Plaza Veteranos de Malvinas: Un homenaje a los combatientes de la guerra de 1982

Corría el año 1950 cuando se inauguró la avenida San Martín durante el gobierno de Perón, y desde Almafuerte hasta Sáenz Peña incluyó una serie de plazas. Una de ellas era la Plaza Fuerzas Armadas. Nada hacía suponer que algunos líderes de esas mismas fuerzas, nos llevarían a una guerra desigual que no reivindicó nuestra soberanía, sino que logró la muerte de muchos jóvenes soldados y militares, decentes argentinos que, patrióticamente, lucharon por los colores de nuestra nación.

A fines de los años 70, durante la gestión del intendente de facto Roberto Antonio Sahaspé, se modernizó dicha plaza colocando en ella, un ancla, un cañón y un avión caza Gloster Meteor, representando a las tres fuerzas armadas: armada, ejército y fuerza aérea respectivamente. Esto también se realizaba sin saber lo que iba a ocurrir en 1982, el año de la fatídica guerra de las Malvinas o conflicto del Atlántico Sur, contienda bélica desarrollada entre Argentina y Reino Unido por la disputa de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

En esta batalla se calcula que murieron 649 argentinos, 255 británicos y tres isleños. Fue una disputa homérica y la primera guerra de Argentina en más de cien años. El origen de la crisis fue un intento de la dictadura militar argentina de vincular las islas por la fuerza, islas que estaban en poder del Reino Unido desde 1833.

La dictadura argentina accionó para mantener el poder político y desarrollar la guerra a la vez, pero la reacción del Gobierno del Reino Unido y la falta de flexibilidad militar crearon un conflicto armado en las islas del Atlántico Sur.

Margaret Thatcher congregó la expedición militar más grande desde la Segunda Guerra Mundial. Y esta guerra tiene también el triste récord de ser primera batalla aeronaval desde la contienda del Pacífico.

El ejército británico nos derrotó con apoyo de la OTAN. Nuestras fuerzas, sin una preparación adecuada, luchó con garra y desparpajo frente a un enemigo que se alzaba con poderío económico y numérico y nuestros valiosos soldados, hermanos, hijos, nietos, esposos, se rindieron tras férreas luchas y fueron desalojados del archipiélago.

Esta derrota épica adelantó la caída de la dictadura argentina y el inicio de recuperación del Estado de derecho, al tiempo que contribuyó a la reelección del gobierno conservador de Margaret Thatcher en 1983.

No tuvimos relaciones diplomáticas durante ocho años con los ingleses. Perdimos hombres y mujeres del futuro, y aprendimos poco, porque a los héroes que volvieron no los cuidamos como un estado debe hacerlo. Siguen luchando por sus derechos y reivindicando su guerra. Una guerra que nos dejó como legado que la Organización de las Naciones Unidas continúe considerando los tres archipiélagos con sus aguas circundantes como territorios disputados.

En Junín, la plaza se remodeló en el 2005, en el marco del concurso de ideas del área centro, cuyo objetivo era la generación de un lugar que permita el desarrollo de distintas actividades en el espacio público, tales como manifestaciones artísticas, música, danza y teatro. Se colocó un mástil de 16 m de alto para la ceremonia de izamiento de la bandera, pero recién en el 2017 se le cambió el nombre a la plaza, pasando a llamarse «Veteranos de Malvinas» en homenaje a los combatientes de la Guerra de Malvinas de 1982.

Con su anfiteatro y la bandera flameando en alto, la plaza rinde un simbólico homenaje a los que dieron su vida y a los que volvieron, y se puebla de arte y de jóvenes que expresan sus sueños con música, teatro, o simplemente debaten libres en un sector de la ciudad privilegiado, que tiene en su nombre la sangre de muchos, la soberanía en juego de unas islas lejanas que sin embargo todos tenemos clavadas en el alma.

Porque allí descansan nuestros hermanos en tumbas pobres sin mármoles, pero elevadas dignamente hacia el cielo sureño que ve en sus cruces nuestra patria. Honor a los Veteranos de Malvinas, siempre.

