Uno se cree que las mató, el tiempo y la ausencia.Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta. Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas: En un rincón, en un papel o en un cajón, Como un ladrón, te acechan detrás de la puerta, te tienen tan a su merced, como hojas muertas. Que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y, nos hacen que, lloremos cuando nadie nos ve.
Esta letra de Serrat, refleja lo que siento hoy. Releí mi diario y me dio pena ver como mi alegría se iba transformando, primero en queja, en bronca, hasta llegar al dolor. Me duele la realidad, me duele la muerte de las pequeñas cosas, su ausencia, ese tren perdido en la ignorancia de los poderosos que no resuelven nada pero nos dejaron sin lo nuestro. Este boleto de ida que ya no tiene vuelta, es tortuoso y descuidado, no esta picado por un guarda prolijo y amigable, tiene marcas de sangre, de tiempo perdido, de muertos dolientes y de vidas desmembradas. Es un boleto sucio.
Y entonces es que siento que perdimos el tiempo de rosas ese en el que, en nuestros rincones favoritos podíamos disfrutar, pero para no desesperar, busquemos en algún cajón, un papel plateado por el tiempo que nos vuelva menos robóticos y más amorosos, menos temerosos y más temerarios, para que que esta realidad que nos tiraniza con números símbolos de sometimiento, no pueda tenernos a merced, como personas muertas. Que el viento nos arrastre hacia un lugar mejor, y no nos bambolee en nuestros principios. Debemos vernos unos a otros, para sonreirnos y ayudarnos, luchar juntos por un futuro.
Y tal vez después, cuando nadie nos ve…