Que nadie duerma

 Juan José Millás es uno de los autores más laureados por los lectores y por la crítica. Que nadie duerma es una novela que utiliza a un personaje impresionante, Luicía, para romper las barreras entre lo cotidiano y lo sobrenatural. Lucía, una «falsa delgada», es el eje de toda la novela, su infancia, sus extrañezas, su psiquis y porqué no, su cartografía creada para soportar la realidad madrileña transformandola en Pekín. Lucía inicia la novela siendo una informática cuya vida no dista de un algoritmo más. Pero enseguida nos cuenta que de pequeña, vio cómo un pájaro negro caía sobre su madre mientras hacía pis en el jardín de la casa familiar. De allí a la muerte materna hay un paso y un suspiro que destruye la corporalidad de la madre y la convierte en una en una mujer pájaro. Ahí comienza la historia, una maravillosa serie de reflexiones, fantasía y lírica interesantísima que nos transporta toda la novela en taxi. El que compra Lucía al ser despedida. Las vidas de sus pasajeros, pequeñas, inmensas, tensas, terminales, tejen una trama entusiasta que logra que lo onírico y lo tremendo sean paralelas interminables. Algo va a suceder, dice la protagonista, y ahí quedamos jadeantes esperándolo. Millás, poco a poco, construye una narración que se arremolina en el surrealismo sin perder contacto con la realidad. El punto de partida de esta historia es un beso fugaz que se le escapó a Lucía, la protagonista. Una vez despedida de su trabajo, llora en su baño, por los conductos de ventilación le llegan fragmentos de Turandot de Puccini, que escucha su vecino. La ópera late en su cuerpo y se transforma en su obsesión. Bajar a ver quién es el sujeto que la oye y que canta , allí comienza a gestarse este actor de mala muerte como su Calaf.

Millás  rompe los límites entre la realidad y la ficción, se anima a delirar y nos deja inquietos, desesperados buscando de donde asirnos como lectores, yendo a escuchar la ópera «Turandot»que en su argumento se vuelve Lucía, de Millás.

«Que nadie duerma» hibrida pájaros y ópera, dentro de un taxi, que se transforma en el espacio donde la historia explota, entre la ficción y la realidad, entre Pekín y Madrid, con Lucía vuelta pájaro, vuelta china, vuelta aire, humo espeso, madre tal vez. Los pasajeros, como oyentes de las historias de Lucía, sin espantarse las convalidad, y la fantasía acontecer.

Una novela cautivante, de esas que nos obligan a leer sin respiro.

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