Diario de Cuarentena: Populismo, picada y democracia

En el Populismo sin mediar más que su sola institución se produce la banalización del debate público, sus políticos inhiben,contra todo obstáculo, la deliberación seria , sensata e intelectual de cualquier tema que sea real y constructivo y que ataña a lo público, complicando el discurso y confundiendo la discusión porque sus argumentos falsos no soportarían la prueba de la lógica y la razón.

Si se me ocurre cuestionar a un populista, se me califica desde traidora, oligarca, gorila, anti pueblo aliada de supuestos intereses internacionales, que van desde Trump al FMI o al enemigo de turno.

Cuando no les alcanza con lo general viene lo ad hominem, entonces me descalifican y atacan como persona. Pueden llamarme por otro nombre, como cierta señora que se dice feminista y dirigente social. Pero la única pretensión es empobrecer y volver vulgar el debate de lo público. Bien populista, vulnerando siempre el Estado de derecho, porque como lo dijo el presidente Dios es peronista,aunque debió dejar afuera a Perón y decir Dios es populista, es decir, todos ellos lo son y están más allá del bien y del mal, se sienten iluminados y autorizados para cumplir sus propósitos, entonces están “legitimados” para desconocer y adecuar el marco jurídico e institucional, como usurpar, liberar delincuentes, impedir el libre tránsito, el derecho al trabajo, porque es por el bien del «pueblo». Pero el populismo no se olvida de las finanzas públicas. Emite y emite, son insuficientes los recursos públicos para atender las necesidades populares. Y como su discurso se basa en las personas pobres, entonces si estoy en contra soy inhumana, ingrata y “neoliberal de derecha”, que el Dios populista sabrá lo que significa.
Todo lo que se observe sobre la falta de transparencia del gobierno es atentar contra el “proyecto social”, y a cualquier librepensador, empresario o sector de la prensa que los critique se los descalifica por antiprogresista.

El Populismo, tal como ocurre hoy en nuestro país nos da como resultado una linda picada de déficit fiscal, violación recurrente del Estado de Derecho, limitación de derechos, corporativización y concentración del poder político y económico en ciertos grupos privilegiados, como lo que ocurre con la pseudo competencia a Mercado Libre, y entonces, aquellos que cayeron en su garras, se sienten con desazón, desconfianza, frustración, desencanto y la consiguiente deslegitimación democrática. Cuando “el pueblo” se da cuenta que los beneficios prometidos por el Populismo no llegan , o llegan para los amigos del poder y los pobres son más pobres, el descontento presiona a la Política Populista. Y se radicaliza aún más. Promete más, por supuesto en vano. Crea teorías de conspiración para defender la “soberanía nacional”, exige más recursos públicos por medio de nuevos impuestos porque antes “se los robaron” ya que nunca alcanzan , y atenta cada vez más contra el Estado de Derecho, limitando cada vez más derechos y libertades como las nombradas, el cepo, y cuanta otra se les ocurra.

Cuando estas nuevas políticas radicales “de sacrificio popular” para cumplir el propósito populista de “bienestar general” fracasan sobreviene el desempleo, inflación, escasez de bienes, y la destrucción de la economía familiar. El Populismo en nuestro país ha destruido en poco menos de un año lo que quedaba de la base económica de generación de riqueza y demasiado rápido está perdiendo la capacidad de manipulación de su base clientelar.Por eso están perdiendo la perspectiva y manotean para no perder el poder.

Pero esta picada pueden ser mortal porque la República ,el Estado de Derecho y la Economía, están en grave crisis, ya hay protestas y violencia social en crecimiento, y mi miedo es el espíritu autoritario que se esconde detrás del Populismo, que sin dudas ataca al pueblo que decía defender.

El círculo perverso del Populismo, de origen emocional y cultural, lo superaremos cuando las personas desarrollen un profundo sentido crítico y democrático. Cuando se cuestionen las ofertas de las personas que aspiran al poder, cuando se desideologicen las políticas públicas, y se analicen a partir de valores y principios básicos de la democracia, como la libertad, la igualdad ante la Ley, el respeto del Estado de Derecho, la solidaridad y la equidad.

