Diario de Cuarentena: Zoom

Un nueva normalidad dicen algunos, aunque lo más novedoso son las reuniones de Zoom, claro que el zoom existe casi desde los Lumiére, y mi fotógrado infantil me explicaba que el zoom de una cámara de fotos permite tomar imágenes a diferentes distancias sin desplazarse. Me parece que eso estamos haciendo, vivimos de fotos que tomamos a distancia sin desplazarnos.

Y entonces me pregunto, ojalá coincidas, si estas fotos son confiables, zoom con amigos y con grupos de gestión, de ayuda, de posgrado, de estudio, les vemos lo que nos muestran. A veces que imagino que tienen abajo. Y así en mi mente aparecen pijamas floreados, calzoncillos con corazones y algún desnudo también.

Me asombra también esto de maquillarse y plancharse el pelo para los zoom, tal vez la nueva normalidad podría ser, tras algo tan serio como una pandemia, la grata experiencia de lo verdadero. Y entonces salir como vivimos la cuarentena, con raíces crecidas, y cabello al viento, un poco demacrados por la falta de aire y sol y sin labial.

Pero es un zoom, entonces igual, en ese acercamiento atrevido y a pesar de posar para la foto, las miradas aparecen y nos develan lo verdadero. El hastío y la preocupación, el brillo perdido, la sonrisa impuesta, la arruga atrevida y vos, él, ellos, yo, nos convertimos en seres estaqueados que no podemos más con la sensación de que la vida se quedó sin hoja de ruta.

Te invito a realizar un zoom directo al corazón para que cuando la normalidad, que no va a ser nueva, vuelva, algo de basura y de ruido hayamos quitado a los sentimientos, y así tal vez, construyamos paradigmas que mejoren nuestra sociedad.

Diario de Cuarentena: a destajo

Cumplir años es como tirarse de un tobogán gastado. Podés trabarte en alguna parte, pero terminás cayendo. Y se te mezclan saludos que te recuerdan que te quieren, pérdidas de esas que nadie puede reemplazar ni calmar, momentos únicos que se agolpan en las neuronas buscando ser protagonistas, historias cotidianas que se vuelven mágicas y una lágrima cedida al festejo por lo que ya no sos.

Pero cumplir tiene otras acepciones : es hacer aquello que determina una obligación, una ley, una orden, un castigo, un compromiso, una promesa. De todas esas palabras escupo la orden y el castigo y elijo el compromiso y la promesa.

Por eso me comprometo a seguir aprendiendo, día a día de mi vida, todo lo que pueda aprender, pero en especial lo que tiene que ver con las emociones. Aprender a ser más feliz con menos, a ser menos crítica con más personas, a aceptar la otredad como propia, me comprometo a seguir amando, es más me comprometo a amar más. Mucho más.

Y prometo serme fiel, acariciar ldeales, volver a reconstruir aquellos que la vorágine del tiempo y la vida quebró. Insistir en la belleza de lo simple y revolucionar al mundo con palabras. Me prometo vivir, que no es transitar sino ser, y en ese ser implico el compromiso de cumplir la promesa. Creo que la vida tiene el sentido que le demos, y que es trascendente cuidarla, tanto como vivirla a destajo, a corazón abierto, sangrando a veces pero latiendo a la par de los que amo, de los que amé y del mundo que me queda por amar.

Mi cumpleaños sigue con asado y familia, pero éste, es mi festejo personal que hoy, comparto con vos.

Diario de Cuarentena: Silencio

¿Cómo va la vida virtual? ¿ ya te acostumbraste a las personas en cuadraditos, a los espacios mínimos o a los recorridos movidos por casas ajenas que proponen los medios? Lo bueno es que los museos nos abren las puertas y las bibliotecas del mundo nos invitan a pasar. Entre otras cuestiones. Y que seguimos teniendo al sol de nuestro lado, atrasando el invierno y la tristeza.

Pero, no hay con qué darle, a mi me gusta la gente real, tocar la carne, abrazar, oler, oír la respiración entrecortada del que miente, bucear en la mirada, cosas que la virtualidad no permite. En este mundo en caja podemos ser lo que no somos, podemos vivir en un basurero y aparecer limpios, llevar días sin bañarnos y que no se note, entre otras cosas, las virtualidad nos impide sentidos, y los sentidos en conjunto son la verdad.

Pero bueno, somos animales de costumbre al fin y al cabo, y terminamos aferrados a lo poco que tenemos para no morir. Entonces escuchar los gritos de la vecina a su marido, los chicos llorando del otro lado, el ruido del portón del garaje de enfrente o la moto del delivery que llegó a la esquina, pasan a ser importantes. Así de jodidos estamos.

