El entenado

El entenado, publicado en 1983; fue editado en España antes que El Aleph y lo merece, qué maravila la prosa de Saer, con que maestría viaja por el pasado y el presente de este hijastro que conquista indias como quien fluye en la propia existencia íntima. Narra en primera persona las peripecias de un grumete adolescente inmerso en una de las tantas expediciones españolas al Río de la Plata, la historia, situada en el siglo XVI, nos hunde de cabeza en la historia, El chico cae presa de los qindios colastinés, que matan a todos sus compañeros y a él lo alojan y atienden con cortesía durante años, convirtiéndolo en el testigo necesario de las luces y oscuridades de una civilizavción perdida en la naturaleza. Los colastinés son antropófagos y el muchacho, que no comprende el idioma inicalmente, comienza a descifrar los modos, los gestos, las actitudes de las personas que lo rodean y a veces los ignoran, sin saber cuándo será comido. Esto es un gran recurso para el autor, que embellece la historia con mucha filosofía, la existencia y la realidad se ponen en suda con excelencia. Juan Villoro cuando comenta el libro sugiere que este joven protagonista va comprendiendo por qué era necesario para ellos, y tenía que ver con la idea que vierte Saer: «Lo exterior era su principal problema. No lograban, como hubiesen querido, verse desde afuera.» La otredad, ese otro que uno necesita para ser, un oytro distinto que no debe parecerce a ellos,, se tiene que sentir otro y mantenerse ahí. Lo mágico aparence en pos del conocimiento, en una reyerta entre quienes son y como quieren ser vistos. Los aborígenes saben que ellos tampoco entenderán como los ve, pero que los vea les alcanza. El mundo de los indios es casi efímero, todo puede desaparecer de un momento a otro, y entran en juego las supersticiones y los ritos para sostener, para permanecer. Por eso se vuelve necesaria la escritura de este historia, diría Villoro, “El testigo obligado procura a los indios el consuelo de la versión ajena. Si ese entorno se derrumba, sólo sobrevivirá lo distinto, la mirada del huésped. La novela ofrece el trasvase de una cosmogonía (contar el mundo) en una singularidad (contar un mundo): del mito a la literatura”.

Saer nos obliga a pensar en la memoria y en lo real de la misma, en la importancia del lenguaje, en la civilización y la barbarie, y con un tono incríble y de lectura voraz, como si fuéramos parte de la aventura en tierras de los colastinés, nos adentra en la incomodidad de un texto que trata sobre las cuestiones de la conquista, que invade los géneros y ensaya con filosofía propia la gesta europea, una gran obra este llibro, que asume postura frente a las historias de Indias, sin poses, sin mentiras, pensando al otro con la fiereza y la verdad que un otro tiene. Piglia sostiene que “decir que Juan José Saer es el mejor escritor argentino es una manera de desmerecer su obra. Sería preciso decir, para ser más exactos, que Saer es uno de los mejores escritores en cualquier lengua y que su obra -como la de Thomas Bernhard o la de Samuel Beckett- está situada del otro lado de las fronteras, en esa tierra de nadie que es el lugar mismo de la literatura”.

El entenado cuestiona saberes, tradiciones, silencios, nos va a dejar expuestos, desnudos, como indios, frente a la historia que nos convoca y en la voz de un genio de la escritura que no tiene parangón, es una maravilla su prosa y además es acequible, logra todo con recursos simples porque es verdadero.

De lectura imprescindible