Estoy cansada de los discursos llenos de complicadas versiones de una misma propuesta: populismo.

Propongo comenzar a pensar en crecimiento, trabajo, dignidad, respeto, derechos, obligaciones, profesionalismo, educación, educación, educación. Algo que a éste, el peor de los gobiernos populistas de Argentina, parece evitar con vehemencia, porque un pueblo ignorante es manejable. El miedo, la ignorancia son sus herramientas, pero las viste de subsidios y de vestidos IFE para que no se note.

Basta de Mentiras, se van nuestros hijos, o mueren tratando de llegar a casa, no me callan los barbijos cuando está la libertad en juego. Y soy de las que creo, como Franklin que donde mora la libertad, allí está mi patria.

Diario de cuarentena: Día Internacional de la Democracia

En estos momentos en que el mundo se enfrenta a la enfermedad por coronavirus, la democracia es crucial para asegurar el libre flujo de la información, la participación en la toma de decisiones y rendición de cuentas por la respuesta ante la pandemia.

Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres

El Día Internacional de la Democracia debe resultar un recordatorio de que la democracia se centra en las personas. Solo con la participación y el apoyo plenos de la comunidad internacional, los gobiernos, la sociedad civil y las personas, la democracia se convierte en realidad para vivir en paz en el mundo..La crisis sin precedentes causada por la pandemia nos trajo desafíos sociales, políticos y legales a todos. Pero no todos responden con las mismas medidas de emergencia para abordar la crisis, algunos logran el equilibrio entre democracia y manejo sanitario y otros se ufanan en desentenderse de los valores democráticos esenciales, que son defender a ultranza el estado de derecho, proteger y respetar las normas internacionales y los principios básicos de la legalidad, defender el derecho a acceder a la justicia, y resolver con medidas adecuadas los recursos y los procesos en curso.

La ONU  publicó un documento sobre los Derechos Humanos durante el COVID-19, en el que el Secretario insta a los Estados a respetar y proteger, entre otros derechos, la libertad de expresión y de prensa, la libertad de información y la libertad de asociación y de reunión. Vista la práctica de muchos países en el contexto de la COVID-19, parece que esto no ocurre necesariamente. Argentina es uno de ellos, y lo digo con la tristeza que me da perder derechos en un país que parecía dispuesto a defenderlos. Entre las preocupaciones de la organización cito:

  • Distintas medidas para controlar la circulación de información y reprimir la libertad de expresión y la libertad de prensa en un contexto donde ya se está reduciendo el espacio cívico;
  • El arresto, la detención, el enjuiciamiento o la persecución de opositores políticos, periodistas, personal médico y de salud, activistas y otros por supuesta difusión de “noticias falsas”;
  • La ciberpolicía agresiva y una mayor vigilancia en línea;
  • El aplazamiento de las elecciones, que plantea graves problemas constitucionales en algunos casos y puede provocar un aumento de las tensiones.

La crisis que vivimos nos interpela sobre la mejor forma de contrarrestar el discurso que perjudique la salud pero proteger al mismo tiempo la libertad de expresión. Los intentos generalizados de eliminar la información errónea o la desinformación pueden llevar y lo han hecho, a la censura intencionada o no, que rompe la confianza. La información precisa, clara y fáctica de fuentes en las que la gente confía, es la respuesta que la ONU propone.

