En el Populismo sin mediar más que su sola institución se produce la banalización del debate público, sus políticos inhiben,contra todo obstáculo, la deliberación seria , sensata e intelectual de cualquier tema que sea real y constructivo y que ataña a lo público, complicando el discurso y confundiendo la discusión porque sus argumentos falsos no soportarían la prueba de la lógica y la razón.
Si se me ocurre cuestionar a un populista, se me califica desde traidora, oligarca, gorila, anti pueblo aliada de supuestos intereses internacionales, que van desde Trump al FMI o al enemigo de turno.
Cuando no les alcanza con lo general viene lo ad hominem, entonces me descalifican y atacan como persona. Pueden llamarme por otro nombre, como cierta señora que se dice feminista y dirigente social. Pero la única pretensión es empobrecer y volver vulgar el debate de lo público. Bien populista, vulnerando siempre el Estado de derecho, porque como lo dijo el presidente Dios es peronista,aunque debió dejar afuera a Perón y decir Dios es populista, es decir, todos ellos lo son y están más allá del bien y del mal, se sienten iluminados y autorizados para cumplir sus propósitos, entonces están “legitimados” para desconocer y adecuar el marco jurídico e institucional, como usurpar, liberar delincuentes, impedir el libre tránsito, el derecho al trabajo, porque es por el bien del «pueblo». Pero el populismo no se olvida de las finanzas públicas. Emite y emite, son insuficientes los recursos públicos para atender las necesidades populares. Y como su discurso se basa en las personas pobres, entonces si estoy en contra soy inhumana, ingrata y “neoliberal de derecha”, que el Dios populista sabrá lo que significa.
Todo lo que se observe sobre la falta de transparencia del gobierno es atentar contra el “proyecto social”, y a cualquier librepensador, empresario o sector de la prensa que los critique se los descalifica por antiprogresista.
El Populismo, tal como ocurre hoy en nuestro país nos da como resultado una linda picada de déficit fiscal, violación recurrente del Estado de Derecho, limitación de derechos, corporativización y concentración del poder político y económico en ciertos grupos privilegiados, como lo que ocurre con la pseudo competencia a Mercado Libre, y entonces, aquellos que cayeron en su garras, se sienten con desazón, desconfianza, frustración, desencanto y la consiguiente deslegitimación democrática. Cuando “el pueblo” se da cuenta que los beneficios prometidos por el Populismo no llegan , o llegan para los amigos del poder y los pobres son más pobres, el descontento presiona a la Política Populista. Y se radicaliza aún más. Promete más, por supuesto en vano. Crea teorías de conspiración para defender la “soberanía nacional”, exige más recursos públicos por medio de nuevos impuestos porque antes “se los robaron” ya que nunca alcanzan , y atenta cada vez más contra el Estado de Derecho, limitando cada vez más derechos y libertades como las nombradas, el cepo, y cuanta otra se les ocurra.
Cuando estas nuevas políticas radicales “de sacrificio popular” para cumplir el propósito populista de “bienestar general” fracasan sobreviene el desempleo, inflación, escasez de bienes, y la destrucción de la economía familiar. El Populismo en nuestro país ha destruido en poco menos de un año lo que quedaba de la base económica de generación de riqueza y demasiado rápido está perdiendo la capacidad de manipulación de su base clientelar.Por eso están perdiendo la perspectiva y manotean para no perder el poder.
Pero esta picada pueden ser mortal porque la República ,el Estado de Derecho y la Economía, están en grave crisis, ya hay protestas y violencia social en crecimiento, y mi miedo es el espíritu autoritario que se esconde detrás del Populismo, que sin dudas ataca al pueblo que decía defender.
El círculo perverso del Populismo, de origen emocional y cultural, lo superaremos cuando las personas desarrollen un profundo sentido crítico y democrático. Cuando se cuestionen las ofertas de las personas que aspiran al poder, cuando se desideologicen las políticas públicas, y se analicen a partir de valores y principios básicos de la democracia, como la libertad, la igualdad ante la Ley, el respeto del Estado de Derecho, la solidaridad y la equidad.
Estoy cansada de los discursos llenos de complicadas versiones de una misma propuesta: populismo.
Propongo comenzar a pensar en crecimiento, trabajo, dignidad, respeto, derechos, obligaciones, profesionalismo, educación, educación, educación. Algo que a éste, el peor de los gobiernos populistas de Argentina, parece evitar con vehemencia, porque un pueblo ignorante es manejable. El miedo, la ignorancia son sus herramientas, pero las viste de subsidios y de vestidos IFE para que no se note.
Basta de Mentiras, se van nuestros hijos, o mueren tratando de llegar a casa, no me callan los barbijos cuando está la libertad en juego. Y soy de las que creo, como Franklin que donde mora la libertad, allí está mi patria.