Marguerite Duras La Pasión suspendida

Entrevistas con Leopoldina Pallota della Torre

“Me dije que uno escribe siempre sobre el
cuerpo muerto del mundo, y también sobre el cuerpo muerto del amor. Que es en los estados de
ausencia donde se hunde el escrito, no para reemplazar nada de lo que ha sido vivido o
supuestamente ha sido, sino para consignar el desierto dejado por ello.” Marguerite Duras

Si te interesa la autora, no podés dejar de leer La pasión suspendida, un libro en el que su vida se abre al lector como una amante, como si todo sus textos estuvieran condensados en respuestas vehementes, irónicas pero jamás indiferentes, que Marguerite otorga a la entrevistadora controversial,

Décadas después de su muerte, la escritora de “El Amante” continua como una de las voces más importantes de la literatura francesa. “La pasión suspendida” la celebra contando su vida.

«Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escribir” dice Duras en Escribir.

La ganadora del premio Goncourt en 1984, revelada en 40 idiomas, consagrada en el cine es capaz de decir cosas terribles con la simpleza de lo cotidiano :“Fue esa tarde cuando Léo me besó en la boca. Lo hizo por sorpresa. Experimenté una repulsión verdaderamente indescriptible”, escribió guiones y dirigió, pero su lugar permanente lo halló en la literatura desde la adolescencia y cuando el alcoholismo  y la enfermedad la atrapaban, la literatura continuaba salvándola. Su Saigón iniciático (4 de abril de 1914) le otorgó el territorio para desplegar sus alas literarias.

En “Marguerite Duras, la pasión suspendida / Entrevistas con Leopoldina Pallota Della Torre”, prologado por Silvio Mattoni y traducido por César Aira, cuando hablab de cómo fue su infancia, Duras responde: “A veces creo que toda mi escritura nace de ahí, entre los arrozales, las selvas, la soledad. De esa niña flaca y despistada que era, pequeña blanca de paso, más vietnamita que francesa, siempre descalza, sin horarios, sin modales, habituada a contemplar el largo crepúsculo sobre el río, la cara quemada por el sol.”

Viviendo en París, su marido Jean Mascolo terminó en un campo de concentración. Ella lo asistió cuando recuperó la libertad, en 1945, y cuarenta años después, pudo describir lo acontecido con el desgarro de “El dolor” (1985): “El cuerpo de Robert L. 35 kilos. Raspadura. Transparencia. Gluten. Hueso a través. Cómo puede un cuerpo. Cómo puede un hombre. Cómo pueden un cuerpo un hombre volver a ser. Cómo puede un hombre volver a ser cuerpo volver a ser hombre. ¿Puede?”.

Duras compartió sus ficciones con artículos periodísticos que fueron publicados en medios como Le Monde, France Observateur y revistas femeninas como Vogue. Al respecto nos cuenta en este libro que reseño: “Siempre me gustó eso –dijo- la urgencia del periodismo. El texto debe tener en sí la fuerza, y por qué no, los límites del apuro con el que ha sido redactado. Antes de ser consumido y descartado”. Para ella lo periodístico la completaba, y le resultaba necesario: “Empecé a redactar artículos en momentos de vacío, en las pausas de mi escritura cotidiana.Cuando escribía un libro, ni siquiera leía los diarios. Pero los artículos, no puede imaginarse el tiempo que me llevaban, la tensión era muy fuerte, aún cuando llevaba años haciéndolo”.

De a poco su escritura se modificó y fue otra vez territorio, uno en el que podía opinar sobre todo. Con columnas polémicas y hasta insidiosas, como las que hablaban sobre una mujer acusada de haber matado a su hijo después de haber sido violada, lo dijo así en Libération: “Ningún hombre en el mundo puede saber lo que significa para una mujer ser tomada por un hombre que ella no desea. La mujer penetrada sin deseo está en el crimen. El peso cadavérico del goce viril encima de cuerpo tiene el peso del crimen que ella no tiene la fuerza de devolver: el de la locura”.

Duras  se volcó con entusiasmo al cine promediando los 50 y colaboró con Alain Resnais en “Hiroshima Mon Amour” (1959), historia antibelicista fundacional de la nouvelle vague, el guion, basado en la relación de una actriz francesa y un arquitecto japonés, Marguerite lo escribió en nueve semanas. Cine y libros se entrelazan en la autora, asi tanto que, “India Song”, terminó en un guion reescrito y transformado en libro en el 73. Varios de sus largometrajes y cortometrajes, resultaron textos que se publicaron con el nombre de “El navío Night” (1979).

Margarite en 1982, se enfrentó a la muerte por coma etílico. Siguió escribiendo, pero en 1988, una traqueotomía por fumadora la hospitalizó un años. Durante las desintoxicaciones, escribía. Siempre escribía. “El arrebato de Lol V. Stein”, su novela más compleja en el estilo , cuenta que la desarrollo mientras quería dejar el alcohol: “Yo estaba desintoxicándome cuando la escribí. Y siempre asociaré el libro al miedo de vivir sin alcohol. Es una novela en sí, la historia de una mujer que se vuelve loca por un amor latente, que no enuncia nunca, que no pasa al acto”. Duras vivió su final junto a Yann Andréa, homosexual, 40 años menor que ella. “Todos los hombres son homosexuales en potencia, solo les falta saberlo”, dijo ella. Vivían en París, la ciudad que le permitía ser, la que la iluminaba.

Marguerite Duras es la escritura, no importa cómo, no importa qué y no importa cuando, y éste libro nos cuenta todo sobre ella.

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