«Donde retumba el silencio se incorpora a la sólida tradición de novelas de la intimidad, desarrolladas por escritoras como Virginia Woolf o Natalia Ginzburg.»
Clara Obligado
La novela ganadora del Premio Clarín no corta el aire del lector, tampoco recurre a grandilocuencias. Está escrita desde algún rincón del alma y por eso nos conmueve. Cuenta, además, con una prosa prolija y cuidada, que permite que la transitemos con fluidez.
Agustina Caride, su autora, estudió Letras, fue crítica literaria y colaboró en distintas revistas. Trabajó en editoriales; coordinó LiterAr junto a diversas editoriales para promover la literatura argentina; organizó eventos culturales para la agencia Schavelzon. Obtuvo tres premios y beca del FNA. Actualmente es correctora; dicta talleres de escritura y lectura y coordina eventos literarios en Literatura Bazterrica –Caride. Sus libros publicados son Y sin embargo no llovió, Cuentos con historia, Cuando ella supo quién era Goldambeck, Panambí y otros cuentos con historia (fue adaptado a la lectura fácil para personas con
incapacidad lectora), Última generación, Generación cero, Testigos invisibles, No habrá sino ausencias, La chica de papel, Los sueños también flotan (ganador del concurso Soy autor y editorial Quipu) y Donde retumba el silencio, novela objeto de esta reseña, publicada por Alfaguara.
Tiene herramientas de sobra para narrar la historia, y eso se agradece. Por momentos la intimidad, por momentos la crónica histórica, pero siempre sin perder la verdadera trama que es la amistad y la vida compartida entre estas amigas ahora enfrentadas: Leo y Vira. Caride construye un mundo familiar
verosímil, con personajes que terminamos llamando por su nombre de pila a medida que leemos. Y nos encontramos preguntándonos ¿Cuándo llega María? o ¿No le avisa a Gabriela?
Los simbolismos son impecables, por eso la novela nos retumba para llegar hasta el lugar donde todos fuimos o seremos una de estas dos mujeres de ochenta, que criaron a sus hijos desde donde pudieron, como sucede en esta Argentina que nos pesa, y que desde mediados del siglo veinte, nos va dejando
solos. Una arriba y la otra abajo, no es casual. Una emprendedora y ex dueña de un campo, la otra docente, peronista y sindicalista; tampoco es fortuita la elección. Somos nosotros, los argentinos, vos y yo, los Ríver-Boca, blanco-negro, las cuestiones que ni el mundo líquido nos deja disolver para
unirnos y no perder lo querido, lo valioso.
Y de toda esa identidad habla Donde retumba el silencio, también muestra las consecuencias del orgullo, la soberbia, de la incomprensión, la rebeldía, la admiración y resulta que tras todo ese diálogo literario que propone Caride, lo entrañable termina siendo lo que se descuelga de la historia. Con las vidas
efímeras de dos amigas longevas se desmoronan silencios, miedos, deseos, sueños, alegatos y ridículas posturas políticas que a veces sostenemos para no desarmarnos, y que nos llevan a perder afectos únicos. O los postergamos como si fuéramos eternos, hasta que lo eterno llega.
No encontré a Virginia Woolf en la novela de Agustina Caride, aunque es clara la influencia de muchos autores que una gran lectora como ella tiene; yo sentí que Leo y Vira fueron susurradas al oído de la autora por Manuel Puig, para que no nos quedemos sin estas señoras memorables de la literatura
argentina.
Buena lectura, de calidad.