Fante solo tuvo trascendencia después de su muerte, es probable que gracias a Charles Bukowski que consideraba a John Fante un escritor verdadero, sin remilgos, con la autenticidad reveladora de lo cierto.
Fante era prácticamente contemporáneo con Bukowski, pero resuena sin embargo en la obra del último, como si fuera más de una década la que los separaba, aunque el segundo no contaba con su humor. Probablemente esté Fante en Bukowski en esta cuestión de los alter ego que tienen ambos autores aunque el de Fante, Arturo Bandini, no puede con sus miedos y fracasa en las relaciones al punto de huir aterrorizado de las prostitutas pagándoles extra, o mantiene romances inalcanzables con mujeres que desprecia por no poder amar, construyendo un alter ego tal vez invisibilizado por los prejuicios. La incomunicación lo es todo en el personaje de Pregúntale al Polvo, escritor improbable y autor de sueños imposibles.
Hijo de italianos, pero nacido en EE.UU, la complejidad del inmigrante está en su obra, y él se ve y se siente norteamericano, y desde allí denigra a otras etnias minoritarias, como sus padres,tal vez por el propio desprecio que siente por sí, es que lo refleja en una desgarrada contienda contra mexicanos, filipinos, japoneses; y lo hace sin disimular su racismo. A él lo llaman “macarroni”, aclara varias veces. Nacido en un pueblo de Colorado, Bandini (Fante) parte a buscar suerte a donde todos iban en esa época, es decir a Los Ángeles. Una valija humilde su máquina de escribir y veinte años tibios. Llega y cree que va a lograr el éxito como escritor. Todas las novelas de Bandini muestran la descarnada ciudad meca de los años treinta. Estos libros son: Espera a la primavera, Bandini; Pregúntale al polvo, Sueños de Bunker Hill y Camino de los Ángeles, el último publicado recién en 1986, en forma póstuma.
Pregúntale al polvo narra en primera persona las travesías del joven Bandini, en una pensión de mala muerte en Bunker Hill, con tan intricada construcción que Bandini sale de su habitación por la ventana, para tirarse al césped y soñar un futuro que supone glorioso aunque una naranja sea su alimento diario.
Bandini vende su relato “Y el perrito rió” a una revista reconocida, y compra una enorme cantidad de ejemplares que reparte a todos tratando de impresionar. Nadie lo lee. Le escribe eternas cartas al editor que no conoce, reconociendo sus miserias y su falta de inspiración para concretar la novela que nunca comienza a escribir. En tanto, conoce a Camila, una moza de ascendencia mexicana y tal vez su mayor contradicción. La ve como una “diosa Maya” pero la destroza por “sudaca” , mientras que Camila le dice que ambos nacieron en Norteamérica. Bandini siente mucho por Camila, pero mucho malo, porque es una voraz decisión obsesa de poseerla, que incluye el rechazo y el miedo más sublime. Camila vive, es libre, se atreve, y Bandini tras su sueño americano, es un italiano católico militante. Camila vuela sobre las mesas, baila, juega, nada, ríe, Camila ama a otro. Un mozo enfermo, un tipo sin sueños, pero libre, todo lo que Bandini no es.
Bandini se envuelve con tanto desamor en las páginas de Pregúntale al polvo, harto de hambre, desolado por las mentiras a su madre, pidiendo perdón a Dios sin poder confesarse, y se transforma en agobio e impudicia. Es el que no puede nada. Enamorado y despechado. Aún así, en medio de la ignominia, el editor le envía un cheque: convirtió en un cuento una de sus cartas y se publicará próximamente. Y le pide que escriba una novela. Bandini se siente en el cielo como escritor, mientras se pierde en los escarnios del infierno con Camila.
Toda la novela de Fante transita la vida, el amor, la escritura, los miedos, la Norteamérica prejuiciosa pos depresión y logra mostrarnos todo eso, con un solo personaje: Bandini. Un tipo que nos da pena, al que despreciamos y también un joven incierto al que deseamos abrazar. Contradictorio y por lo tanto humano, Pregúntale al polvo es una novela cruda, pero llena de verdad, una novela de un Fante auténtico, tal vez es la novela Fante por excelencia.
Si sos lector, no te la pierdas, si escribís, es una necesidad.