Una nueva apuesta de Factotum Ediciones a la increíble obra de Luis Mey, que en esta novela nos envuelve en una historia hilarante y terrible, como solo Mey puede hacerlo. El espanto y la risa nos atropellan en una prosa inteligente desarrollada con maestría.
Y en su devenir nos cuenta secretos de la vida del ícono del tango, Carlos Gardel, y de la historia misma de nuestro país. El abasto va tomando forma con cada página, a pesar de que la historia transcurre casi todo el tiempo en un cementerio, el barrio late allí y eso es maestría.
Esta vez Mey protagoniza su novela, y lo hace sin esquivarlo, como si fuese necesario que la primera persona nos relate que Gardel, tal vez muerto, tal vez vuelto a una vida, sigue entre nosotros, sigue siendo identidad, ¿nos persigue? con sus letras, con su historia, amores, desencuentros y hasta sus vicios. Y aquí Mey autor y protagonista nos llena de humor y de oscuridad, de suburbios y de canyengues tribulaciones hasta volvernos parte. Y ya no nos resultarán insensatos los viajes detectivescos, las cenizas constantes o los muertos vivos.
Somos argentinos, y como tales, necesitamos héroes que nos rescaten, aunque estén picados, maldigan o maltraten, incluso aunque huelan mal y sean carne renacida para construirnos otra vez. Todo esto el autor lo logra pensando en Volver.
Les dejo el tango de Gardel y Le Pera, les recomiendo el libro.
Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos
Van marcando mi retorno
Son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos
Hondas horas de dolor
Y aunque no quise el regreso
Siempre se vuelve al primer amor
La vieja calle donde le cobijo
Tuya es su vida, tuyo es su querer
Bajo el burlón mirar de las estrellas
Que con indiferencia
Hoy me ven volver
Volver
Con la frente marchita
Las nieves del tiempo platearon mi sien
Sentir
Que es un soplo la vida
Que veinte años no es nada
Que febril la mirada
Errante en las sombras, te busca y te nombra
Vivir
Con el alma aferrada
A un dulce recuerdo que lloro otra vez
Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve
A enfrentarse con mi vida
Tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos
Encadenen mi soñar
Pero el viajero que huye
Tarde o temprano detiene su andar
Y aunque el olvido que todo destruye
Haya matado mi vieja ilusión
Guardo escondida una esperanza humilde
Que es toda la fortuna de mi corazón
Volver
Con la frente marchita
Las nieves del tiempo platearon mi sien
Sentir
Que es un soplo la vida
Que veinte años no es nada
Que febril la mirada
Errante en las sombras, te busca y te nombra
Vivir
Con el alma aferrada
A un dulce recuerdo que lloro otra vez