Diario de cuarentena: Día Internacional de la Democracia

En estos momentos en que el mundo se enfrenta a la enfermedad por coronavirus, la democracia es crucial para asegurar el libre flujo de la información, la participación en la toma de decisiones y rendición de cuentas por la respuesta ante la pandemia.

Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres

El Día Internacional de la Democracia debe resultar un recordatorio de que la democracia se centra en las personas. Solo con la participación y el apoyo plenos de la comunidad internacional, los gobiernos, la sociedad civil y las personas, la democracia se convierte en realidad para vivir en paz en el mundo..La crisis sin precedentes causada por la pandemia nos trajo desafíos sociales, políticos y legales a todos. Pero no todos responden con las mismas medidas de emergencia para abordar la crisis, algunos logran el equilibrio entre democracia y manejo sanitario y otros se ufanan en desentenderse de los valores democráticos esenciales, que son defender a ultranza el estado de derecho, proteger y respetar las normas internacionales y los principios básicos de la legalidad, defender el derecho a acceder a la justicia, y resolver con medidas adecuadas los recursos y los procesos en curso.

La ONU  publicó un documento sobre los Derechos Humanos durante el COVID-19, en el que el Secretario insta a los Estados a respetar y proteger, entre otros derechos, la libertad de expresión y de prensa, la libertad de información y la libertad de asociación y de reunión. Vista la práctica de muchos países en el contexto de la COVID-19, parece que esto no ocurre necesariamente. Argentina es uno de ellos, y lo digo con la tristeza que me da perder derechos en un país que parecía dispuesto a defenderlos. Entre las preocupaciones de la organización cito:

  • Distintas medidas para controlar la circulación de información y reprimir la libertad de expresión y la libertad de prensa en un contexto donde ya se está reduciendo el espacio cívico;
  • El arresto, la detención, el enjuiciamiento o la persecución de opositores políticos, periodistas, personal médico y de salud, activistas y otros por supuesta difusión de “noticias falsas”;
  • La ciberpolicía agresiva y una mayor vigilancia en línea;
  • El aplazamiento de las elecciones, que plantea graves problemas constitucionales en algunos casos y puede provocar un aumento de las tensiones.

La crisis que vivimos nos interpela sobre la mejor forma de contrarrestar el discurso que perjudique la salud pero proteger al mismo tiempo la libertad de expresión. Los intentos generalizados de eliminar la información errónea o la desinformación pueden llevar y lo han hecho, a la censura intencionada o no, que rompe la confianza. La información precisa, clara y fáctica de fuentes en las que la gente confía, es la respuesta que la ONU propone.

En el mundo, las organizaciones de la sociedad civil trabajan junto a la ONU para atender y de ser necesario contrarrestar la maneras en que la crisis del COVID-19 afecta la democracia y aumenta el autoritarismo. Y destacan algunas:

  • el desarrollo de la alfabetización mediática y la seguridad digital
  • luchar contra la desinformación y el discurso de odio, que se han multiplicado durante la crisis.
  • capacitar a los periodistas de forma remota para informar sobre el impacto de la pandemia con una cobertura profunda y real, mientras se mantienen seguros en la primera línea.
  • empoderar a las mujeres contra la violencia de género, que se ha disparado en medio de cierres, cuarentenas y presiones sociales y económicas del Covid-19.
  • dar a conocer los desafíos de la desigualdad y la deficiente prestación de servicios agravados por la crisis, con un enfoque específico en las necesidades y derechos de las mujeres, los jóvenes, las minorías y otras poblaciones marginadas, para ayudar a que los gobiernos rindan cuentas.

Hay valores innegociables como los de la libertad, el respeto a los derechos humanos y el principio de la celebración de elecciones periódicas por sufragio universal ; la democracia es vital para la protección y la realización efectiva de los derechos humanos. Estos valores están incorporados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y desarrollados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos , que consagra una serie de derechos políticos y libertades civiles que sustentan democracias significativas.

El artículo 21(3) de la Declaración Universal de Derechos Humanos, establece que: «La voluntad de la población debe constituir la base de la autoridad de gobierno; ello se expresará en elecciones periódicas y genuinas que serán mediante sufragio universal e igual y se celebrarán por voto secreto o por procedimientos de votación libres equivalentes».

Perder de vista el valor intrínseco de la defensa de estos derechos, sólo acrecentara inequidades, la democracia sin dudas es perfectible, pero también sin dudas es el sistema que nos permite defender con mayor equidad nuestros derechos. Es momento de estar atentos y de comprender que los virus pasan, pero los atropellos a la libertad puede permanecer en el tiempo, para muestra, nuestra historia.

 «La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás». Winston Churchill (1874-1965)

Diario de Cincuentena: Churchill

«Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema» W. Churchill

Siempre admiré a don Winston, a pesar de no ser contemporáneos, me parece de una claridad asombrosa, y de una posmodernidad más clara aún. Este hombre práctico era capaz de ir contra las conciencias de masa de la época sin que le tiemble el pulso, si pensaba que resultaba necesario para el bien común. Ante el error, no temía enmendar sus posiciones, sino que razonaba y cambiaba. Y tenía conciencia que sin trabajo, sin esfuerzo, no había equidad posible.

Sostenía que había tres tipos de personas, aquellas que morían de aburrimiento, las que morían preocupadas en un discurso y las que trabajaban y actuaban hasta morir. Aspiro a ser de las últimas. También me siento optimista como él aunque todo a mi alrededor me diga que me tire y me resigne.

Por eso me expongo y hago públicos mis pensamientos, estoy convencida que el cambio pasa por dejar de lamentarnos y actuar, hablar, quejarnos, participar, no importa tu ideología, todas bienvenidas, no importa disentir, es necesario.

Ahora, mi límite es la hipocresía. Ahí no tranzo. El falso dilema, la ola cool que se queda defendiendo el discurso progresista que vive del pasado, y de un pasado que fue un fracaso estrepitoso. Estoy cansada de escuchar intelectuales que enfundados en la piel de los pobres hablan de inequidades. y hablan en su nombre, como si los pobres no tuvieran voz. Lo que a veces no tienen es educación y acceso a la cultura, porque estos mismos gobiernos y personajes siniestros se la quitaron.

No es gratis decir lo que uno piensa, muestra los matices que nos rodean, ayer, por ejemplo, me propuse exponer en carne viva y sin edición lo iba sintiendo mientras el presidente de mi país daba un discurso junto a dos gobernadores. Obviamente fui ofendida, agredida, y castigada. Se supone que si un gobierno se declara de izquierda o de centro izquierda no debe ser criticado, aunque genere hambre, aunque aumente ollas populares ( la muestra inequívoca de la pobreza), aunque castigue la producción y la generación de riqueza, aunque construya las diferencias sociales extremas en las que vivimos.

Vivo en un país que si no te gusta un partido, sos del otro. ¿Y si no me gusta ninguno? ¿Y si quiero otra política? No podemos temer a la política, es la única manera de accionar en la vida. Y para cerrar mi diario de hoy, y espero tu opinión que lo haría útil, vuelvo al gran Churchill, sin miedo a que mis palabras sean mi alimento: «A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada»