Einstein decía que no podíamos pretender un resultado distinto si hacíamos lo mismo. Pero parece que somos cabezones. Y nos resistimos a la evidencia. Más de lo mismo, una y otra, y otra vez. Pretendemos que el asistencialismo en nombre de gobiernos pero con el dinero de impuestos que pagan los ciudadanos resuelva la falta de ideas y de estadistas que tenemos. O sea seguimos con las mismas recetas, pero ahora les ponemos odio al condimento. Odio al prójimo. Odio al que pudo estudiar, odio al que tiene trabajo, odio al que te lo da, odio al que logró un porvenir. Como si crecer, mejorar, estudiar, esforzarse, tener algo fuera mala palabra. Nivelando siempre para abajo. Un país que produce alimentos con el 55 por ciento de índice de pobreza. Y eso no es culpa del ciudadano ni de empresas privadas. Es exclusiva responsabilidad de los gobiernos. Voy a detallar sólo los que tuvimos desde el 83: Raúl Alfonsín/ Víctor Martínez, desde el 83 al 89, todos sabemos como terminó. Carlos Saúl Menem/Eduardo Duhalde de 1989 a 1995. Y Carlos Menem Carlos Ruckauf desde el 95 al 99, FREJUPO y PJ en cada caso. Fernando de la Rúa desde 1999 al 2001, con la consabida crisis, segundo gobierno radical sin terminar mandato, Adolfo Rodríguez Saá por el Justicialismo durante el 2001 y Eduardo Duhalde por la misma fuerza hasta el 2003, año que asume Néstor Kirchner en segunda vuelta con Daniel Scioli, por el PJ Frente para la Victoria. Luego viene la Presidencia de Cristina Fernández/ Cobos de 2007/2011 y Cristina Fernández/Amado Boudou, de 2011 al 2015 por el PJ Frente para la Victoria. En 2015 asume Macri/Michetti por Cambiemos y en el 2019 nuevamente el PJ con la fórmula Fernández/Fernández. Este recuento nos permite observar que el peronismo gobernó más de veinte años desde la vuelta a la democracia, ¿por qué pensamos que van a hacer algo diferente? ¿no sería un modelo ya probado? Tuvieron tiempo de sobra para mostrar su eficacia. Creo que es hora de dejar atrás concepto binarios limitantes como país. Y comprender que es desde un nuevo diagnóstico que podemos generar un proyecto que de verdad incluya a todos los argentinos. Y que no promueva odio de clases ni de pasados que desde un pensamiento crítico pueden cuestionarse, como siempre podemos hacer con la historia. He votado a dos de estos gobiernos, no tengo problemas partidarios. Pero si creo que hay cuestiones no negociables, una es la honradez, otra la verdad histórica. Basta de Mentiras.
Todos los días quiero escribir un diario positivo. Todos. Pero cada vez cuesta más, el ánimo de la sociedad se expande y nos abraza en una realidad que no podemos soslayar. Al fin de cuentas, soy una mujer más que llora por su patria.