Siempre pensé que iba a disfrutar el silencio y vos? Ahora que hay mucho, me hace ruido. Me astilla los oídos tanto espacio hueco de sonido. Me perfora el aliento y me lo vuelve fétido. Porque claro, la vida suena, la vida ensucia, la vida estalla. Por eso cuidémonos como sociedad, a ver si los gobiernos se acostumbran a ser los únicos que hablan y nos cortan la lengua.

Hoy te regalo un poema de Benedetti sobre el silencio:

Qué espléndida laguna es el silencio

allá en la orilla una campana espera

pero nadie se anima a hundir un remo

en el espejo de las aguas quietas

Diario de cuarentena: Trabajo

Este no es un día más, hubo mártires anarquistas en Chicago que lo nominaron. Es junto al capital y la tierra factor de producción. Es dignidad, valor ecónomico y social, y es manutención y solvencia. Trabajo. También es lo que nos falta. Y lo que nos prohíben. Y lo que nos pone en peligro según muchos. Una definición sencilla de trabajo sería decir que es el conjunto de actividades que son realizadas con el objetivo de alcanzar una meta, solucionar un problema o producir bienes y servicios para atender las necesidades humanas. En el mundo convulsionado de hoy hay gente privilegiada que sigue trabajando. Personal de la salud, personal de la industria alimentaria, algunos pocos en la rural, estamentos policiales, ejército, penitenciarios y gendarmes, transporte entre otros. Pero nos está faltando la fuerza media del trabajo, que es la que paga los impuestos, la que sostiene la educación, la que hace posible el hospital público, la propone los cambios al status quo.

Hay una terrible cantidad de desempleados en el mundo fruto de un confinamiento que como mínimo es dudoso. ¿Cuántos trabajadores podrán volver al mercado después de esto.?¿cuántos empleadores, que también son trabajadores, podrán mantener sus empresas? ¿cuántos comercios seguirán en pié? ¿ será el estado, como en la antigua Unión Soviética, el único empleador posible? ¿Y entonces quién lo mantendrá a él?. Tenemos un oscuro panorama por resolver.

Como aquel día de 1886 en Chicago, no hay mucho para festejar. Pero sí hay mucho por reivindicar. El trabajo es necesario, nos alimenta en cuerpo y espíritu. Trabajar es cuestionar la quietud, es promover el futuro, es accionar contra lo obsoleto, es revolucionar los hechos, y en este momento la revolución verdadera es no quedarnos callados. Que los tapabocas no impidan el pensamiento crítico y no nos quiten el aire.

Mi deseo en un día como hoy, es que no haya más seguros de desempleos, ni prohibiciones, ni odios a las empresas, ni castigo a los productores, que podamos vivir en libertad, cuidando la salud sin atentar contra la dignidad laboral. Sin seleccionar quién puede y quién no, acceder a la fuerza más revolucionaria del mundo: el trabajo.

Diario de cuarentena

Llevo cuatro horas buscando un otorrino/a para que resuelva un tema auditivo. Pero parece que en confinamiento, solo podés agarrarte covid-19, si te pasa cualquier otra cuestión de salud, aunque mínima, jodete. Los profesionales de la salud están en sus cuchas y nosotros a merced de la suerte. Entre tanta búsqueda descubrí unas cuantas cosas distópicas, que ni Huxley se hubiera animado a soñar.

Las clínicas están abiertas pero no te atienden por teléfono, los profesionales solo con turnos, que no tenés donde sacar y que son a partir de fines de mayo. La única solución es ir a una guardia que es donde dicen que no vayas porque hay un virus terrible, y además no podés cruzar sin permiso. La puta madre, estamos en el mundo del revés. Mientras nadie oye mis reclamos, no sé si todos con están con auriculares selectivos y sólo escuchan lo que quieren, o el mundo a decidido ser sordo para mi persona; comienzo la odisea de recetas caseras. Agua oxigenada al 10 con agua tibia, gotas de grandes farmacéuticas que no sirven para nada, soplar fuerte tapándote la nariz y otras yerbas.

Pero la pregunta final sería ¿que queremos oír? Tal vez uno se termine auto creando tapones para no absorber más cuestiones que las propias. Y entonces, alejarse de la ironía de lo cotidiano en un vuelo personal y privado donde la música interna nos indique el camino a seguir. O quizá comprendamos lo de la oreja de Van Gogh en su locura magnética y creativa y comencemos a vivir sin prestar nuestra oreja a todos, para no llegar a cortárnosla como él.

En fin, la búsqueda sigue, parece que la ciencia también anda buscando y los pobres oídos de los conejos humanos seguiremos oyendo nimiedades sin verdad, hasta que nos volvamos sordos. Amén.