El legado de la cultura española, del colonialismo y la inmigración, permanece hasta la actualidad

Escribe: Soledad Vignolo

Como la mayoría de los inmigrantes que llegaron a Argentina antes del siglo XX eran españoles y debido al hecho de que durante el siglo XX casi la mitad de los inmigrantes que viajaban hacia aquí, eran de origen español, la gran mayoría de la población actual posee ésta ascendencia. Además, desde que Argentina declaró su independencia de España y hasta el día de hoy, españoles criollos de toda Hispanoamérica han emigrado a esta patria en busca de oportunidades económicas y han contribuido al legado español de nuestro país. Junín no es excepción a tal realidad.

Aunque la gran mayoría de los argentinos son de ascendencia española, Argentina y España continúan compartiendo muchos aspectos y elementos culturales como la lengua española, la religión católica y diversas tradiciones culturales. Ciertos argentinos y los emigrantes europeos y de otros países han reducido el peso de la cultura española tras la independencia del país, creando una cultura argentina con elementos propios.

Sin embargo, el legado de la cultural española, del colonialismo y la inmigración, permanece hasta la actualidad. Los españoles constituyen en sí la primera mayor comunidad europea en el Argentina, delante de la italiana y lejos de los alemanes y otras regiones de Europa y Asia. Las cifras son similares en nuestra ciudad. Y como toda cultura que se precie, además de un barrio, el Prado Español, España tiene su plaza.

Se encuentra en el boulevard de la Avenida San Martín situado entre las calles Rivadavia y Belgrano. La circundan las plazas Sesquicentenario, Italia y la plaza Veteranos de Malvinas. Si vamos hacia el sudeste de la plaza España, nos encontramos con la Terminal de Ómnibus, que otrora fuese la estación de trenes.
Desde 1880, por el lugar donde hoy está la Avenida San Martín corrían vías, las mismas que acercaron los inmigrantes a nuestra ciudad. Las vías terminaban donde hoy están los Colegios Nacional y Normal. Cuando se unificaron los ferrocarriles, comenzó la construcción de la Avenida San Martín loteando sus terrenos circundantes. Al lotearse los terrenos a ambos lados, la reglamentación establecía construcciones de dos pisos con jardines al frente, por lo que las viviendas son chalés tipo cottage francés o casas tipo inglesas, que otorgan a todas las zonas un encanto particular.

En 1950 se inauguró la avenida, que en el tramo que va desde Almafuerte hasta Sáenz Peña incluyó una serie de plazas en homenaje a las principales colectividades que llegaron a Junín. Una de ellas es la Plaza España. Hasta aquí un pequeño resumen histórico fundacional. Pero, España no es para los argentinos un país más.

Con España nos unen lazos que van desde aquello para agradecerles a lo otro contra lo que nos rebelamos. Y en un ida y vuelta profundo, nuestra madre patria nos sigue enseñando. Hoy la vemos destrozada por el azote de la pandemia, y aprendemos de ella, como lo hemos hecho antes.

Porque la libertad es aprendizaje. España formó gran parte de la población argentina, y hacia España huyeron en nuestros tiempos oscuros, la esencia de esos inmigrantes está aún en nuestras calles, y ésta plaza que la honra, con su patio andaluz en el centro, con una fuente realizada en mayólicas, es un homenaje sencillo para todo lo que su sangre representa en la nuestra, muchos de nosotros tenemos raíz española, o nos enamoramos de alguien que la tiene, o nuestro mejor amigo es un García, López, Rodríguez. En nuestra ciudad la plaza España, es testigo de actos que la Sociedad Española realiza, de jóvenes charlas con ritmo de trap, de sueños ancestrales cumplidos.

Plaza España es parte de nuestra comunidad, como el país que nombra en la historia inmigratoria nacional. Hoy nos duele España. Y está bien que duela. Porque las raíces son eso, lazos que permanecen, aunque los tiempos cambien, y nos sostienen en una constante alianza de apoyo y afecto mutuo. Todo pasará, como siempre que la peste nos alcanza socialmente, pero nunca se quebrará la unión entre nuestros pueblos, que en Junín tiene nombre de plaza.

Plaza de los Inmigrantes: Engalana la ciudad con el colorido de sus banderas Representan quiénes somos, quiénes construyeron nuestra trama social.

