Las Voladoras

«Amar es morder, uno quiere comerse lo que ama, incorporarlo a tu cuerpo aunque eso implique desaparecerlo”

Mónica Ojeda

Las voladoras reúne ocho cuentos que se ubican en ciudades, pueblos, páramos, volcanes. Todos espacios transformados en no lugares, porque en ellos, lo sobrenatural, un cierto terror que tiene que ver con nuestras raíces latinas, la violencia, lo terrenal y lo místico, se unen en el mismo universo ritual e indudablemente poético.

Mónica Ojeda (Ecuador, 1988) es autora de las novelas La desfiguración Silva (Premio Alba Narrativa, 2014), Nefando (2016) y Mandíbula (2018), así como de los poemarios El ciclo de las piedras (2015) e Historia de la leche (2020). Sus cuentos han sido recogidos en Emergencias. Doce cuentos iberoamericanos (2014) y Caninos (2017). Ha sido seleccionada como una de las voces literarias más relevantes de Latinoamérica por el Hay Festival, Bogotá39 2017 y premiada con el Next Generation Prize del Prince Claus Fund 2019 por su trayectoria literaria.

En lo personal, la considero una adicción, al nivel de Gabriela Cabezón Cámara, o Selva Almada. Son autoras que nos van envolviendo en sus propios miedos, en sus oscuros deseos hasta que no podemos vivir sin ellas. Sus narraciones son las nuestras, las que no nos animamos a contar.

En Las Voladoras hay criaturas que se suben a los tejados y vuelan, una adolescente que se enamora de la sangre, una profesora que recoge la cabeza de la vecina en su patio y la fotografía, una chica incapaz de separarse de la dentadura de su padre perro, dos gemelas ruidistas en un festival de música experimental con la particular experiencia de una de ellas, sordomuda. Hay mujeres que se lanzan desde lo alto de una montaña, suceden terremotos y hombres chamanes aparecen, conjuros, silencios y la inefable certeza de que todo esto que es ajeno, también es posible.

En varios de los relatos, lo familiar asusta . Es que, como todo lo fundacional, la familia no deja el terror de lado. Sus relatos lo van contando, en ‘Caninos’, con padres que inevitablemente muerden, nos muestra Ojeda la violencia intrínseca del amor. En ‘Slasher’, aparece la estética gore, pero con su particular mirada y utiliza el sonido para que nuestras entrañas se muevan al compás.

Disfruté mucho el cuento ‘Soroche’, que documenta voces femeninas. La voz de Ana duele por su profundo odio, el que produce un mundo cruel con el género, sin embargo, como en la vida, estas mujeres son incapaces de amarse, se lastiman entre ellas. Lo andino está siempre presente en sus historias, pero no es paisaje, es un mundo que no pudo evitar el embate globalizador de la tecnología, a la que no hay chamán que se le resista. En ‘Terremoto’, el apocalipsis de la madre tierra y el incesto se unen para dejarnos sin palabras.

En el ‘El mundo de arriba y el mundo de abajo’, se hace presente la voz masculina. Este cuento de duelo vuelve necesaria la magiam en el afán desesperado por revivir un cuerpo. La conciencia de la finitud, Mónica Ojeda la lleva a una expresión única.

En fin, en Las Voladoras, nos encontramos con una autora que es capaz de unir la mitología tradicional con la andina, hacer sangrar la tierra, desgarrarla, su voz nos obligará a comprender el asesinato de una hermana como una obra en pos de la identidad. Para Ojeda, infierno, paraíso y familia son sinónimos. Y son mundos que narra con fiereza y poesía. Esta autora es alucinada, errante, también es una voz estética y concreta que nos representa, que nos visibiliza y que escribe como la puta madre.

Impresionante.

Diario de Cuarentena: Nefando

Llegando a los 200 días de cuarentena ya es pasional recomendar un libro cada domingo, hoy me la juego por una novela de la talentosa ecuatoriana Mónica Ojeda.

‘Nefando’ es una novela estructurada a la manera de la segunda parte de Los detectives salvajes, (No hay escritor al que no le guste Bolaño; al menos yo lo idolatro)una novela que podría llamarse coral. La autora nos muestra una investigación sobre un videojuego que presumió un gran escándalo al incluir entre su despliegue gráfico videos de pederastía. Los responsables directos de que dicho videojuego —llamado ‘Nefando’, claro—son tres hermanos, los Terán, que lo colgarán en la ‘web oscura’, y e descubrir cómo se les ocurrió la demencial idea de jugar con imágenes escalofriantes. deciden entrevistar a colaboradores y amigos de los creadores. La novela nos va llevando a un clima en el se oculta una novedad patológica, que no deseo spoilear pero que amerita la lectura. Durante las entrevistas, se configuran los relatos particulares de cada personaje que aparejan una voz propia, un estilo propio en un gran trabajo formal por parte de Ojeda, que demuestra un sólido dominio del idioma, una decisión definida en lo moral ya que no escatima escenas peliagudas en tiempos donde todo está mal visto, aún en la ficción, a punto tal que los libros se han vueltos recetas mojigatas de la vida; pero lo más interesante son sus cualidades narrativas. La versatilidad de Mónica Ojeda es admirable.

La portada de ‘Nefando’, muestra pelo y agua, y lo cierto es que su lectura nos remite al horror de algunas películas donde estos elementos son causantes de lo inefable. ‘Nefando’, es innovador, intelectual, es un libro que inquieta, fastidia, nos pone en lugares incómodos. Tal vez por eso se los recomiendo.