En el mundo, las organizaciones de la sociedad civil trabajan junto a la ONU para atender y de ser necesario contrarrestar la maneras en que la crisis del COVID-19 afecta la democracia y aumenta el autoritarismo. Y destacan algunas:

  • el desarrollo de la alfabetización mediática y la seguridad digital
  • luchar contra la desinformación y el discurso de odio, que se han multiplicado durante la crisis.
  • capacitar a los periodistas de forma remota para informar sobre el impacto de la pandemia con una cobertura profunda y real, mientras se mantienen seguros en la primera línea.
  • empoderar a las mujeres contra la violencia de género, que se ha disparado en medio de cierres, cuarentenas y presiones sociales y económicas del Covid-19.
  • dar a conocer los desafíos de la desigualdad y la deficiente prestación de servicios agravados por la crisis, con un enfoque específico en las necesidades y derechos de las mujeres, los jóvenes, las minorías y otras poblaciones marginadas, para ayudar a que los gobiernos rindan cuentas.

Hay valores innegociables como los de la libertad, el respeto a los derechos humanos y el principio de la celebración de elecciones periódicas por sufragio universal ; la democracia es vital para la protección y la realización efectiva de los derechos humanos. Estos valores están incorporados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y desarrollados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos , que consagra una serie de derechos políticos y libertades civiles que sustentan democracias significativas.

El artículo 21(3) de la Declaración Universal de Derechos Humanos, establece que: «La voluntad de la población debe constituir la base de la autoridad de gobierno; ello se expresará en elecciones periódicas y genuinas que serán mediante sufragio universal e igual y se celebrarán por voto secreto o por procedimientos de votación libres equivalentes».

Perder de vista el valor intrínseco de la defensa de estos derechos, sólo acrecentara inequidades, la democracia sin dudas es perfectible, pero también sin dudas es el sistema que nos permite defender con mayor equidad nuestros derechos. Es momento de estar atentos y de comprender que los virus pasan, pero los atropellos a la libertad puede permanecer en el tiempo, para muestra, nuestra historia.

 «La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás». Winston Churchill (1874-1965)

Diario de Cuarentena: ¿Nos miramos un poco?

Cuando la clara y divina anatomía de Narciso
se inclina
hacia el espejo oscuro del lago,
cuando el torso blanco doblado hacia delante
se inmoviliza helado
en la curva plateada e hipnótica de su deseo,
cuando el tiempo pasa
en el reloj de flores de la arena de su propia carne,
Narciso se anonada en el vértigo cósmico (…)

                                                                    La metamorfosis de Narciso, Salvador Dalí.

 

El mundo ya estaba mal hecho, mal gobernado, en buena parte por la incapacidad argentina  de  administrar sin endeudarnos y sin crear asistencialismo desde la vuelta a la democracia, además, con desafueros ocurridos, casi siempre espurios, a lo que podemos sumarles cuestiones internacionales. Pero ahora estamos en problemas. Esta crisis pandémica no ha sido, el resultado de una mala gestión política y económica: ¿o sí lo ha sido también ?

En todo caso, este coronavirus nos deja como souvenir una nueva cosmovisión, algunas nuevas prioridades, y también cuestiones urgentes a resolver. El mundo está cambiando sus estrategias geocéntricas, una nueva bipolaridad  con otros actores principales o secundarios se gesta, entre China y Estados Unidos, y si miramos bien ambos países tienen méritos para no quedar indemnes. Salvo la retirada de la OMS, Estados Unidos deberá rever su política internacional. Lo de China va por un carril diferente donde la verdad es esquiva. Pero nosotros, pequeño país sudamericano, estamos quedando afuera del mundo, y no podemos echar la culpa a la pandemia. La profunda huella que dejará en los países pobres, ahondando en las desigualdades en y entre las naciones, será terrible. Y entonces los Estados adquieren un protagonismo acrecentado en la sociedad interna y en la internacional: lamentablemente se vuelven más intervencionistas en la economía y muchos intervenidos, insolventes, como nosotros.

Es necesario recuperar el derecho, las libertades, y repensar lo que ocurre con esta cuestión de la ciber vida actual que no ayuda a concertar acuerdos ni a generar confianza. Nos sobran líderes de cartón carentes de raciocinio y de una altura nacional e internacional acorde a las circunstancias.

Los organismos internacionales se ven superados por algunas manipulaciones, como la propia OMS por parte de China. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ha actuado poco y tarde ante la crisis. Y de lo nacional o el Mercosur podemos esperar casi nada.

