Diario de Cuarentena: Inmigrantes

Eduardo Bedrossian canta a la inmigración. En su novela Hayrig Detrás del silencio de un millón y medio de voces incluyó el poema “Armenia” (1), que transcribo parcialmente:

Aquellos que dejando el amparo de tus manos,
en la tarde oscura del invierno se marcharon
peregrinos, a otras tierras, otros mares,
grabando en tu alma el recuerdo
de sus risas frescas de días lejanos.

Preguntas al viento si vuelven los tiempos pasados,
y su tímida brisa, acaricia;
y la caricia: suspiro
y el suspiro de amor un respiro,
como una esperanza cercana, con toda certeza, contesta:
¡Volverán tus hijos errantes!.

No importa el país, el inmigrante es uno. Es el que dejó atrás la raíz para crear otra, el que atravesó mares, plenilunios, descontentos, traiciones, hambre, suplicio y destierro, para volverse simiente y florecer en otra patria. Hoy, 4 de Setiembre, Dia del Inmigrante, quiero abrazar a todos, a mis abuelos que vinieron desde Líbano, Turquía, e Italia, a mis suegros que vinieron de España y Francia, a mi prima que vive en África, a los turcos griegos que pasean por mi sangre, A todos los países y razas y credos, a la magia que nos hibrida en nuestra patria. Me siento representante de tantas tierras, en mi sangre se amigan los conflictos y se olvida el dolor de aquel momento. En mis venas corre Cúneo milagroso de la mano de Beirut y brindan sueños. Una Esmirna maravilla con su oxígeno , el Egeo que me puebla, y yo me siento Argentina. Rebosante de argentinidad, múltiple en mis raíces que nunca confunden patria con origen. Deseo que mi sangre multiplique en ustedes el amor por esta tierra, siempre abierta a recibir y a dar oportunidades. Y que nada turbe esa sensación única de saberse parte. Los inmigrantes nos legaron el esfuerzo y los valores. es hora de tomar la posta.¡ Feliz Día del Inmigrante!

Plaza Italia: Otra guerra en el aire

La plaza está ubicada en la Avenida San Martín, entre las calles Lavalle y Belgrano. Rodeada por las construcciones de una era de bonanza, conocidas como los chalet tipo cottage francés o definidamente ingleses, a lo largo de la avenida San Martín, hacia el noroeste y sudeste. Y la circundan también la plaza España y la Árabe. No es una plaza cualquiera, porque en sus raíces están las nuestras. ¿Cuántos inmigrantes italianos construyeron con su esfuerzo y esa cuestión tana de la puesta en obra de los deseos, las bases de nuestra ciudad?

En 1880, por el lugar donde hoy está la Avenida San Martín pasaban las vías del Ferrocarril Oeste, que luego se llamaría Central Argentino. El tendido finalizaba donde hoy están los Colegios Nacional y Normal, y la actual terminal de ómnibus, era la estación ferroviaria. El Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico tenía su propia estación y sus vías corrían prácticamente en forma paralela a 300 metros hacia el norte, por eso cerca de 1920, se unificaron las estaciones y las vías férreas. Al levantarse las vías del Central, comenzó la construcción de la Avenida San Martín y se lotearon los terrenos adyacentes. En 1950 se inauguró la avenida, que en el tramo que va desde Almafuerte hasta Sáenz Peña contuvo una serie de plazas en homenaje a las principales colectividades que llegaron a Junín. Una de ellas es la Plaza Italia, con la estatua Diana Cazadora, y el monolito color verde, colocado en homenaje al Perito Agrónomo Cianfagna, que fue el encargado de la parquización de la avenida.

Pero, esa es la historia técnica, esa que con datos y números podemos contar. En realidad, la Plaza contiene además otras historias, la de nuestros abuelos, que llegaron de diferentes regiones y que dejaron en ella lágrimas de desarraigo, o canciones de agradecimiento a esta tierra. Los besos robados y las declaraciones de amor, que los inmigrantes hacían en su plaza, la que los acercaba a su origen, buscando un refugio emblemático que los contenga.

La plaza Italia, es parte de nuestra idiosincrasia, jugó con nuestros hijos, y los hijos de miles de italianos que lograron posar sus familias en Junín. Y que nos ayudaron como comunidad, a resolver cuestiones edilicias, comerciales, legales, y gubernamentales. Nuestro país tiene en Italia una gran parte de su origen fundacional.

Por eso hoy, que otra guerra nos azota, y que Italia como país está padeciendo en forma feroz, es menester un homenaje a los ancestros, invito a pensar en la fuerza de sus hombros, en la fiereza de sus manos y en la inteligencia para emprender un rumbo distinto, para unirnos tal vez, leyendo sobre nuestra Plaza Italia, y orar por un país al que le debemos historia.

Plaza de los Inmigrantes: Engalana la ciudad con el colorido de sus banderas Representan quiénes somos, quiénes construyeron nuestra trama social.

Todas las plazas tienen su historia, pero la de los Inmigrantes reúne todas.
Inaugurada en 1994, y situada en Primera Junta y Avenida San Martín, engalana la ciudad con el colorido de sus banderas. Se hacen presentes en su verde los árboles tradicionales de cada país, de cada región, coronando con sus copas el orgullo de pertenecer.
Porque en el aire de la Plaza de los Inmigrantes, flotan guerras, luchas libertarias, desarraigos, amores nuevos. Se hace nube de color cambiante el amor a las patrias, se hace banderas, de Ucrania, Chile, Francia, España, Irlanda, Alemania, Suiza, Líbano, Brasil, Holanda, Republica Checa, Polonia, Siria, y nuevos hermanos traerán sus sueños a flamear intactos y constantes en ésta hermosa manzana en la que confluyen sangres, religiones, comidas, costumbres pero sin dudas representa nuestra identidad.
Para muchos de nosotros los juninenses, la plaza de los Inmigrantes significa ir con una madre o un padre orgulloso de su origen a mostrar su acervo cultural, a compartir con compatriotas y a abrazarse con otras naciones que hicieron grande la nuestra.
Es en esa plaza que la historia se esconde en un tubo colocado por la Asociación de Colectividades de Junín hace 25 años, abierto éste año y vuelto a cerrar con los nuevos acontecimientos registrados, para que en otros 25 años nuestros hijos o nietos sonrían con el recuerdo de lo vivido.
Allí también las banderas acompañan la rotonda que la precede y se mueven orondas al sol o soportan estoicas las lluvias y los vientos. ¿Pero qué representan?
Representan quiénes somos, quiénes construyeron nuestra trama social, los que nos precedieron con esfuerzo, con conciencia colectiva, con una sincera vocación de servicio, con sentido de lo mutuo. Por eso la Plaza de los inmigrantes es ejemplo y es significante. Es una porción de historia fundacional que vale la pena conocer y recorrer. Porque no se sale inmune de sus senderos.
Tal vez así, todos recordemos un sentimiento evolutivo que estamos perdiendo. Comprendiendo en sus árboles originarios el sentido de la vida y la importancia de protegerla, con el amor como estandarte, que sin dudas está presente en cada uno de sus mástiles tornasolados.