Diario de Cuarentena: Como un día de domingo.

Un domingo que es lo mismo que lunes, martes, miércoles o viernes. Un domingo que dejó de tener las reuniones en familia, el aroma de los nuestros, los abrazos, los silencios. Cómo extraño mis domingos de asados con amigos, en los que la vida se ponía sobre la mesa. Que los chicos, que las salidas, si volvieron tarde, porque las madres dormíamos a media los sábados por la noche. Un domingo de juntada con hermanos, o de viajes a La Minervetta, para compartir con esa amistad que nunca pudo desvanecer el tiempo. Un vino conversado con muchos. Y brindis y alegría.

Nos quitaron la calidez de la vida. En especial en argentina. Nuestra marca registrada es el contacto. La expresividad y la sincera cercanía. Entonces cuando voy a comprar por mi barrio, porque si no soy casi hereje, y veo a la gente correrse de la gente, con ese espantoso artefacto que usamos para protegernos pero que hace dos meses no servía, y ahora hace magia. Porque los chinos lo usan y les sirve, aunque los datos no son confiables porque es un estado dictatorial, pero ellos propagaron el virus, pero la OMS dice que salva, pero decía que no era útil, pero Ginés dice que capaz sirve, capaz no, pero tiene hematoma subdural y le dejamos la salud en sus manos y tres meses después de encerrarnos como hacían dos siglos o tres atrás, dice que que capaz deberían haber testado más. ¡Pero la pelota!.

No sé que pensar. O tal vez si pienso, molesto. Porque en la argentina pensar parece ser de gente mal habida, y decir que sos librepensadora, si no estás alineada con el gobierno, ni te cuento. Ahora si los votaste, apoyás, podes matar gente en nombre de la cuarentena, ser retrógrado y machista y bajar sueldos sin que las organizaciones de derechos humanos, los movimientos feministas o los sindicatos te molesten. No vaya a ser cosa que se pierdan alguna tajada.

Me da tanto asco la sociedad actual, que extraño aún más los domingos. Esa sensación de que todo puede suceder, de ver la vida acontecer. por eso para cerrar el diario, te dejo la letra de una canción de Pires que hablaba de cosas que extraño: encuentro, aire, respirar, piel, sol, caricia, domingo.

Si pudiéramos hablar
Encontrarnos un momento
Te podría confesar
El amor que estoy sintiendo
Yo preciso respirar
El aire que a ti te rodea
Y en la piel quiero tener
El mismo sol que te broncea
Yo preciso acariciarte
Y otra vez verte sonriendo
Dentro del sueño mas lindo
Ya no quiero mas vivir
Un sentimiento sin sentido
Yo preciso descubrir
La emoción de estar contigo
Juntos ver amanecer
Que todo pueda suceder
Como un día de domingo
Haz de cuenta que aun hay tiempo
Y que solo nos importa esta emoción
Haz de cuenta que aun hay tiempo
Y dejemos que nos hable el corazón

Diario de cuarentena

Hoy por mi ventana brilla el sol. En lo alto un jacarandá parece darme ánimo. Confieso que lo tengo. Pero no es siempre el mismo. El sol que se alza no siempre calienta. Tal vez seamos nosotros, que nos volvimos tibios y nos acostumbramos a la mediocridad. Nos conformamos con una tarde golosa a solas, y soportamos sin sentido, sin intentar descubrir nuevas posibilidades, que nos confinen a la quietud.

¿Te das cuenta que la vida es corta? o te hizo falta toda ésta movida para notarlo. Yo creo que estoy buscando un tiempo, algo que me emocione y me haga volar. El aroma a mandarina fresca de mi mano ayuda a esa intención y entre gajo y gajo planeo huir a mi interior.

Yo necesito hablar, por eso escribo, e intento comprometerte en la idea de repensar quiénes somos, que sociedad estamos construyendo, en una constante vorágine en la que creamos «no lugares» para escondernos en esperas inservibles.

Por eso hoy, me voy a levantar a ordenar, casa e ideas, voy a cocinar unas pastas, sencillas, con salsa rosa, y queso parmesano, buscaré un pan recién horneado que arome la mesa, y abriré el mejor vino que tenga, como un día de domingo.