Pero, cómo no preocuparse de una nueva, y desbridada, situación social y sanitaria apocalíptica. Cabe temer que tanta pobreza, injusticia y desolación sembradas o agravadas durante la pandemia terminen en una mayor conflictividad social. Cómo se maneje la economía nacional y la internacional, tendrá un papel
fundamental en el hecho que no desborde todo, regenerando el sistema, para revitalizar el comercio también en lo nacional y lo global, ahuyentando tendencias estatistas que solo nos alejan del bienestar.

Padecemos flagelos humanitarios y ambientales, porque la Naturaleza está en el origen y en el fin de los tiempos; el cambio climático sobrevivirá a la covid-19. Sofocada la pandemia, quedará pendiente
como nos relacionamos, por ejemplo, con el medio ambiente. En el inicio del confinamiento se pensó en efectos favorables del encierro sobre el medioambiente: aire más puro, menos emisiones de gases de efecto invernadero, pero fue una ilusión, porque el mundo lleno de gente necesitará el crecimiento
económico que volverá a ser en buena parte insostenible, es más hoy hay más desperdicio de plásticos con el material sanitario, más empleo del transporte privado en perjuicio del público, sigue la deforestación . La pandemia, por ahora no nos ha cambiado, y en esta parte del mundo, la que nos toca, nos ha empeorado.
Con un gobierno que se compara con Suecia y no es capaz de volver a compararse para mostrar cuanto se equivocó, con ciudadanos que no quieren saber la verdad, no sé si tiene sentido que diga que si no queremos llegar a un atolladero sin salida, en el mundo y particularmente en la Argentina, tenemos que comenzar a comprender que la pandemia va a pasar, nos adaptamos a los cuidados necesarios, pero si no nos planteamos un cambio sustancial con un futuro sin suburbios superpoblados, mirándonos al espejo y pensando en una trazabilidad sustentable, todo habrá sido en vano.

Diario de Cuarentena: Impotencia

Aunque el sueño me pega fuerte esta mañana, igual intento terminar con mis cuestiones. Último texto para el Mundial de escritura con mis queridos Piarenses, cursada en FLACSO hablando de políticas culturales y dedicarle unas horas del día a la novela que me quieta el sueño. Tengo que elegir y probar una plataforma para Políticas Culturales en acción que modero el viernes y corregir el taller. Hago lo que me gusta, casi siempre sin paga pero lo que me gusta. Sin embargo hay un dejo amargo en mi vida cuando sé que me controlan. No puedo circular, no puedo ver el mar, no puedo ver a amigos, hermanos, sobrinos,colegas, alumnos. No estoy pudiendo transitar libremente, ni trabajar libremente, ni caminar libremente ni litigar y menos manifestarme. Procesan a quienes se manifiestan.Una locura. Necesitamos que llueva libertad.

Pero es peor, hay desaparecidos en democracia. Pero no se oyen voces. Un chico cerca de Bahía Blanca, en un pueblo como cualquiera de la provincia quiso ver a su novia. No llevaba el permiso de circulación, fue detenido en un retén, y desapareció. Otro en el norte del país, fue detenido y apareció muerto en otra provincia, en San Luis casos similares. O el ataque espantoso a los Qom ¿No obedecer una cuarentena anticonstitucional puede llevarte a desaparecer? ¿Dónde están los organismos de derechos humanos? ¿los colectivos? No hay voces sobre el tema que no sean opositoras o pocas voces periodísticas. ¿Y nos ocupamos de otros países? ¿Del racismo? Estamos en una crisis sin precedentes. Y no es por la pandemia. Es por las políticas públicas aplicadas para enfrentarlas. Políticas que atentan contra la libertad laboral, de expresión y de tránsito, tres de los derechos inalienables que debemos defender. Además políticas utilizadas sin criterio y a destiempo, con metodologías obsoletas. Hay países que hacen 500000 test semanales, no llegamos a ese número en más de tres meses y medio de encierro. La clase política no está a la altura, pero no debería sorprendernos, hace 37 años que son los mismos apellidos: Cafiero, Alfonsín, Béliz, Lavagna, Galmarini, Moreau, Kirchner, etc. Los mismos, padres e hijos, o sobrinos, una y otra vez. En lo macro pasa, pero en las ciudades también, faltan líderes. Patriotas. Personas que generen políticas de estado a futuro, que proyecten a treinta años. No para salvarse de juicios por corrupción.