Diario de cuarentena: animaladas

Por suerte volvió el sol. Y como en las mañanas tengo mis mejores deseos, le deseo feliz día a la perra que cohabita mi hogar, con alimento de buena calidad. Y entonces pienso que el día del animal en mi vida es una fecha especial. Me doy cuenta que quiero mucho el mundo animal, y también a nosotros, los animales sociales. Pero hoy se los voy a dedicar a los otros, a aquellos que poblaron mi sencilla existencia de lamidas, ladridos, estiradas gatunas, trinos, mugidos, erguidas cabalgatas, corderos de dios y otras especies.

Desde pequeña rescaté cuanto bicho hallaba en condiciones de necesidad, perros y gatos tirados, palomas con perdigones en sus alas, hasta tengo lagartos que atraviesan mi mundo sigilosos bajo el sol. El patio de mi casa de infancia, era un cementerio de animales que hubiera asustado al mismísimo Stephen King. Me tomaba el trabajo de ponerle cruz, piedra y papelito con nombre a cada mascota que moría, no importaba si era ave, gato o renacuajo.

Con Cachilo, el cachorrito caniche de barrio de la infancia, conocí el aliento a leche cortada y el amor incondicional de las mascotas. Lloraba abrazada a él en la terraza por las injusticias de la vida. Y sucedieron otros, Chula, Chuli, Teo, Oso, Cocó, representando algunos del mundo gato, Lula, Wilson, Flor, Bonzo, Roco, Kispe, Kaira, Dago, Mississipi, Mila y Reina, como perrunas muestras, la vaca Domitila, Naranjo, el caballo del barrio, la yegua Margarita, y muchos más.

También es cierto, que una jauría atacó a mi amor una noche y que no todos los animales son maravilloso, pero ¿acaso nosotros somos todos iguales? Prefiero seguir llena de amor animal en mi vida a pesar de los riesgos. Y por si fuera poco, ¡me casé con un veterinario! ¿A vos que te pasa con los animales? ¿compartís tu vida? ¿les temés? Claro que me interesa, por eso el diario, para compartir. Pensamientos, experiencias, momentos, poemas y también cuestionarnos. Hoy te invito a contar tus propias animaladas, yo ya te mostré algunas de las mías. Las otras me las guardo.

Diario de cuarentena: Frases hechas

La crisis es necesaria para que la humanidad avance. Solo en momentos de crisis surgen las grandes mentes. A. Einstein

Pero pensar que la crisis es una oportunidad es otra cosa. Tal vez para los chinos, pero para nosotros, occidentales sencillos, normalmente las crisis no nos traen oportunidades. Me resulta hasta gracioso la cantidad de personas que van de frase hecha en frase hecha por la vida. ¿Vos no tenés algún conocido que te dice por ejemplo: «y bueno, no hay mal que por bien no venga», o » la vida es una lucha»?, también están los más creativos que rehacen las frases y les cambian una o dos palabritas.

Si me remito a los hechos, y a mi vida, las crisis por lo general me dejaron más pobre en lo económico y en lo espiritual y realmente prefiero vivir en armonía. No en crisis. Lamento que la razón no me permita creer en estas cuestiones de las oportunidades. Tal vez porque vivimos inmersos en tantas declaraciones altisonantes de unidad, hermandad, bondad que son sólo publicitarias y no puedo por eso ver que realmente hay personas que mejoran con una crisis.

La palabra “crisis” viene del griego, donde encontramos exactamente el mismo término (“κρίσις”): con el significado de: separación, distinción, elección, discernimiento, disputa, decisión, juicio, resolución. sentencia. El verbo correspondiente a este sustantivo es “κρίνω” (“krino”), que significa separar,distinguir, esoger, preferir, decidir, juzgar, acusar, explicar, interpretar, resolver.
En principio, esta palabra no tiene un significado negativo. La crisis es el momento en que la rutina ha dejado de servirnos como guía y necesitamos optar por un camino y renunciar a otro.

Ahora, que camino elegimos puede transformar la crisis en algo transformador o en un desastre. Te dejo pensando en esto y me voy a cocinarle a la familia. Pobre familia con esta chef que la crisis les regaló. Y como me falta sapiencia, me voy rápido a la cocina porque «no hay que dormirse en los laureles».

Diario de cuarentena: Probabilidades

¿Te diste cuenta que ya comenzó el fresquito? y con la brisa y la humedad otoñal, los rulos se vuelven locos. Más que yo. Y entonces me empiezo a atar el pelo, después me lo corto, imaginate como quedó. Después me veo las raíces, me doy cuenta que mis canas van en aumento, me acuerdo que se viene el mes de mi cumple y me da acidez. Todo eso en la mañana.

Por la tarde, tras alimentar a la perra, me pongo a limpiar la casa, porqué nadie puede ayudarme en estos días de confinamiento. Y vivo con varones a los que la liberación femenina no volvió más higiénicos y pueden sobrevivir en el caos y el polvo con tranquilidad absoluta. La vida con bolas es evidentemente más sencilla y me vienen los recuerdos de cuando Nacha cantaba; qué lindo ser mujer. Y la punta del obelisco.

