Cumplir años es como tirarse de un tobogán gastado. Podés trabarte en alguna parte, pero terminás cayendo. Y se te mezclan saludos que te recuerdan que te quieren, pérdidas de esas que nadie puede reemplazar ni calmar, momentos únicos que se agolpan en las neuronas buscando ser protagonistas, historias cotidianas que se vuelven mágicas y una lágrima cedida al festejo por lo que ya no sos.
Pero cumplir tiene otras acepciones : es hacer aquello que determina una obligación, una ley, una orden, un castigo, un compromiso, una promesa. De todas esas palabras escupo la orden y el castigo y elijo el compromiso y la promesa.
Por eso me comprometo a seguir aprendiendo, día a día de mi vida, todo lo que pueda aprender, pero en especial lo que tiene que ver con las emociones. Aprender a ser más feliz con menos, a ser menos crítica con más personas, a aceptar la otredad como propia, me comprometo a seguir amando, es más me comprometo a amar más. Mucho más.
Y prometo serme fiel, acariciar ldeales, volver a reconstruir aquellos que la vorágine del tiempo y la vida quebró. Insistir en la belleza de lo simple y revolucionar al mundo con palabras. Me prometo vivir, que no es transitar sino ser, y en ese ser implico el compromiso de cumplir la promesa. Creo que la vida tiene el sentido que le demos, y que es trascendente cuidarla, tanto como vivirla a destajo, a corazón abierto, sangrando a veces pero latiendo a la par de los que amo, de los que amé y del mundo que me queda por amar.
Mi cumpleaños sigue con asado y familia, pero éste, es mi festejo personal que hoy, comparto con vos.