Todas las plazas tienen su historia, pero la de los Inmigrantes reúne todas.
Inaugurada en 1994, y situada en Primera Junta y Avenida San Martín, engalana la ciudad con el colorido de sus banderas. Se hacen presentes en su verde los árboles tradicionales de cada país, de cada región, coronando con sus copas el orgullo de pertenecer.
Porque en el aire de la Plaza de los Inmigrantes, flotan guerras, luchas libertarias, desarraigos, amores nuevos. Se hace nube de color cambiante el amor a las patrias, se hace banderas, de Ucrania, Chile, Francia, España, Irlanda, Alemania, Suiza, Líbano, Brasil, Holanda, Republica Checa, Polonia, Siria, y nuevos hermanos traerán sus sueños a flamear intactos y constantes en ésta hermosa manzana en la que confluyen sangres, religiones, comidas, costumbres pero sin dudas representa nuestra identidad.
Para muchos de nosotros los juninenses, la plaza de los Inmigrantes significa ir con una madre o un padre orgulloso de su origen a mostrar su acervo cultural, a compartir con compatriotas y a abrazarse con otras naciones que hicieron grande la nuestra.
Es en esa plaza que la historia se esconde en un tubo colocado por la Asociación de Colectividades de Junín hace 25 años, abierto éste año y vuelto a cerrar con los nuevos acontecimientos registrados, para que en otros 25 años nuestros hijos o nietos sonrían con el recuerdo de lo vivido.
Allí también las banderas acompañan la rotonda que la precede y se mueven orondas al sol o soportan estoicas las lluvias y los vientos. ¿Pero qué representan?
Representan quiénes somos, quiénes construyeron nuestra trama social, los que nos precedieron con esfuerzo, con conciencia colectiva, con una sincera vocación de servicio, con sentido de lo mutuo. Por eso la Plaza de los inmigrantes es ejemplo y es significante. Es una porción de historia fundacional que vale la pena conocer y recorrer. Porque no se sale inmune de sus senderos.
Tal vez así, todos recordemos un sentimiento evolutivo que estamos perdiendo. Comprendiendo en sus árboles originarios el sentido de la vida y la importancia de protegerla, con el amor como estandarte, que sin dudas está presente en cada uno de sus mástiles tornasolados.

Plaza 25 de mayo: donde conviven la memoria y el futuro

Toda ciudad que se precie tiene su origen comercial e institucional en torno a una plaza. Nuestra plaza, aquella a la que nos referimos como “la plaza del centro”, es la 25 de Mayo. En esa manzana verde de la ciudad se encontraba la antigua Plaza de Armas del Fuerte Federación, fundado el 27 de diciembre de 1827 y que nos da origen como urbe. Otrora, alrededor de la plaza se encontraban los cuarteles, la escuela y la capilla. Y hoy sigue estando rodeada por instituciones similares.

Si nos remontamos al siglo XIX, en su centro tenía una pirámide cuyo tope contaba con una escultura que significaba la libertad y que era la primera obra de ese tipo en la ciudad y sus espacios comunes. Pero con el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, nuestra metrópoli comenzó a florecer, y el entorno de la plaza se modificó, sobre Benito de Miguel el Palacio Municipal primero y la actual Iglesia San Ignacio unos años después, generaban un nuevo escenario simbólico y arquitectónico a la plaza.

Cuando se demuele la pirámide central, ya la fisonomía era otra, con calles mejoradas y ciudadanos de pie en la plaza que pasó de ser de armas a ser espacio de manifestación y sociedad. El 17 de agosto de 1940 se inauguró el monumento al General José de San Martín, reemplazando el poliedro y se le agregaron a la plaza los ejes transversales que hoy contiene, algunas pérgolas e iluminaciones y se comenzó a parquizar.

La plaza ya estaba transformándose en eje de la vida de Junín, allí se daban las noticias los amantes, se conocían los progresos políticos y acontecían las cuestiones que cambiaban las vidas personales y políticas de la ciudad. Ya no era de armas, pero seguía defendiendo nuestros intereses. Desde la vida pública, desde la participación. En 1996 se inauguró el Monumento a la Memoria, un homenaje a los desaparecidos durante el gobierno militar de 1976 y pasó definitivamente a representar un espacio democrático que nos ponía de pie ante la defensa de la libertad.

