Nota Revista Veintitrés

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CULTURA 23-06-2024 21:08 Hs.

«Quería hablar de la hipocresía social, de los miedos, de la muerte, de la impunidad, y también de la posibilidad de habitar lo sobrenatural»

 Soledad Vignolo acaba de publicar su novela No me cuentes que sos feliz.

Por Maria Helena Ripetta

«La novela tuvo una primera etapa donde solo fue deseo, nacido por ver a un niño con un cuis muerto que llevaba de la mano con tranquilidad, y comenzó a ser una intriga sobre cómo sería una niña con esa capacidad de aceptación de la muerte, así, de a poco, entre caminatas, fue construyéndose Lili, primero su cuerpo, luego sus características emocionales, tan particulares, tan impúdicas. Pero tenía que tener un contrapeso, y así decidí que la historia la contara María José, su prima, una niña/adolescente/mujer que en apariencia, sigue todas las reglas sociales de comportamiento, sin mucho esfuerzo y que responde al estereotipo de la época», dice la escritora Soledad Vignolo.

—¿Por qué el titulo?

—El título, que en la novela es una frase de Lili, representa la contradicción constante de una novela que elige ser políticamente incorrecta, que busca reflejar una realidad donde la sobrenatural está incluído y que además cuenta el fin de la dictadura y el inicio de la democracia, que telonean la historia de las primas. 

—¿En quien están inspiradas esta primas?

— Lili está inspirada en ese pibe callejero que me crucé, y María José es el modelo de chica de pueblo bien, pero bien rota también, con sus restos y sus bordes. No están inspirados en personas reales, aunque de algunas tome gestos, modos, o escenas

—¿Cómo definis a cada una de ellas?

—Lili forma parte de lo sagrado, es asquerosa, impune, cruel, terriblemente sincera, y capaz de trasmutarse. Lili es necesaria, es la que se atreve porque puede, la que no tiene miedo y pone a actuar los monstruos que ese mismo miedo construyó en nuestra niñez.  María José no sabe quién es. Para ser necesita a Lili, se pasó la vida buscándose y cuando llega a la juventud adulta sigue perdida. Sin embargo par. la sociedad, es una chica recibida y correcta que hace todo más o menos bien. Son lo mismo, en un sentido simbólico son la luz y la oscuridad.

—¿Qué es lo que las une?

—El hilo que construyeron cuando niñas, los miedos que las paralizaban, los juegos iniciáticos y el espanto ante una sociedad, padres incluidos, asquerosamente hipócrita.

—¿Por qué elegiste el humor negro para esta novela?

—Para que pueda soportarse. Si no tuviera esa cuota cínica, de humor negro, como bien decís, la historia que cuento sería inaguantable para el lector. Es necesario dejar que el cuerpo afloje ante tanto espanto, tanto dolor y tanta tragedia, y no hay mejor recurso que el humor oscuro, ese que nos sigue recordando que la historia horrible está ahí, pero que mientras tanto, nos relaja con una sonrisa, alejando la crueldad.



—Cuales eran los temas que querías tocar?

Quería hablar de la hipocresía social, de los miedos, de la muerte, de la impunidad, y también de la posibilidad de habitar lo sobrenatural, que nos acecha siempre en la vida cotidiana.

—¿Te costó dejarlas?

—Lili sigue ahí. Pero no me cuesta, porque soy muy prolifera, y estoy con varios proyectos ya que fueron corriendo a estas primas, sin embargo, estoy segura que Lili algún día volverá, pero dentro de mucho tiempo. Fue un personaje entrañable. 

—¿Qué te gustaría que el lector encuentre?

—Me gustaría que pensaran en mi novela como irreverente, que los interpele sobre algunas cuestiones que aceptamos dentro de la norma y que tal vez no nos pertenecen. Pero dejo libre al lector, como quiero ser libre escribiendo. Cada lector es un universo que lee nuestra historia con sus propias capas, y seguramente tendrán miradas plurales, muchas de ellas nuevas para mí, como ya me ocurre. Y está muy bien. 


—¿Cuándo supiste que querías ser escritora?

—Siempre escribí, desde los 12 años. Pero me asumí escritora a los 40, porque la vida se volvía pesada ejerciendo otras profesiones, así que me sumé a varios talleres de grandes escritores y empecé a tomarlo como una profesión. Ahora también dicto talleres en UNNOBA y en forma particular y me hace feliz nadar dentro de lo literario en el día a día. 

—Tenes rutina para escribir?

—Si. Me gusta escribir por la mañana. Varias horas, no siempre productivas, pero el mate y mi computadora, la ventana viendo verde y si es posible una brisa en la cara, forman parte de mi rito a la hora de escribir.

—¿Por que elegiste escribir?

—Porque sino moriría. No concibo mi vida sin letras, no solo escribir, leo mucho, más de cuatro libros mensuales, la literatura es mi oxígeno. Y el mar, cuando puedo escaparme. 



—¿Tenes otra novela en mente ?


—Tengo dos novelas terminadas, una leyéndose en editoriales y otra en corrección. Y estoy escribiendo dos más. Además tengo un proyecto de cuentos sobre la niñez vulnerada, desde los niños momias hasta hoy. Espero seguir con esta ansia productiva que me permite proyectar y poblar mi mundo de personajes y de preguntas. Para eso leo, para eso escribo

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