecho, limitando cada vez más derechos y libertades como las nombradas, el cepo, y cuanta otra se les ocurra.

Cuando estas nuevas políticas radicales “de sacrificio popular” para cumplir el propósito populista de “bienestar general” fracasan sobreviene el desempleo, inflación, escasez de bienes, y la destrucción de la economía familiar. El Populismo en nuestro país ha destruido en poco menos de un año lo que quedaba de la base económica de generación de riqueza y demasiado rápido está perdiendo la capacidad de manipulación de su base clientelar.Por eso están perdiendo la perspectiva y manotean para no perder el poder.

Pero esta picada pueden ser mortal porque la República ,el Estado de Derecho y la Economía, están en grave crisis, ya hay protestas y violencia social en crecimiento, y mi miedo es el espíritu autoritario que se esconde detrás del Populismo, que sin dudas ataca al pueblo que decía defender.

El círculo perverso del Populismo, de origen emocional y cultural, lo superaremos cuando las personas desarrollen un profundo sentido crítico y democrático. Cuando se cuestionen las ofertas de las personas que aspiran al poder, cuando se desideologicen las políticas públicas, y se analicen a partir de valores y principios básicos de la democracia, como la libertad, la igualdad ante la Ley, el respeto del Estado de Derecho, la solidaridad y la equidad.

Estoy cansada de los discursos llenos de complicadas versiones de una misma propuesta: populismo.

Propongo comenzar a pensar en crecimiento, trabajo, dignidad, respeto, derechos, obligaciones, profesionalismo, educación, educación, educación. Algo que a éste, el peor de los gobiernos populistas de Argentina, parece evitar con vehemencia, porque un pueblo ignorante es manejable. El miedo, la ignorancia son sus herramientas, pero las viste de subsidios y de vestidos IFE para que no se note.

Basta de Mentiras, se van nuestros hijos, o mueren tratando de llegar a casa, no me callan los barbijos cuando está la libertad en juego. Y soy de las que creo, como Franklin que donde mora la libertad, allí está mi patria.

Diario de Cuarentena: Nosotros y ellos

El odio es la venganza de un cobarde intimidado.George Bernard Shaw

Hoy, 14 de Octubre de 2020, quiero dejar constancia de la imposibilidad de unión de nuestro pueblo, sesgado por el odio irracional de algunos líderes, que hablan de amor y siembran discordia. Y quiero ser muy clara, no hablo del peronismo, que prefiero llamar Justicialismo, porque los muertos, muertos son. Pueden inspirarnos pero transformarlos en dioses sólo los rebaja. Hablo concretamente de los militantes camporistas y kirchneristas, y en ellos incluyo a todos en el gobierno porque si no lo son, lo han sido. Gente que trata de asesinos a quienes no piensan igual, como a mí, respecto a la cuarentena, gente que desea la muerte, que clasifica como válida una marcha piquetera que apedrea un congreso pero invalida una pacífica manifestación ciudadana en su contra. Parece que quiere todo el tiempo dividir, agredir, impedir el diálogo. Esto no es nuevo, lo planteaba el Príncipe, lo ejecutó Hitler y lo emuló el Ducce, a quien Perón admiraba. No es raro escuchar en nuestra historia justicialista momentos de claras prohibiciones y generación de odio, un concepto loco de higienizar la cultura siempre los tortura. Hoy también. No es el censor Tato, en época de mujeres pseudo empoderadas es Lewin la que parece que ostenta el poder de Catón.

No somos nosotros y ellos, somos nosotros con ellos. Pero cada vez es más difícil y lo vivo con amigos muy queridos en carne propia. No es posible el diálogo, hay una gran omnipotencia y falta de autocrítica, hay un pensamiento anquilosado en derecha o izquierda que solo atrasa, resueltos a dividir porque solo así pueden reinar, se llevan puesta toda una historia de integración cultural. Tenemos que volver a tener empatía, respeto por el otro, mantener el disenso como proyecto de una idea superadora y poder cuestionar aún aquello en lo que creemos para crecer. No nos va a matar el virus. Nos matará el odio.

Nuestro jefe de gabinete parece ser un dios que decide quién es gente y quien no, el ministro de Defensa solo defiende a los suyos, el presidente nos cataloga de buenos o malos según nuestro voto, los colectivos ven matar mujeres en silencio, la salud la maneja un señor que no sabe dónde está parado, la brecha cambiaria afecta la producción y el desarrollo, los mismos de siempre siguen robando y enriqueciéndose, el que produce se funde, los trabajadores no tienen empleo y la suerte parece echada. Nos quieren reducidos a siervos del estado.

Por eso fui a la marcha el lunes e iré a todas las que se hagan para apoyar la libertad, la coherencia, la unidad, las relaciones cordiales y la honestidad, el trabajo, la libre circulación y todos los derechos adquiridos por luchas y patriotas que hoy olvidamos asustados por un virus que tratan con ibuprofeno.

Nos podemos morir? Sí, como siempre, hubo muchas nuevas pestes en la humanidad. Pero más me preocupa la peste totalitaria que parece querer instalarse en la Argentina y que pretenden tratar de parias a los ciudadanos disidentes. Existimos, les guste o no. Y vamos a defender la libertad.

 Cuando perdemos el derecho a ser diferentes, perdemos el privilegio de ser libres Charles Evans Hughes