«Desde tiempos de Homero los grandes relatos han seguido las huellas de las grandes guerras, y los grandes narradores han emergido de ciudades destruidas y paisajes devastados». H. Arendt
Con el nuevo anuncio de prohibición, este lunes 3 de agosto se vuelve eterno. No podemos reunirnos. No se nos va a ocurrir querer ver a nuestros amigos o familia, porque nos volvemos sacrílegos. Y esa orden es emanada por decreto por un hombre o un grupo de hombres y mujeres que desde marzo viene errando en todo lo que dicen y hacen. Pero la sumisión de un pueblo con miedo y con su paisaje devastado, tal como reza H. Arendt, paraliza.
Nos hace falta un Angelus Novus que nos ilumine, al estilo de Paul Klee. Los ángeles son una forma de expresión directa, se acercan a la naturaleza sin corromper, tratando de compensar el mundo del progreso y de la tecnología con el del espíritu, tal como ha dicho Benjamín del autor. Para Klee y para nosotros como sociedad, ante tanta locura, se constituyen en un recurso simbólico para plasmar la indignación que sentimos por todo lo que está ocurriendo en un año lleno de incertidumbre, en el que las certezas han dejado de tener valor.
Digo que estamos como Klee porque cuando pintaba los angeles se hallaba en una época en la que necesitaba aferrarse a algo, tener fe, y los ángeles eran un vehículo para ir más allá de una realidad prosaica e inefable, tal como la nuestra por estos días.
Klee decía : «Para sacarme a mí mismo de entre las ruinas, tendría que volar. Y volé. En ese mundo destrozado ya sólo vivo en el recuerdo, así como a veces se piensa en algo pasado. Por eso soy abstracto con recuerdos» (1915). Las mismas ruinas en las que hoy, se ha convertido nuestra sociedad y nuestra vida tal y como la conocíamos, y que terminará pisando sobre los pies del ángel de la historia. Parece pensado para hoy, en la ciclicidad de la vida humana y social que repite los mismos errores. “Cuanto más terrible se hace este mundo, como ocurre ahora, tanto más abstracto se hace el arte” (1915).
Sus dichos marcan el camino para dar forma a mi pensamiento. klee nos muestra que lo que percibimos es una proposición, una posibilidad, no la verdad.
La verdad auténtica está en el fondo, es invisible y tal vez por eso es verdadera. ¿Cuál será la verdad que nos rodea hoy? Una vida que parece pausada, como si montados en las alas del Angelus, nos agitamos una y otra vez en la misma dirección, anulando las fuerzas.
De nuevo la imagen del ángel se nos aparece. La vida nos arroja a un tremendo dramatismo que deja al desnudo la miseria humana. No es una casualidad traer el Angelus Novus al diario de hoy, ni volver a Paul Klee cuando decía:“Algo nuevo se anuncia, lo diabólico se mezcla en simultaneidad con lo celeste, el dualismo no será tratado como tal, sino en su unidad complementaria. Ya existe la convicción. Lo diabólico ya vuelve a asomarse aquí y allá, y no es posible reprimir. Pues la verdad exige la presencia de todos los elementos en conjunto.” Esto lo expresó en 1916, pasaron 104 años y el círculo cuántico de la historia, nos deja en la misma posición. Batiendo un duelo primario, que debió resolverse hace años, entre lo bueno y lo malo, lo cierto y la farsa, el pasado y el futuro. Negando la verdad, y eso es clave, porque aunque no se reprima esa verdad nos necesita a todos para que nos elevemos, como Angelus Novus, hacia una nueva construcción de identidad.