Hoy nuestra plaza 25 de Mayo, cuenta con obras de artistas reconocidos, a fines de 2007 la plaza se sometió a una obra de puesta en valor con la finalidad de mejorar su funcionamiento, revalorizarla desde lo ambiental y reconocerla como nuestra plaza principal, conservando el carácter y la estructura, de manera que hoy conviven la memoria y el futuro en ella. La estatua de la libertad volvió a su seno, tal vez por eso es el lugar que elegimos para manifestarnos. Donde la política se hace presente, sin vergüenza y proponiendo voces plurales, para defender la república o para reclamar derechos, para caminar juntos por la justicia o para gritar a viva voz por nuestros ideales.

Allí realizamos nuestros actos, honramos al libertador, nos resguardamos del sol o respiramos el perfume de los tilos mientras nuestros hijos en bici sueñan volar. En su interior los cedros, las palmeras y el roble, nos recuerdan la importancia de oxigenarnos y la belleza de lo natural. En el contorno, los bancos poblados de historias, nos ofrecen su solidez y su arquitectura sencilla invitando al sosiego. Muchas veces la llamamos plaza “San Martín”, pero que importa. Si sabemos dónde es, si sabemos para qué la usamos, si la vida comercial, política, administrativa, judicial y financiera de Junín se desarrolla en sus alrededores. La región la conoce, nosotros los juninenses la vivimos.

Y el monumento central, que origina la confusión en su nomenclatura, en honor al General José de San Martín, consiste en un pedestal sobre el cual se encuentra la estatua ecuestre, réplica de la que tiene la Plaza San Martín de la ciudad de Buenos Aires, y que realizó el francés Louis Joseph Daumas en 1862. El Banco Nación y su magnífica arquitectura, es el fondo perfecto para una plaza, y se funde con la pirámide trunca de Salvador Roselli. Aunque todos sepamos por el monolito que fue la Plaza de Armas, lo que la diferencia es que si vos necesitás encontrarte, descansar, citar, o marchar es a la plaza 25 de mayo adonde te dirigís, Una plaza que es conciencia de la historia y de los proyectos ciudadanos, que marca el ritmo de la vida local.
Los juninenses sabemos que la plaza 25 de mayo es algo más que la esquina del punto cero, es nuestra cómplice, es la plaza de los sueños y las oraciones, la de las rupturas dolorosas, la del inicio de la vida en comunidad. Es la plaza, nuestra plaza, la que nos pone de pie, en la que entonamos el himno, flameamos banderas, o donde las carpas cobijan reclamos con integridad.
Siempre hay una historia que contar en su ortogonal existencia. Hoy, intenté que ella, nuestra plaza, sea la protagonista.

Plaza del Sesquicentenario: Donde los niños de Junín permanecen eternos

Entre las calles Liliedal, Belgrano, Rivadavia y la Avenida San Martín, los niños de Junín permanecen eternos. Sus gritos alegres, sus manos entrelazadas, las rodillas manchadas y las carreras por el túnel que tenían con los tambores acostados de hace años, no se marchan y al grito de pluma pluma vuelven a quitar la sortija en la calesita perfecta, esa que nos permitió a todos ser felices, disfrutar de un caballo alado y sentirnos Reutemann en un autito, Una calesita que nos incluía, que no diferenciaba clases con sus caramelos regalados, que prometía sorpresas y maravillosas tardes o noches en familia.PUBLICIDAD

Y sigue siendo nuestra esa manzana perfecta, donde los chicos planean y se cuelgan y se ríen sobre toboganes coloridos recién remodelados, con la misma alegría de otras décadas.

El terreno formaba parte del predio del Ferrocarril Central Argentino. Al construirse la Avenida San Martín quedó como un espacio sin urbanizar, que era utilizado por los circos que visitaban a la ciudad y se instalaban allí.

Por 1977 se construyó la plaza, siendo su nombre un homenaje a los 150 años de la fundación de Junín. Una plaza siempre es un proyecto de vida, y ésta que se destinó totalmente a juegos infantiles, es un proyecto de niñez feliz, por eso es conocida por los juninenses como la «plaza de los niños».

