Artículo no publicado en todos los medios locales a los que lo envíe.
¿Por qué nos odiamos? ¿Por donde pasa esa energía que nos inspira más a la división que al amor? Es muy posible que tengamos a ir hacia épocas fundacionales, unitarios, federales, socialistas, radicales, luego arribando el peronismo, golpistas de izquierda y derecha.
Todas antigüedades, pensamientos obsoletos que no sirven para modelar un país con alcance. Hacen falta nuevas miradas. Políticas de estado que nos contengan bajo un proyecto de país hacia el futuro.
¿Quién gana con el divisionismo actual? Un sistema instalado que pretende vivir del ciudadano y que no es ni de izquierda ni de derecha, porque va girando en un círculo poco virtuoso para nosotros, pero perfecto para ellos, que los lleva a mantenerse en el poder por décadas mientras los que trabajamos, los que la luchamos, aquellos que no viven de la teta de ese mismo establishment seguimos pagando impuestos, atiborrados de presiones que nos impiden crear y que nos mantienen ocupados en la subsistencia básica.
Pero tenemos que trascender esta manera de hacer política, tenemos que poner en tensión estas estructuras instaladas que nos impiden potenciarnos o al menos ser mejores. Creo en la gente, en los ciudadanos, en todos, después habrá quienes demuestren que no valían la pena, pero por cada uno de ellos, habrá muchos para abrazar. Me resisto a pensar que no hay otra forma de vivir o de actuar más allá de la de la miserable condición gregaria actual.
Los individuos somos importantes, todos y cada uno, los colectivos tienen sentido si se crean para estar en pos de los individuos y no de ideas absurdas o supuestas verdades absolutas o indiscutibles.
Demos vuelta la política, pongamos en tensión cada uno de sus frondosos esqueletos públicos. Peleemos por la división de poderes y la República, porque si no comenzamos a crear un proyecto que nos una y nos propulse al futuro, estamos condenados.
Los invito a seguir pensando como individuos. Decía José Martí: El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo.