2 de Abril, día para honrar héroes. Anónimos, muertos, muertos vivos, vivos. Compañeros de colegio, de facultad. Padres de familia, hijos. Chicos que fueron inmolados por la ambición y la mentira. Que tenían el orgullo de pertenecer, que sabían de soberanía más que aquellos que los enviaron a la guerra sin cuartel.
Sé que están orgullosos de esa lucha, que no pretenden olvidarla sino reflotar su espíritu. Porque el odio nos enceguece, pero el patriotismo es otra cosa. Es la puesta de sol en una tierra lejana pero nuestra, fusil en mano, temblando de frío pero con la frente altiva de quién hace honor a su bandera. La sociedad se olvida fácil de sus héroes. Piensa que con subir islas en celeste y blanco está libre de pecado. Pero nosotros los enviamos allí. Nuestras miserias. La falta de seriedad política. Y nosotros somos los que les debemos honor.
Honor en la calle, honrarlos con trabajo, con sentimientos patrióticos, con ayudas económicas, con privilegios que ellos sí merecen, a diferencia de tantos.
Sus cascos baleados sobre las tumbas lejanas, esperan algo más que palabras, algo más que miradas, algo más que silencios. Hasta hoy, como sociedad, no estuvimos a la altura de nuestros héroes, en este diario intento honrar a los que veo, a los que no volvieron , a los desconocidos y a cuerpo entero de los grupos de artilleros, marinos, y aviadores que pusieron por encima de sus sueños, el de toda una nación.