Diario de Cuarentena: Hibridación

Said, civilizando barbarie en la India de Dickens y de otros.

La tortura de sueños coloniza y la paz se hace racimo.

Ensangrentados.

Un inglés, un ruso y un eslavo, es otro portugués, otro español, otro peruano.

El maya es un mongol arremangado y la catarata con sangre de todos, corre.

Catarata en un tiempo que gira y nos abruma, por la suerte de ser, colonizados.

Se produce el mestizaje, hombres hermanados. Mitad indios, mitad árabes o coyas,

hombres de piel cetrina, humanizados.

Y la palabra tiempo vuelve siempre, a recorrer presentes y pasados.

Letras en idiomas intangibles, sin querer seleccionados.

Inglés es español y es chino y es francés. Ruso es hindú y es alemán y es italiano.

El abrazo es un idioma universal. Y la voz es la misma cuando canta,

Cuando grita, cuando calla. La voz no tiene tiempo, es suspiro acompasado.

Y voz tienen el indio y el tehuelche y el hombre moderno  y el chino mandarín acurrucado.

Y tiene música en su voz el brasilero, el ciudadano de Angola y el paisano.

El gaucho argentino y el hebreo, que milita por un dios humanizado.

Y el ora a Alá, arrodillado.

Y las voces, si se igualan, hacen música. Orquesta celestial.

Voces del mundo  pacificando guerras, con los sueños vivos, presentes y pasados.

La herencia a cuesta, y sin piedad, asegurando identidad, los genes heredados.

Herencia. Humanidad. Velocidad. Tiempo. Materia.  

Molinos de vientos no derribados,

aquellos que manejan la historia con hilos de guerra, los sostienen en pie.

Bizancios modernos perlados de sombras, azhares de  Izmir que aroman la sien.

Un dorado ejército de niños muriendo, por el sueño avaro del fulano ,

y en laberinto que ciñe los siglos, un niño nacido en Jerusalén, purga lo pecado,

y nos reconcilia, con la misma idea de hacernos el bien. Cimientos que estallan,

patriarcas que duermen, y en la metafísica que crea un réquiem, la conciencia vuelve

para darnos vida, antorcha que brilla.

Un silencio esquivo, que se hace bullicio piando palomas,

el niño y su llanto de pureza extrema, tanta decepción.

Hombres. Ciudadanos. Herederos. Humanos. Guerras. Voluntad.

Terrorismo. Cruzadas. Patria. Humanidad.

No nos olvidemos que el tiempo no es tiempo, Que somos el otro.

Circularidad.

Un rubí caliente, de sangre azotada, me toma la mano de tanto pecar.

Y la estrella asoma, impía, arriesgada, intenta de nuevo, Belén alumbrar.

Vamos hombre hermano, vamos por la vida,  por la pertenencia,

por la pacha mama, por la libertad.

Vamos por la historia,  sintiendo la sangre de la humanidad,  

con estrechos tiempos, o instantes eternos,  

pero siempre tiempo, tiempo circular.

Vamos por la vida, por la trascendencia.  

Dejemos herencia, construyamos paz.

Feliz día del Escritor. Se conmemora cada 13 de junio en homenaje al nacimiento de Leopoldo Lugones (1874-1938), poeta, cuentista, ensayista y novelista argentino. 

entre todas

La tumba de mi madre, usted sabe

Es una más, igual a otras tumbas.

Tiene el mármol grabado porque

Le robaron el bronce

Y tiene una lata de tomates perita

Como florero.

El pasto se sumerge en sus esquinas

Y rompe los ángulos que la nombran

La tumba de mi madre, le digo en serio

Se reconoce por el dolor que la baña.

Conserva mis lagrimas clavadas en cada hueso

Y largos pensamientos que hacen memoria.

No tema usted acercarse, venga, suspire,

No es una tumba diferente,

No hay oro en sus manijas,

ni esta hecha en madera de nogal,

No propone epitafios que la lloren,

Es de mi madre, nomás.

Ángulos

Del prólogo del libro

«Desde Ángulos, Soledad Vignolo se anima a rimar varios de sus encendidos versos, en tiempos en que parece mal visto emular a Rubén Darío o a Becker. Define el momento con una oscura sentencia que sólo se permiten los que están seguros: “el cambio de decena se hace secular y silencioso. / Pero no aburrido”. Se para del otro lado del espejo para alertar: “Si estás quieto la muerte te arrebata, te quema aún verdoso, te saca”. Por eso, su receta sin pudores incluye acordes stoneanos y guerra de corazones sin cruzada, “tango cruel y rock violento”. Disfruta el desnudo completo e irreverente de su alma. Y vuela libre en el “intenso viento de la vida”, para aspirar la magia de lo nuevo y compartirlo con sus lectores. Soledad levanta banderas en momentos plenamente aciagos, para volver a creer en crecimientos y acertijos, o para gozar de maremotos de sueños a medio construir. Para ser feliz con ojos bien abiertos. Y vivir».