Esto del encierro me volvió mucho más ecológica y a vos? Me dí cuenta que generamos más basura de la necesaria, en la vida material y en la otra. Lo de la vida material es mucho más simple de enmendar, como todo lo que es materia. Pero la otra…
¿Te pusiste a pensar cuánta gente tóxica te rodea? ¿y por qué la aguantamos? Y sí, ya sé que parecemos Cuba y que intervinieron Vicentín para expropiarla y la mar en coche, pero creo que aunque no lo parezca están relacionados estos temas. Cuánto sarro estamos dispuestos a soportar en nuestra vida, sería la pregunta exacta. Y cuando digo sarro digo gente envidiosa, falsos profetas, amigos de ocasión, boludos de cabotaje que te desprecian porque sí, pseudo intelectuales que si los lijás un poco solo repiten lo que leyeron sin pensamiento propio. No hablo de los que opinan distinto y apasionados discuten ideas, esos me gustan, y mucho. Hablo del tipo resbaloso, tipo como humano tipo, sin género. Aclaro porque ahora hay que aclarar todo, y alargar así lo que puede ser simple.
Bueno, se me ocurrió que cepillemos en esta cuarentena (es una forma de llamarla) a toda la basura de nuestra vida, para limpiarnos por dentro. Ecologicemos nuestras emociones. Y entonces si le regalamos tiempo a alguien, tiempo de amor, de espera, de enojo, de charla, de ira, de ternura, de algún suspiro lleno de todas las sensaciones juntas; que sea a un ser que hayamos elegido. No a esos que se nos van colgando como sanguijuelas para chupar un poco de esencia.
Hoy te propongo una vida verde, liviana, sin cargas, sin habichuelas maliciosas, sin bifes inmerecidos, pero llena de un nuevo argot vital: desembasurémosno. ¿Te animás?