“¿Cuáles son las consecuencias del creciente rol de internet como una fuerza radicalizadora?”, es una pregunta del NY Times hace un tiempo, y debemos pensarla. Ayer otra vez la gente a través de internet se manifestó en Argentina contra la injusticia y en pos de la libertad.
Tenemos giro rápido de nuestra mirada siempre hacia la izquierda y por eso sorprende que la gente moderada, esos ciudadanos que parecen no jugarse, hayan tomado la calle. Entonces los tildan de fachos, derechista, incluso hay artículos para analizar el fenómeno, y tratar de inferir que no pudieron elegir manifestarse solos, sino que fueron influidos por redes y medios. Llama la atención la ausencia de un estudio similar que investigue lo que hay detrás de la radicalización y totalitarismo de izquierda que ha florecido en Venezuela, en Argentina, en Nicaragua o en Cuba (donde facebook o instagram no es tan popular) ni de fácil acceso.
Hay una frase dicha por Bachellet sobre que la derecha tiembla cuando la izquierda sale a la calle y la izquierda parece que no. Primero: ¿por qué todo lo que no es izquierda tiene que ser considerado derecha? y ¿por qué la derecha o el centro deberían temblar cuando la izquierda sale a la calle? La respuesta a la última pregunta es simple, porque la izquierda, en sus manifestaciones, siempre lleva violencia, incendio y asalto a locales comerciales, bombas incendiarias, insultos, vandalismo en los bienes públicos y edificios en la trayectoria del avance de las turbas organizadas y dirigidas por profesionales del terrorismo callejero. A algunos que se escapan los encontraron en Brasil, como el que bombardeó y apedreó el Congreso Nacional. Siempre resultan ser “infiltrados”. Todos sabemos que es mentira.
La gente que viene marchando aún en cuarentena por coronavirus en Argentina no incendia, no asalta, no destruye, no golpea, no tiene capucha, ¿es que es cobarde?, tal vez, ¿es que teme a los golpes?, probable, ¿es que el enfrentamiento físico las atemoriza? probable también, pero actúa así porque son la clase de personas para las cuales la razón fue el reemplazo definitivo del piedrazo y en muchos casos es una actitud heredada de muchas generaciones. Son familias las que marchan, trabajadores, independientes, productores, expropiados, olvidados por este poder hegemónico y corrupto que avanza sobre las instituciones sin descanso.
La policía está acorralada por los medios de comunicaciones controlados o cargados de un falso progresismo, si trataran de hacer cumplir las leyes caerían bajo la guillotina propagandística apoyada por los organismos creados y mantenidos por el estado para defender a los infractores (delincuentes) y si intentan protestar son castigados o tildados de golpistas, como ocurrió la semana anterior.
Las redes permiten a los moderados o liberales expresarse a través del ingenio, el humor, la ironía, el sarcasmo. y allí pueden hacerse oír. Lejos de ser comandados, son libres y por eso pueden autoconvocarse y tomar la calle para mostrar una frustración contenida por años y años, que estalló y comienza a salir.
Creo que se vienen nuevos tiempos, la lucha está tomando otro cariz. Que la izquierda no tiemble, la gente no saldrá a la calle a castigar a nadie ni a romper bienes del estado, los vencerá con buenas maneras, o los invitará a debatir en una lucha del intelecto y la capacidad, y así conseguirá los votos para fundar una nueva república, de verdad democrática, justa y respetuosa de las leyes. Basta de mentiras, y de abusos. La calle no les pertenece. Hay caminos que deberían ser de todos.