En verdad quiero verte pero pasará mucho tiempo
“En verdad quiero verte pero llevará mucho tiempo” es una novela sobre las
instituciones a las que asiste un niño de niño y el por qué no asiste otras
mejores. Ese niño es Maxi, el de siempre, el de la trilogía, ese niño
desgarrado y único que Mey nos caló en la piel, y en ésta novela Maxi está en
una búsqueda, sabe que le va a costar ver qué y hacia dónde, pero está al
acecho y cuando la vida le ofrezca una mínima oportunidad, en la novela es el
ajedrez, los torneos a los que por una casualidad accede, él pisa el acelerador
a fondo. Maxi sabe que no tiene muchas oportunidades, por eso las aprovecha,
increíble la fuerza del progreso en el cuerpo de un niño. Luis Mey procede con
magia y con verdad en esta crítica a lo establecido, a lo que nos toca, a la media
intolerante institucional a la que un niño se ve sometido.
Maxi está entrando en la adolescencia. Va a la escuela, a catequesis y a los
boy scouts. Los días de semana cruza a la plaza para enfrentarse con sus
enemigos de toda la vida -Maxi siente una larga vida en su espalda- en partidos
de fútbol que le confirman la categoría de perdedor. Sabe que juega para
perder. Insiste en eso. Él puede sobrevivir, como lo hace en su familia
disfuncional y violenta que se desvive por acceder a la clase media del suburbio
empobrecido y noventoso en el que viven. Maxi es un chico lúcido y descubre un
juego que le permite brillar, así se refugia en el ajedrez, donde evalúa la
capacidad de otros miembros de su familia y crea su cosmovisión. En esta
novela, Luis Mey nos habilita a pensarnos como sociedad, y en cada página la
sociedad cruda y expuesta muestra sus valores, o la falta de, la amistad, la
educación y por su puesto el orden institucional que todo el tiempo atraviesan
la historia de Maxi y van construyendo, a veces distorsionando su mirada del
mundo.
Quién no formó parte de un equipo de fútbol muy malo, pero que se elige igual
porque es el de nuestros amigos Esta cuestión de perder por goleada, y todas
sus significaciones, está presente hasta el final. La esperanza está en la
alegría de hacer ese único gol, uno que les permite enfocarse y vivir. Maxi
aprende a perder. Y cuando con el ajedrez gana, no se lo cree, se descoloca. El
ajedrez le mostró que hay otra vida, otra escuela, otros valores, todo eso lo
modifica, a él y a sus amigos, tal es así que sobre el final logran empatar a
quienes les ganaron siempre. En fútbol, claro, el juego que representa la vida
mediocre, la de patadas y árbitros, la de faltas y atajadas, la de un córner de
vez en cuando. Terminan 15 a 15 y para ellos, para el equipo de Maxi fue un
triunfo. Un empate después de novecientas derrotas por goleada los hizo sentir
victoriosos. Porque no es tan importante lo que en realidad acontece sino cómo
lo sentimos. Todo puede ser victoria, o cualquier cosa puede ser la mayor
derrota, por eso En verdad quiero verte pero pasará mucho tiempo es una novela
de esperanza sobre lo normal. Lo común puede ser maravilloso, si sabemos mirar.
Como siempre leer a Luis Mey es un aprendizaje, de la vida, de la escritura,
de la mentira, de los sueños. Es literatura. Una novela que hace honor a la
trilogía y que me hizo falta. Mucha. Ahora ya es mía.