Siempre creí en los puentes, y creo que la cultura los puede ofrecer. Claro que es necesario que esos puentes tengan de ambos lados verdad. Y sostengo que los argentinos no estamos pudiendo crear esos puentes por la falsedad del relato. Toda esta cuestión maniquea, de llevar las cuestiones de la pandemia a la barata y populista idea del bien o el mal, la vida o la muerte, es producto de un discurso insostenible que se cayó en pedazos, en un velatorio multitudinario arruinado por delincuentes que tomaron la casa rosada y le quitaron paz a un momento de dolor nacional.
Claro que es discutible si Maradona merecía o no respete, fue un hombre golpeador, adicto, violento, detractor de hijos, y miles de cosas más, pero fue también el mejor jugador de fútbol que tuvimos. Nadie que no lo desee lo tiene que llorar. Aunque lo lloraron aquellas que dicen ser el colectivo feminista.
El tema es cuando se usa a un ídolo para tapar avances sobre la justicia, cuando se usa al pueblo, al que alientan a asistir y amontonan con miles de casos y tuvieron encerrados meses sin covid a la vista. Cuando se cierra el velatorio para que la foto de una vice no la empañe el pueblo. Cuando toman el patio de las palmeras de la casa rosada gente convicta. Había otras maneras de hacer las cosas, muchas otras.
Hay tal falta de idoneidad en nuestros ministros: Cafiero, Ginés, Frederic y hasta el juninense Meoni, pasando por el de producción, el suave Guzmán, que transa con todos, y no le sale hacerse el populista. Lo hace mal. El país está en llamas. Nos estamos muriendo y fundiendo, pero lo relevante es salvar de la cárcel a los corruptos y quedar bien con Cuba, Venezuela, China y Rusia.
Por eso creo que ahora es cuestión de ciudadanos, tendamos puentes, no nos mintamos más. Amigos de la izquierda, amigos peronistas, radicales, liberales, tiendan puentes, sean sinceros, abran los ojos, es hora de ser patriotas y no de sostener relatos falsos. La grieta está entre la clase política y los ciudadanos, y les conviene a ellos. Nosotros estamos confinados, exprimidos, muertos o muertos de hambre, separados, enojados y reprimidos. Demasiada muerte y demasiada exclusión en muy poco tiempo. No es cambiando la a por la e, no es sosteniendo falsedades, es con puentes y con verdad, o nos quedamos sin Argentina. Pongo algunas piedras que obstaculizan para usarlas como puente, a ver si de una vez por todas nos damos cuenta de que la mentira no construye, esa mentira es el río. Como dice la gran Herta Müller : El río no se preocupa del puente; discurre a su lado.