La reseña de hoy es sobre Bailarinas un compilado de diez cuentos, seleccionados por Anahí Flores, que también es autora de uno de ellos.
El arte siempre se conecta, la música, el cine, las artes plásticas y la escritura tienen una relación continua. Pero en estos cuentos la escritura se vuelve danza, por eso es posible ir dando pasos historia tras historia que nos elevan como un grand jeté como Una Melodía de Chaicowsky de Laura Massolo, nos damos un pas couru con el gran cuento Estamos en diez de Sebastian Grimberg, o notamos dificultades para el relevé por las Podridas Raíces de Francisco Moulia, no pudo faltar La escuela de Danzas llena de arabesques de Ariel Bermani, o el Telón de José María Marcos; el plié lo sentimos con Libélula de Maumy González, Qué picardía de Carolina Bruck nos envuelve en Pirouettes, en medias puntas y el pasado nos hace mella y nos deja en una plaza sombría de la mano de Plaza Britania de Fernanda García Curten.
Todo esta antología temática es un placer lleno de idas y vueltas, de algunas clásicas cuestiones que hemos leído en Kawabata o Atwood sobre las bailarinas, sus técnicas, modelaciones y finuras, y que en cada uno de los díez cuentos nos vuelven parte de un mundo en plié. Hay dos cuentos que hacen referencia a la competencia cruel, uno excelente de Francisco Moulia que ya nombré, pero me voy a detener en No sin cariño de la propia Anahí Flores: Tres carillas para resumir un mundo, lleno de sueños, de maltratos, de complicidades buenas, y de terribles intenciones que se materializan para cortar con la belleza formal de la danza, pero no es una ruptura cualquiera, es una que viene con el cariño y la admiración, la sangre y la comunión que sentimos las mujeres desde niñas, en este caso, bailarinas. Impecable y pulido relato. El otro maravilloso cuento que fue el que releí por sus bemoles, su atittude, esos tendu que nos propone en el tiempo, la vida misma en Vida de Sara en tres movimientos de la mano magistral de Alejandra Kamiya: La casualidad despertando un mundo, uno que suspendió por hijos, vida cotidiana y silencios, pero que latía en sus pies en arco, en su cuello erguido, hasta que no puede evitar ver que le pasó su vida.
Este compilado está lleno de danzas universales, que mezclan lo bello y lo siniestro, al ritmo de la clásica cuestión laberíntica de vivir. Lo tiene todo, vidrios picados, trajes femeninos adheridos a un cuerpo erróneo, miedos, amor, tormentos, traiciones, no paramos de danzar de cuento en cuento para finalizar rendidos con las puntas de los dedos chamuscadas, identificados en historias que pueden ser nuestras.
Lo recomiendo fuerte.