Sigo con modorra, pero me desperezo, porque no es tiempo de dormirse en ningún laurel, la realidad nos golpea duro, con injusticia, desaparecidos, hambre, enfermedad y mucha corrupción. No nos dejemos intimidar, por nadie. No hay derecho a hacerlo. Que no nos amedrenten, y además, tengamos claro que el enemigo no es el vecino con coronavirus, es la falta de respuesta ante la crisis. Por eso intimidan. Decía la gran Ayn Rand: «El argumento de la intimidación es una confesión de impotencia intelectual.»

Diario de Cuarentena: No somos Fedora

«En todas las épocas hubo alguien que, mirando a Fedora tal como era, había imaginado el modo de convertirla en la ciudad ideal, pero mientras construía su modelo en miniatura, Fedora dejaba de ser la misma de antes»

¨Las ciudades invisibles¨Italo Calvino

Las ciudades y, del mismo modo, los países, las sociedades en general jamás se quedan paradas, sino que continúan evolucionando constantemente. Pero Argentina parece ser la excepción, y no precisamente por ser una utopía evolucionada. Nos encontramos dando vueltas en círculos desde hace por lo menos setenta años, eligiendo preconceptos obsoletos, creyendo en frases hechas, buceando en la oscuridad una y otra y otra vez. Sin hacernos cargo. Siempre estamos mitad y mitad, no somos una sociedad somos dos, como mínimo. Y así es difícil lograr una ola en movimiento que nos recicle o nos mueva. Pero no queremos oirnos, ayer miraba un programa donde la mitad de la mesa iba para un lado y desoía a la otra mitad, que iba para el otro, y viceversa. ¡Qué manía tenemos con ser dueños de una verdad irrefutable!.

Por otra parte tuve en el 9 de julio experiencias diversas, por la mañana ví la tumba de mi madre, a la que le habían robado el florero, cuando le pregunto a quien cuida el cementerio privado me dice que tengo que ir a las oficinas centricas a reclamar. Mi planteo fue porque no lo hace él, que camina el lugar y ve los floreros y placas robadas, sí, robadas, leés bien. Pero se encogió de hombros, para qué pensar. Por la tardé marché a pedir claridad, justicia y libertad dentro de mi auto, para que nadie me tema, pero sin tapabocas. Me asombré con las declaraciones de la clase gobernante que consideró la marcha «antidemocrática». Las contradicciones abruman. Las mismas personas que hicieron todas las marchas y cortes, las que apedrearon el congreso y destruyeron plazas y espacios públicos los últimos años, consideran la marcha calma con banderas argentinas «antidemocrática». Es decir, la democracia les pertenece. Tal vez eso explique porqué los que la llamaron marcha del odio, después se asustan si lo generan. En estas antípodas se halla la sociedad argentina actual. No veo cómo salir. No somos Fedora. Somos una construcción en decadencia que por suerte por la noche salvó la poesía. Formé parte de un recital poético que comenzó con el himno cantado por Coqui Sosa, y todas las provincias representadas en versos. Todas las ideologías confluyendo, la diversidad se abrió paso en un encuentro armónico que me devolvió la fe. Y pude soñar que nos movíamos, que creíamos, que la vida podía llevarnos a un sitio donde pensar diferente sea bien visto. Pero no un sitio utópico. Porque evoluciona. Las utopías, por el contrario, son perfectas solamente en su inmovilidad e intemporalidad. Es decir, que son perfectas porque no son reales, porque no se han llevado nunca a la práctica. Como de sobra aprendimos en el siglo XX, cuando alguien finalmente se atreve a aplicarlas, se convierten rápidamente en pesadilla. Aprendamos a construir realidades móviles, cambiantes, sinceras, para no morir quietos, dentro de un espiral ideológico que nos está matando.

