Llevar más de 170 días de diario hace que lo cotidiano vaya dejando paso a lo social. Es inevitable cuando en el mundo todo se convulsiona, y en mi país parecemos vivir en la ajenidad. Pero hoy quiero hablar del lado oscuro de este espejo en el que pretendemos mirarnos: la educación.
Es obsceno que con un discurso de igualdad progresista hayan dejado sin educación a los más humildes. Desconocer que en argentina la conectividad es para los que pueden pagar el servicio más caro del mundo, y en manos de quienes denostan, es no tener idea de que país se gobierna. Pero es peor aún, la infamia va más allá. No permitieron que se les brinde educación para cuidarlos, pero pueden hacer colas en ollas populares, vender en la calle o quedarse expuestos en ocasiones a la violencia intrafamiliar. Me preocupa porque los ignorantes del futuro van a ser quienes decidan y tomen la riendas del país. Y para los privilegiados conectados, la educación a distancia no suple la presencial. En especial en edades tempranas. Y es curioso ver a los que antes denostaban con argumentos muchas veces válidos la educación a distancia, hacer uso de ella para fines políticos. Habla de su falta de principios.
la educación presencial siempre sera la mejor experiencia de aprendizaje, ya que a nivel evolutivo los seres humanos somos criaturas sociables, y si existe un contacto más directo con otras personas interesadas en los mismos temas, la experiencia se vuelve más enriquecedora y contenedora. Ni hablar de la educación primaria que implica socialización como uno de sus pilares. ¿Que nos espera? Es posible que nos leguen un mundo de autómatas sin empatía ni saberes adquiridos que pueda ser vilmente conducido por aquellos que pretendan saquear lo que resta de un país que no se atrevió a mirar el lado oscuro de su espejo. Despertemos ya. Somo un país que atrasa, Somos pasado en este presente inviable, La muerte no es sólo física. No hay problemas que no se resuelven con educación. Un país ignorante es un país sometido. No nos rindamos. El resto es cháchara. Honor y gratitud al gran Sarmiento,