Oso

Oso es la novela más interesante de Marian Engel; una obra que obtuvo el Governor General’s Literary Award for Fiction en 1976, y es recomendada por Alice Munro o Margaret Atwood por su construcción delicada y temible. Es una oda al paisaje a a la naturaleza, incluyendo la humanidad en ella, pero no deja de lado un perfil erótico, transgresor, refinado y con la belleza de la buena literatura. Narra una vuelta a la naturaleza, lo hace con tal estilo que nos metemos en ella: bosques inmensos, ríos amplios, extensas praderas, islas donde la joven urbana se halla, en medio de la paz que la rodea.

Oso es protagonizada por Lou, una tímida mujer de 27 años, bibliotecaria en el Instituto Histórico de Toronto, su trabajo lo realiza en el sótano, entre el calor de la caldera y la fiebre de sus pilas y pilas de libros. Pero una frase cambia su destino: “—Será mejor que hagas las maletas, Lou, y te encargues del asunto. El cambio te hará bien— dijo el director”.  
El Instituto  Histórico había recibido una carta de un bufete d de Ottawa en la que les comunicaban que un tal «Coronel Jocelyn Cary» entre otras muchas cosas, incluida la isla, les donaba una gran biblioteca que documentaba la vida de los pioneros del lugar. La historia transcurre entonces, en un viejo edificio octogonal, en la La isla de Cary . La casa y la finca, «Pennarth» (en galés «Cabeza del oso«), tiene ese trazado en octógono por los escritos de Orson Squire Fowler, su biblioteca tiene libros del siglo XIX. Y en el cobertizo, vive un gran oso manso y viejo.  El animal se convierte en compañía, y la relación entre ellos se vuelve humana y animal por igual, en una vuelta niestcheana, Hay un giro animal en Lou, hay una busqueda de placer en esa complejización que abruma a la protagonista y al animal, una tensión sexual e íntima que puede inquietar, pero que es contundente. Lou ve al oso como el compañero ideal, que la completa y la hace encontrarse. Ser.

“El oso lamía. Buscaba. Lou podría haber sido una pulga a la que él estaba persiguiendo. Le lamió los pezones hasta que se le pusieron duros y le relamió el ombligo. Ella lo guio con suaves jadeos hacia abajo.

Movió las caderas: se lo puso fácil.

—Oso, oso— susurró, acariciándole las orejas. La lengua, no solo musculosa sino también capaz de alargarse como una anguila, encontró todos sus rincones secretos. Y, como la de ningún ser humano que hubiera conocido, perseveró en darle placer. Al correrse sollozó, y el oso le enjugó las lágrimas”. [Pág. 112]

Escribe con tanta belleza el encuentro animal que no deja dudas de la contundencia emocional que significa. El simbolismo se corre ante la verdad. Pero en el momento de partir, cuando el trabajo había sido realizado, el animal presiente, y termina dándole un zarpazo en la espalda. Algo se rompe, la relación se vuelve otra vez iniciática, y es allí que y Lou dejala isla. Claro que no es la misma que llegó. Una novela polémica, llena de mensajes que pueden interpelar no solo al lector particular, sino a la sociedad, con una impecable traducción.

No es una novela sexual o zoofílica sino una historia que analiza las conductas humanas y animales en el encuentro solitario que la isla desata. Engel narrar sin pesar y con absoluta libertad una novela que se las trae, y que deberíamos leer sin prejuicios.

Muy bien escrita, diría que es sublime.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.