Diario de cuarentena: Valores

Sábado. Que es lo mismo que lunes, martes o miércoles, porque aquellos que aunque contra nuestra voluntad, cumplimos el confinamiento, y cada vez somos menos, hemos perdido el sabor del fin de semana. En un testar sin cesar de días iguales, casi sin tiempo. Sin embargo hay otros que perdieron más que las referencias temporales, o tal vez nunca los tuvieron, hablo de los valores. Los humanos, los sociales, los que hacen posible un convivencia amorosa y productiva en la sociedad. Hay algunos, unos siete, bastante necesarios para la vida democrática, que se supone que es la intentamos llevar. Te los enumero para que puedas vos también analizar tu entorno, y si querés me contás como lo ves.

Primero, convengamos que elegimos y luchamos por vivir en democracia y la democracia es una forma de vivir en sociedad, que solo es viable si se fundamenta en un conjunto de valores, como la libertad, la igualdad, la justicia, el respeto, la tolerancia, el pluralismo y la participación.

La libertad es fundamental , porque nos garantiza la posibilidad de autogobernarnos. Esto significa que una persona no está obligada a asumir o acatar aquellas obligaciones o vínculos que no acepte como válidos. Y los que nos representan deben responder a nuestra voz. La libertad nos garantiza como individuos participar voluntariamente en las acciones y decisiones políticas que nos atañen. Sin embargo, nuestra libertad no puede ser ilimitada; acaba donde comienza la de los otros. En una democracia, la libertad, como forma de participación política y social, se traduce en libertad de expresión, de pensamiento, de reunión, de asociación, de manifestación, de sufragio, y seguiría pero tenemos tantas libertades que me harías callar, el tema es ejercerlas.

La igualdad es un principio según el cual el Estado nos garantiza a todos los ciudadanos los mismos derechos y obligaciones, sin favorecer o menospreciar a uno u otro individuo o grupo. ¿Cuesta eso no? vemos a diario personas que desprecian el pensamiento de otros. En la vida política y social de una democracia, se debe respetar el derecho de todos sin importar el color de piel, el sexo, la religión, el origen, la ideología o el poder adquisitivo. En la igualdad no hay, para el Estado, ricos o pobres, mejores o peores, empresarios u obreros, sino solo una clase de individuo: el ciudadano. Y eso hace que todos, seamos iguales ante la ley. En nuestro país hace mucho tiempo que los organismos del estado han olvidado lo que significa, por eso el caos y la impunidad.

La justicia, el Estado de derecho, la legalidad y su institucionalidad, permanencia y estabilidad son fundamentales para la existencia de una democracia, ya que esta no puede existir si no hay respeto a los derechos y las libertades de los ciudadanos. Vivimos en una democracia, en ella las relaciones a nivel social e interpersonal deben encontrarnos en un marco de respeto mutuo. El respeto no solo es fundamental para la convivencia armoniosa, sino también para que haya justicia, libertad, igualdad, tolerancia y pluralismo. Acá me detengo ¿vos respetás al otro? ¿realmente? Te cuento que yo siento, que, a veces, estamos tratando de convencernos de pensar iguales, y forzarnos unos a otros, en vez de enriquecernos en el disenso. Me tomo un mate y sigo, se me seca la boca con estos temas.