Una vez concluido el aseo del hogar, la perra entra corriendo y ladrando desde el patio y como llovió me mancha todo mi piso inmaculado (jamás creí oírme decir esa frase) y termino corriéndola con un trapo de piso en la mano. Abro la puerta de calle y el vecino me mira, con los rulos parados, a las puteadas y trapo en mano. abre los ojos y agacha la cabeza, como asintiendo que mi vida es una porquería.

A la tarde intento ser creativa y arreglar cosas rotas, cocino un par de tartas para tener, que sé que hoy se acabarán y me vuelvo maniquí de mis propios remiendos. Tras un largo suspiro, entro en la ducha y al correr el agua tibia sobre mi cuello me doy cuenta que no pude terminar de leer a Cheever. Me digo que me voy a tomar las próximas dos horas para hacerlo. Salgo de la sala de baño con menos peso y más segura de mis intereses y escucho a mi hijo decir: ¿ma, vos entendés algo de probabilidades? Me vuelve Nacha a la memoria y Eva, y Simone, y SIlvina Ocampo y las trabajadoras golpeadas, y Alicia Moreau de Justo y a grito pelado a lo Juana Azurduy respondo: Si, probablemente sepa todo.

Diario de cuarentena: Desde el jardín

Las hojas tostadas del arce que veo desde el jardín, me causan la melancolía propia de quien tiene años encima. Y que sabe que la suerte siempre fue esquiva y que estamos a merced de una casta que parece que elegimos pero no. Se agitan en naranjas y marrones las ramas sujetas que son una perfecta definición en espejo.

Cómo soportar ya es harina de otro costal. Mi casa, amada y remodelada con esfuerzo, que creo espaciosa , se precipita sobre mi cabeza, los espacios se vuelven más y más monótonos , se empequeñecen y mi patio escueto que otrora consideraba precioso, es casi un jardín de invierno.

Entonces recuerdo, y el recuerdo se hace luz, y flor, se vuelve raíz y simiente, con las espinas propias pero con rosales y margaritas espléndidas. Lilas, abedules y árboles de caramelo me traen a mi memoria una lectura de antaño.

Y viene el anhelo, llamaría a Jerzy Kosinski para que nos consiga un Chance que nos salve, y que nos diga que la vida en sus cuestiones, es tan sencilla como una mente pura, tan limitada y tan perfecta como un jazmín creciendo y tan posible como si la viéramos a diario desde el jardín.

Diario de Cuarentena: amigas

Extraño a mis amigas, si amigas, no me equivoqué, no son amigu@s , ni amigues, o amigos. Son amigas. Mis amigas, las de siempre, esas que conocen mis fibras íntimas. Las que me quieren así, imperfecta, medio ilusa, capaz de luchar contra molinos de vientos. Las que fueron testigos de mis momentos miserables y las que me abrazaron en la dicha.

Puedo contarte que no se parecen, mis amigas son esbeltas, redondas, amables y cabronas, son de izquierda, son centradas, liberales y revolucionarias. Pero todas, con sus matices, fueron parte de mi crecimiento y mi verdad.

Tengo amigas psicólogas, economistas, abogadas, traductoras, empresarias, empleadas públicas, juezas, conferencistas, científicas, políticas, decoradoras, literatas, profesoras, jugadoras de paddle, amas de casa, poetas, religiosas, gestoras de cultura, actrices, fotógrafas y otras muy poco encasillables.

De todas extraño el abrazo, el contacto real, esa cuestión química entre pieles, de algunas las carcajadas compartidas, oyendo el ruido en el mismo eco, con dos o tres extraños charlas profundas, esas que te hacen cuestionar pre conceptos, que te convencen que el ego es una traba en la vida. Con una en especial extraño la niñez y adolescencia compartida. De ella extraño los findes en su chacra continuando el comienzo del afecto hace más de cuarenta años. De la flaca hermosa extraño sus mates, y el ruido de sus hijos amados en deredor.

Y sabés que me gusta saber que las extraño, porque implica tenerlas, haber conseguido la amistad en mi vida no ha sido fácil, hay que renunciar a luchas, dejar de lado deseos, entender que tu verdad no es válida si lastima a otro, correrte del centro, poder compartir. Este diario es para ustedes amigas queridas, las de antes, las de ahora, las que veo, las que hace mucho que no saben de mí, las del jardín, la escuela, la facu, la política, la literatura, la gestión, la gráfica, la radio, la vida.

Ya volveremos a la presencia física, si la ciencia y el estado onmipresente nos dejan, pero sepan que mi vida son relevantes y que no es cualquier palabra, al fin de cuentas, como dice la gran Pizarnik, es hija del viento::

Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencia,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo de tu llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.