Diario de Cuarentena: Lo que no se ve

En el ámbito económico, un acto, un hábito, una institución, una ley, no producen sólo un efecto, sino una serie de efectos. De éstos, únicamente el primero es inmediato, y dado que se manifiesta a la vez que su causa, lo vemos. Los demás, como se desencadenan sucesivamente, no los vemos; bastante habrá con preverlos. La diferencia entre un mal economista y uno bueno se reduce a que, mientras el primero se fija en el efecto visible, el segundo tiene en cuenta el efecto que se ve, pero también aquellos que es preciso prever.

Esta diferencia es enorme, cuando la consecuencia inmediata es favorable, las consecuencias ulteriores resultan funestas, y viceversa. De donde se sigue que el mal economista procura un exiguo bien momentáneo al que seguirá un gran mal duradero, mientras que el verdadero economista procura un gran bien perdurable a cambio de un mal tan sólo pasajero.

Lo mismo acontece en las ciencias de la salud, las artes y en la moral. Muchas veces, cuanto más grato es el primer resultado de una costumbre, más amargas serán las imprevistas consecuencias ulteriores, como sucede con la incontinencia, la pereza y el asistencialismo, como rutina. Así pues, cuando alguien experimenta el efecto que se ve, sin haber aprendido a discernir los que no se ven, se abandona a hábitos funestos, no ya sólo por inclinación, sino por cálculo. Se acostumbra a recibir sin saber por qué ni si lo merece. Esta teoría de Bastiat está más vigente que nunca entre nosotros. y debemos tener cuidado.

Esto explica la evolución fatalmente dolorosa de la humanidad, que, cercada en su nacimiento por la ignorancia, se ve obligada a determinar sus actos por las primeras consecuencias de los mismos, pues son las únicas que, en principio, puede captar. Sólo con el tiempo aprende a tomar en consideración las demás. Para ello, cuenta con la experiencia y la previsión. La experiencia enseña con eficacia, pero también con brutalidad: haciendo que los experimentemos, nos instruye acerca de todos los efectos de un acto, y así, a fuerza de quemarnos, necesariamente aprenderemos que el fuego quema. Sería mejor utilizar la previsión. Con este fin pretendo indagar sobre las consecuencias de algunos fenómenos económicos, poniendo las que no se ven cara a cara con las que se ven.

Hoy hablan de todo lo que el gobierno ayuda, no se ve todo lo que emite, que es inflación pura, hablan de vacunas, no se ven los negociados, hablan de cuidarnos, no se ve el control. Pero la pregunta es ¿no se ve, o no queremos verlo? Es hora de despertar, en la provincia seguimos en cuarentena, una que nos refleja hasta la próxima navidad. Se unirá la primera ola del virus con la segunda, no se ve el descuido de lo sanitario, la dolencia social, la económica, y el daño moral y afectivo que nos causaron. Pensemos, unidos en un prevenir males peores. Es un pedido y es un deseo, lo que se ve no es más importante que lo no que no se ve.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.