Las Primas

…porque nunca falta lo feo en ningún paisaje por más bello que sea…

Aurora Venturini (1921-2015) psicolóloga y escritora argentina, que supo ser amiga de Eva Perón, y tuvo que exiliarse en París, publicó con la misma voracidad con la que escribió, más de cuarenta libros, entre ellos  Las primas, libro ganador del Premio Nueva Novela, Las amigas, El marido de mi madrastra; Nosotros, los Caserta; Los rieles; Eva, Alfa y Omega. Su prolífera obra es interesante para analizar, porque mantiene un hilo rojo que une cada historia, y que la hace única, dentro del mismo espacio ficcional..

Las primas es un vómito de genialidad sin puntos ni comas.. La autora toma la palabra para delirarla en un universo que nos muestra Yuna, la protagonista, que no es más que una artista ensimismada en su inefable realidad. La circunda, la rodea, hace de ella su vehículo para que el arte aparezca sin salvarla, pero mostrando en más de una ocasión lo deforme, retrasado, discriminado y prostituido que puede ser su mundo. Y el nuestro….

La docencia deja de ser para Yuna un remanso, y se vuelve madre, pedófilo, entonces este personaje desinstitucionaliza lo normado, lo vuelve lábil, para reflejarlo en cuadros alucinados de verdad. La hermana deforme con cola almada, la prima muerta tras abortar, la enana sin tapujos oralizando en sexo su desgracia, la tía censora, los ignorantes, la puta sociedad, es una cachetada que Aurora Venturine escribe con 80 como si tuviese 20 años. Y nos deja frente al espejo:

“En un espejo que nos enfrenta en la pared observé qué poca cosa éramos tanto tía Nené, con el traje que le ajustaba porque estaba gorda y los zapatos tortos y las uñas pintadas y la cara que se parecía a las caras que ella pintaba de vaca (no me vas a comer). Pero ahora una vocecita preguntaba porque me vas a matar, pero yo solo la oía de otra manera…”

Es un mundo de mujeres solas, abandonadas, como si no bastase con lo narrado, un hombre se traga su sexo asesino. Y todo esto que puede parecer terrible Venturini lo escribe con un candor que se vuelve insoportable, con el miedo al pecado, la tragedia descontrolada de los sueños imposibles y la exquisita bestialidad de su pluma.

Nos deja como lectores desnudos junto a sus terribles personajes que primero nos dan asco, luego verguenza, pasamos por la lastimería para terminar cómplices de tanta ignominia, de tanto no dicho, cuando parece haber dicho todo. Las Primas nos van envolviendo, y culminan siendo nuestras, para volvernos procaces, idiotas y miserables como ellas.

Aurora Venturini tenía 85 años cuando logró el Premio Nueva Novela organizado por el diario Página/12. Debimos leerla antes, es, porque su obra permanece, una gran escritora que se atrevió a romper todo aquellos que nos obligan a construir en un texto, Y en esta historia familiar atípica narró lo indecible, realizó lo improbable y paseó por especímenes de género femenino que se alejan de los estereotipos, para volverse hembras, asesinas, muertas, ajusticiadas o suspiros. Uno lee y siente que está leyendo algo primigenio, algo que no puede clasificarse, un texto que no teme hablar de minusválidas o taradas, que llama a las cosas por el nombre que Yuna Riglos quiere. Porque ella es quien tiene la palabra.

“… si la palabra escrita es tan fatigantemente bobalicona como la hablada por mí hacia adentro, quien termine esta melopea absurda me maldecirá por el tiempo que le hice perder sin poder negar que no pudo dejarme a un lado porque encontró en mis estúpidas amarguras de amor y de muerte, muchas de las vividas por sí mismo…”



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