La participación es un elemento clave del sistema democrático, porque por ella el poder reside en el voto, que es la manifestación de nuestra soberanía popular. Todos tenemos derecho a participar con propuestas e ideas y a someterlas a consulta para elegir, bajo el principio de la mayoría y el respeto a su voluntad, qué rumbo tomar como colectivo. Claro que no es un colectivo de un solo color, sino sería una dictadura, la oposición en las cámaras y la imparcialidad en la justicia, aseguran la verdadera representación. ¿No te parece que los que asumen se olvidan fácil de ésto? ¿y nosotros, como pueblo, nos ocupamos del control de aquellos que nos representan? ¿o esperamos que hagan todo y nos sentamos a ver?

El pluralismo supone el reconocimiento, respeto y valoración de la diversidad y la complejidad de los individuos y los grupos que forman parte de nuestra sociedad. Me da gracia la definición en una sociedad que destruye al que piensa diferente, creo que la revolución de ésta época es decir nuestra verdad, aunque seamos castigados socialmente. Cuando alguien no respeta el pluralismo, está hablando de sí mismo. y se olvida que si bien ciertamente, ante la ley y ante el Estado, todos somos iguales, sin embargo, en la realidad todos tenemos intereses, necesidades, puntos de vista, creencias o ideologías diferentes. Ser plura es abrazar esa realidad, comprendiendo que no puede haber una sola concepción del mundo, y que la realidad social es múltiple, como los individuos que en ella coexisten.

Por último, la tolerancia, que es un valor esencial en una sociedad democrática, porque nos permite vivir y coexistir con la pluralidad de manera respetuosa. En la tolerancia, el otro es un igual cuyas particularidades y diferencias respetamos y valoramos. Valores, pilares que venimos olvidando y que nos aseguran calidad institucional y social. Matías Martin te diría, ¿y vos, de que lado estás?

La democracia no es un sistema que asegure el pan

Con la democracia se come y se educa, decía el gran Alfonsín, y era un deseo. Pero no es verdad. La democracia no es un sistema que asegure el pan. Aunque perfectible, es el mejor sistema posible, pero no es mágico.
Se come, se educa, se crece con trabajo, con esfuerzo, con conocimiento, con valor agregado. Y esa premisa nos dejó colgados de un encantamiento que no se produce.
Los mesías políticos no existen, son construcciones discursivas que aquietan la ansiedad de un pueblo que ha perdido el valor de la dignidad. Es necesario recobrarlo. Es menester educar, es una obligación moral social modificar este paradigma que desde la vuelta a la democracia, estamos sosteniendo y que nos demostró en cada crisis su falsedad.
No alcanza con la palabra democracia, debemos ser responsables, honestos, solidarios, honrados, porque es lo que hay que ser. No es un mérito. En Sudamérica nos hemos olvidado del concepto de valor, que no es el del blue ni el de ninguna moneda. Es el que intrínsecamente debemos tener como comunidad si pretendemos mejorar. ¿Y cuál es el valor de una sociedad?
Es el que los individuos que la componen le otorgan, es decir, si no valoramos nuestros héroes de Malvinas, si no valoramos nuestras familias, si no valoramos nuestros bienes públicos y los destrozamos exigiendo derechos pero destruyendo los de otros, si no valoramos a nuestros hijos, si no valoramos nuestro idioma, nuestros ancestros, nuestras costumbres, nuestra palabra, nuestros amigos, nuestra cultura, nuestros autores, nuestros vecinos, nuestros obreros, nuestras deudas, nuestras iglesias, nuestros amores. ¿Por qué pretendemos tanto?
Nos olvidamos del esfuerzo, de lo ganado con honra, de la fuerza de voluntad, de la experiencia de vida, del camino. Vivimos corriendo tras cosas que no tienen valor. Pero no valoramos la vida.
No tenemos derecho a quedarnos prendados de frases rimbombantes que políticos inescrupulosos de cualquier color nos regalen. No hay soluciones mágicas. No podemos vivir sin trabajar. No podemos pretender un estado padre que nos proponga ser hijos mantenidos a costa de la libertad.
Saquemos de una vez por todas la patria de las entrañas y unamos fuerzas para dejar un mundo mejor.
Para educar, comer, crecer y ser responsables de nuestra identidad.
¡Vamos Argentina Carajo!