Hoy quiero reflexionar bajo el sol fresco de la mañana sobre el gran aprovechamiento de este tiempo de pandemia de corrupción, por parte de aquellos que supuestamente desean el progreso y ya no pueden ni defender la mentira que aflora y se repite reiteradamente, cuando los propios actores caen en contradicciones que se evidencian, aún cuando sepamos que en política el cinismo es uno de los rasgos principales.
La impunidad y su maldita costumbre argentina, aparece como sombra mientras se realizan investigaciones de las Fiscalía y los procesos judiciales.que ya deberían haber concluido, contra altos y medios funcionarios públicos y también privados, vinculados a delitos contra los bienes públicos, es decir contra los que dicen proteger. Cuando los actores sociales que defienden este supuesto progresismo de pseudoizquierda sostienen una mentira tan grande con su discurso, tienen que elegir, entre reconocer y rectificar ante las evidencias claras de lo que acontece o, como hace la mayoría, sostener esa mentira a rajatabla tejiendo nuevos y falsos argumentos para mantener tanta falsedad en pie, aunque se ridiculicen por las incoherencias en las que caen.
Alexis Carrel, reconocido médico investigador científico y pensador francés, Premio Nobel de Medicina, analizó a las conductas personales en dos obras: La conducta en la vida y La incógnita del hombre. Habló de la reconstrucción del hombre civilizado, del individuo mal adaptado al clima moral, de la irresponsabilidad y el afán de confort . El afán del provecho, de la satisfacción de los apetitos materiales y la diversión. La cobardía, la intemperancia, la ausencia del sentido moral, la presencia de la mentira que lleva a más mentiras para tratar de sostenerla. Cada cual debe comprender la necesidad de hacer el bien y de evitar el mal y someterse a esta necesidad por esfuerzo de su propia voluntad. La autoridad que miente y persiste en la mentira termina siguiendo en su dinámica de embustero, tejiendo cada vez más falacias y allí caen en contradicciones, que poco les importa pero que se evidencian cada vez más.
Estos siniestros abogados de lo que no es, no sólo están entre políticos sino también entre funcionarios públicos,empresarios y ciudadanos que apoyan sin medir las consecuencias de su fanatismo. Se acostumbran a los sofismas para defender lo indefendible, sin pruebas de descargo sino con leguleyadas. Dejan pasar el tiempo para que continúe la impunidad y no se lleguen a ejecutar sentencias y para ello usan artimañas de todo tipo, utilizando las instituciones de la república . ¿Hasta cuándo vamos a sostener tanta hipocresía? Mientras hablan de cuánto les importa el pueblo, de lo único que se ocupan es de ellos mismos. Pero el resto del pueblo, aquel que no está ocupado en defender lo indefendible para mantener un ideal que parte de premisas falsas, ya no puede permanecer pasivo. Como enuncia Deepak Chopra: La pasividad es lo mismo que defender a la injusticia.