Con su remodelación en el 2007, la plaza dejó de lado los giros de la calesita y se avocó a juegos integradores, a símbolos de los nuevos paradigmas de la infancia, que hoy tienen que ver más con la seguridad y el orden. Sin embargo, en alguna esquina, es posible ver la creatividad nacer en una charla ininteligible entre Juancito y Alegra, que proponen que el mundo se vuelva verde y los manche para siempre con sus plantas, o los helados de tierra que sigue fabricando ese Nacho inmortal que trasciende generaciones.

Porque los niños, son niños, no se contaminan fácilmente, no se impregnan de metales que no tienen nada de valioso.

Y en una escalera mágica suena María Elena Walsh para invitarlos a jugar, pero despacito, pluma pluma, sin caerse, subiendo a la nave del futuro con el corazón lleno de pasados que no conocieron aún, gloriosos y perfectos. Juninenses. Nuestros.

Plaza Ferrocarriles Argentinos: Un sitio de encuentros

Los ferrocarriles son inherentes a la historia de nuestra ciudad, fueron motor de progreso y de crecimiento, pero también de desazón y fastidio. De partidas, de regresos, de amores desencontrados, y la Plaza Ferrocarriles Argentinos fue reflejando la historia en su seno.

En 1884, cuando el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico llegó a Junín para instalar sus talleres un par de años más tarde, arribaron técnicos y directivos ingleses que comenzaron a radicarse en el pueblo, que en 1905 pasaría por la revolución que el ferrocarril trajo, a ser ciudad. En ese entonces, se inicia el Club Inglés, que estaba ubicado a menos de cien metros de la estación, donde hasta el 2012 funcionó el rectorado de la UNNOBA, que reunía a la colectividad sajona.

Frente al club, se situaban las canchas de tenis, que dieron origen a la plaza, en un principio llamada Británica. La plaza se halla, a su vez, frente a la estación ferroviaria en el barrio Pueblo Nuevo, y entre las calles Newbery, Sáenz Peña, General Paz y el pasaje La Porteña. Constituyó en su momento, un espacio organizador de las actividades ferroviarias, ya que en torno a ella se ubican los edificios de la estación, la casa del ingeniero seccional, el Club Social Ferroviario y el edificio Vías y Obras, Tráfico, y Sanidad.

Esta plaza se mantuvo sin cambios manifiestos por varias décadas, hasta que para el primer centenario de la llegada del ferrocarril a Junín (1984) se puso en valor y rebautizó como Plaza Ferrocarriles Argentinos. En 2011 fue reformada y se colocó la escultura El origen, obra de los arquitectos locales Salvador Roselli y Julio Lazcano, realizada con materiales íntegramente ferroviarios, mediante técnicas de ensamblado y soldadura.

Hoy la plaza sigue siendo sitio de encuentro, se realizan en ella festivales de música independiente, campeonatos de hip hop, el Mercado de la Estación y muchas otras actividades que involucran diferentes actores sociales.

Y entre artesanos, músicos, escultores o simplemente pasajeros en espera, se suelen oír las voces de los ingleses de antaño, que sentían orgullo por su hacer, por el aporte silencioso y eficiente que dejó huella histórica en la ciudad, reflejada en un recorrido que muestra esa obra. Si alguien se sienta en la plaza, y se queda en silencio, un raquetazo al olvido lo sacude y le cuenta que dos siglos atrás, hubo pioneros que trabajaron para forjar unión entre pueblos por medio del ferrocarril, lejos de cuestiones políticas, se encargaban de hacer funcionar las máquinas, los rieles, los silbatos, para que nuestros abuelos llegaran, de muchos países del mundo y en ese tren, lleno de ilusiones, arribaban a Junín para cohesionarse y formar el tramado social que hoy nos une. Para trabajar por un futuro que es presente y para que sus bisnietos toquen la viola en un recital sobre la antigua cancha de tenis, con la misma esperanza en el mañana que trajeron sentados en un vagón sus ancestros.

Junín es producto del Ferrocarril, y la plaza Ferrocarriles Argentinos lo refleja.