Todas las plazas tienen su historia, pero la de los Inmigrantes reúne todas.
Inaugurada en 1994, y situada en Primera Junta y Avenida San Martín, engalana la ciudad con el colorido de sus banderas. Se hacen presentes en su verde los árboles tradicionales de cada país, de cada región, coronando con sus copas el orgullo de pertenecer.
Porque en el aire de la Plaza de los Inmigrantes, flotan guerras, luchas libertarias, desarraigos, amores nuevos. Se hace nube de color cambiante el amor a las patrias, se hace banderas, de Ucrania, Chile, Francia, España, Irlanda, Alemania, Suiza, Líbano, Brasil, Holanda, Republica Checa, Polonia, Siria, y nuevos hermanos traerán sus sueños a flamear intactos y constantes en ésta hermosa manzana en la que confluyen sangres, religiones, comidas, costumbres pero sin dudas representa nuestra identidad.
Para muchos de nosotros los juninenses, la plaza de los Inmigrantes significa ir con una madre o un padre orgulloso de su origen a mostrar su acervo cultural, a compartir con compatriotas y a abrazarse con otras naciones que hicieron grande la nuestra.
Es en esa plaza que la historia se esconde en un tubo colocado por la Asociación de Colectividades de Junín hace 25 años, abierto éste año y vuelto a cerrar con los nuevos acontecimientos registrados, para que en otros 25 años nuestros hijos o nietos sonrían con el recuerdo de lo vivido.
Allí también las banderas acompañan la rotonda que la precede y se mueven orondas al sol o soportan estoicas las lluvias y los vientos. ¿Pero qué representan?
Representan quiénes somos, quiénes construyeron nuestra trama social, los que nos precedieron con esfuerzo, con conciencia colectiva, con una sincera vocación de servicio, con sentido de lo mutuo. Por eso la Plaza de los inmigrantes es ejemplo y es significante. Es una porción de historia fundacional que vale la pena conocer y recorrer. Porque no se sale inmune de sus senderos.
Tal vez así, todos recordemos un sentimiento evolutivo que estamos perdiendo. Comprendiendo en sus árboles originarios el sentido de la vida y la importancia de protegerla, con el amor como estandarte, que sin dudas está presente en cada uno de sus mástiles tornasolados.